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“Cero palanca”: Larrañaga Vidal y la enseñanza del “camino propio” que le dejó su padre

El hijo del exministro del Interior quiere ser intendente de Paysandú, como lo fue su padre. El suyo sería un gobierno “de cercanía”, dice.

18.03.2025 12:03

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2025-03-18T12:03:00-03:00
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Por César Bianchi

Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti

Jorge Larrañaga nunca le quiso allanar el camino a su hijo Jorge Larrañaga. Cuando el hijo le dijo al padre que lo quería acompañar en política, con un grupo de jóvenes que lo tendrían a él como líder, el papá, “el Guapo” le dijo que estaba bien si era lo que quería hacer, pero debería hacerse cargo de recorrer su propio camino. Y así fue. Jorge Larrañaga Vidal (35) se recibió de abogado, fundó junto a socios su propio estudio jurídico, y comenzó a hacer política bien de abajo, en su Paysandú natal.

Ahora, el hijo tiene la edad que tenía su padre cuando fue intendente del departamento. Y es el hijo el que quiere seguir sus pasos, y llegar a ser jefe comunal de Paysandú. El 11 de marzo, Larrañaga Vidal asumió la banca de senador (cuyo titular es Sergio Botana), y así, Larrañaga Jr. se sentó en el mismo asiento que le correspondió a su padre. “No es una banca cualquiera”, dijo. “Hoy, desde este lugar, reivindico su compromiso y lo reafirmo con mucha convicción”, agregó, emocionado. 

Tomando un café que compró especialmente para la visita de Montevideo Portal, Larrañaga Vidal dedicó un buen rato a explicar por qué quiere ser intendente de Paysandú, cuáles son sus atributos diferenciales, por qué hace tanto hincapié en la creación del empleo y la zona franca en su tierra como un enclave urgente. Larrañaga competirá en sus aspiraciones contra el exintendente Nicolás Olivera, quien irá por su segundo mandato, apuntando a estar “más cerca” de los sanduceros, tener “más diálogo” y acordarse de todos los demás pueblos que no son la capital departamental.

¿Cuál es la imagen más primitiva que tenés de la política?

Cuando allá en Paysandú yo preguntaba dónde andaba el viejo, pasaban horas y horas, y él no volvía a casa. Nosotros vivíamos afuera de la ciudad, en una chacra. En aquel momento estaba absolutamente despoblada esa zona, hoy la ciudad se ha extendido muchísimo. Preguntábamos dónde estaba el viejo y él andaba en alguna recorrida o andaba en la intendencia atendiendo gente. Ahí me empecé a dar cuenta de que estaba llevando adelante una actividad diferente a la del resto. Y cuando era chiquito también, a veces entrábamos a una heladería o íbamos al cine o a comer alguna pizza por ahí, y yo veía que al viejo lo venían a buscar, lo saludaban, todos le llamaban de una forma. Le decían “Guapo”, “intendente”, y ahí me empezaron a quedar grabadas imágenes que llevo hasta el día de hoy, que mostraban que el viejo estaba haciendo política.

Vos estudiaste abogacía y después te especializaste en derecho comercial corporativo. ¿Cuándo te picó el bichito de la política? ¿Cuándo dijiste “che, lo mío también va por acá”?

Primero, siempre lo acompañé al viejo, desde chiquito, a veces a regañadientes, en las recorridas, en alguna gira. Pero puntualmente fue acá, en la capital, en el 2016 y 2017. Veía que mi padre acá en la capital, desde el punto de vista de la juventud, estaba poco acompañado. Me parecía que hacía falta un grupo de jóvenes que lo acompañara más. Él realmente le daba mucha importancia a la juventud y a las nuevas expresiones en la política, a las nuevas generaciones. Le daba mucho lugar, le daba participación. Ahí, un día me reúno con un compañero, Pablo (Cayafa), y empezamos a conversar. Y me dijo: “¿Por qué no empezamos a hacer mano a mano con el Guapo? Pablo está conmigo desde el día uno. Nos juntamos en un café y dijimos: “Algo tenemos que armar para acompañar al Guapo. Empecemos a juntar una barra, hacemos reuniones mano a mano”, en un ambiente diferente a lo que era la convocatoria a las actividades políticas, que eran en algunos lugares medio lúgubres, poco atractivos, abarrotados de gente.

Ahí tuvimos la idea de por qué no hacer algo distendido, tomando mate, tomando un café, en una ronda de jóvenes. Y ahí, además, cuando conocieran al Guapo se iban a dar cuenta de que era un tipo cercano, que era un tipo honesto, que tiraba siempre alguna broma. Estoy hablando de hace ocho años atrás. Me acuerdo que la primera juntada la hicimos en la casa de una prima mía, Agustina, y fueron 120 jóvenes. No entrábamos adentro del living de la casa. Y ahí se armó un ida y vuelta, y le preguntaron de cosas políticas, de cosas cotidianas. Y ahí quedó conformada una agrupación.

¿Cuál era tu aspiración en esa época, al comienzo de todo? ¿Era llegar al Parlamento, era ser intendente, algún día? ¿O, quizás, algún día, llegar a presidente, como ambicionó tu padre?

Al principio era acompañar a mi padre, porque yo sabía que él le podía aportar muchísimo al país, y quería acompañarlo, quería hacer algo más que lo que correspondiera a mi fuero íntimo, a mis actividades. Armamos esa agrupación, y mi objetivo era acompañarlo a él con una barra de jóvenes. En aquel momento él estaba con la propuesta “Vivir Sin Miedo” y nosotros salimos a juntar firmas, y le entregamos un paquete de firmas que fuimos recolectando; salimos a debatir, y después nos presentamos a las elecciones, pero mi objetivo era ese nomás.

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“Yo estoy muy contento con la relación que llevé con mi padre. Lo acompañamos todo lo que pudimos, desde chiquitos, tanto en la política como en las actividades que le gustaba hacer. Y cuando él nos decía: ‘Muchachos, vamo’ arriba, tenemos un acto grande, acompáñenme’, nosotros estábamos al pie del cañón”

Después, me fui dando cuenta de que la política es una tarea noble, es una herramienta para cambiar un montón de cosas. A mí me ha pasado de estar en el llano, a la intemperie, con un trabajo colectivo fuerte, y hemos podido darles soluciones a muchos problemas que tiene la gente, a muchos planteos que tiene la gente.

Después sí, era entrar al Parlamento, no me importaba si era de titular o de suplente, pero era tener la posibilidad de canalizar ciertas cosas que yo iba viendo en la sociedad.

Tu viejo falleció de una forma abrupta, inesperada. ¿Recordás tu último encuentro con él? ¿Recordás tus últimas palabras con él?

Sí, estuvimos hablando de caballos de carrera, el día antes. Era una de las pasiones que compartíamos. Estuvimos hablando, por supuesto, algo de política, pero más que nada de unos potrillos que él veía con mucha esperanza.

¿Te quedó una espinita por no haber podido despedirte, o sentís que se dijeron todo?

Yo estoy muy contento con la relación que llevé con mi padre. Y mis hermanos también, porque fuimos muy compañeros con él, y él también con nosotros. Lo acompañamos todo lo que pudimos, desde chiquitos, tanto en la política como en las actividades que le gustaba hacer. Me acuerdo que en Paysandú cuando éramos chicos, a él le gustaba ir por el río Uruguay de pesca, y nosotros estábamos ahí. Al viejo le gustaba ir a ver alguna velada de boxeo donde fuera, y nosotros íbamos a acompañarlo. El viejo iba a alguna recorrida a caballo, por ahí, en alguna marcha, y nosotros estábamos al lado. Cuando digo “nosotros”, hablo de los más grandes, Aparicio y yo, después también Juancito, Faustino era más chico, pero siempre estábamos ahí. Y cuando él nos decía: “Muchachos, vamo’ arriba, tenemos un acto grande, acompáñenme”, nosotros estábamos al pie del cañón.

Cuando vos sos muy amigo de tu padre —porque era así, yo al viejo lo consultaba, le contaba todas mis cosas personales, y nos entendíamos de memoria—, y sí, obviamente te queda la espinita… pero son las cosas de la vida, la vida tiene sorpresas de todo color, duras, a veces buenas, y a nosotros nos tocó vivir eso. Y bueno, el viejo, en cierta forma, también nos fue preparando para esos momentos adversos.

Tengo el dato de que él, lejos de favorecer tu crecimiento, casi te dijo: “hacé tu camino por la tuya”. ¿Es cierto que no te allanó el camino en la política, sino todo lo contrario?

Es cierto, cero palanca, y yo lo entendí. Yo sabía que iba a ser así, yo lo que quería era acompañarlo a él, no me importaba más nada, en aquel momento. Pero sabía que conforme fuera avanzando, él no me iba a dar ningún espaldarazo. Él me dijo: “Mirá hermano, que si vos entrás, la tenés que luchar solo, acá cada uno hace su camino. Este va a ser el tuyo, yo te tengo mucha fe, pero la vas a tener que luchar vos; yo hice el mío a base de un enorme sacrificio, y a vos te va a corresponder lo mismo”. A veces era dificilísimo llamarlo y decirle: “Che viejo, tenemos una reunión de jóvenes en tal lado, ¿podés darte una vuelta?” “No, hermano, estoy en Tarariras, en una reunión de la agrupación tal”. Siempre me esquivaba.

¿Y eso te hizo más difícil el crecimiento en política?

Creo que fue mejor, porque me hizo dar el máximo, me hizo no descansarme… Igual no lo iba a hacer, porque yo tengo mi orgullo también, y me gusta llevar proyectos adelante, en conjunto con la gente, pero no me gusta que nadie me dé nada hecho, y como sé que nadie le dio nada a mi padre y todo lo hizo a base de un enorme esfuerzo, yo aprendí eso de chico y es lo que vengo haciendo ahora, más. Es más, recibo muchas críticas de mis compañeros de la estructura, porque a veces me dicen que tendría que hacer más referencia al Guapo. A veces en Paysandú tengo algún reparo en poner imágenes de él, casi siempre lo recuerdo en las fechas de él: su fecha de fallecimiento, de cumpleaños, alguna marcha a caballo, pero después, en política, trato de ser fiel al ejemplo que me enseñó, de hacer el camino propio.

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“Si en poco tiempo mi viejo logró disminuir los delitos (creo que la pandemia no tuvo nada que ver), si seguía avanzando el tiempo, la iba a dominar mucho más todavía. Y era un tipo que estaba siempre en todos los detalles, no se le escapaba ni una”

Jorge Larrañaga fue el primer ministro del Interior del gobierno de coalición partidaria, y le fue muy bien en el período en que estuvo al frente de la cartera. Después, con los otros dos ministros la cosa empezó a no ir tan bien. Los detractores decían que a tu padre le fue bien porque contó con la pandemia a su favor. Es contrafáctico, pero ¿qué hubiera pasado con los números de los delitos, si él hubiera continuado como ministro?

Yo creo que hubiera seguido mejorando, no tengo ninguna duda de eso, hubieran seguido descendiendo. Porque él era un tipo que a medida que iba avanzando el tiempo y se ponía en el ejercicio y agarraba calor, mejor le iba. Entonces, si en poco tiempo logró disminuir los delitos —yo creo que la pandemia no tuvo nada que ver, porque después la movilidad siguió aumentando y los delitos siguieron disminuyendo—, por tanto, si en tan poco tiempo logró disminuir todos los delitos, si seguía avanzando el tiempo, la iba a dominar mucho más todavía. Y era un tipo que estaba siempre en todos los detalles, no se le escapaba ni una, podía detectar donde había algún problema tanto del personal, del funcionario, como de lo que estuviera pasando en el territorio. Era un tipo muy observador, agudo en ese sentido, y eso lo iba fortaleciendo a medida que pasaba el tiempo.

¿Por qué querés ser intendente en Paysandú?

Porque queremos llevar una nueva mirada para Paysandú, con un perfil más enfocado en los pequeños grandes problemas del día a día de los vecinos. Queremos mejorar la calidad de vida de la gente en los barrios y en el interior del departamento. Porque venimos poniendo el foco en la generación de empleo, que es la principal tarea que tenemos en los próximos cinco años. Apostamos al diálogo y al entendimiento. En eso vamos a hacer foco, siempre cerca de los vecinos, recorriendo y escuchando sus planteos, porque en definitiva de eso se trata la política: de afinar bien el oído para poder brindar respuestas y soluciones.

Hay que tener concebir un Paysandú integral, no centralizado, no solamente apostando a lo que es la ciudad. Y porque nosotros tenemos un equipo que está preparado y queremos apostar al diálogo continuo, a tender puentes con todos, para darle lo mejor a Paysandú. Y creo que eso va a ser muy necesario, producto de que el próximo gobierno departamental va a ser del Partido Nacional y el gobierno nacional es del Frente Amplio. Por más de que Orsi sea el presidente de todos los uruguayos, es un gobierno del FA.

Queremos llevar adelante un gobierno de cercanía, porque tenemos un equipo que está cercano a la gente, y eso es fundamental. Yo le doy la máxima importancia a eso, porque para poder hacer las cosas, uno tiene que estar en el territorio. No se pueden hacer las cosas detrás de un escritorio. Y muestras de eso hay un montón.

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“Queremos llevar adelante un gobierno de cercanía, porque tenemos un equipo que está cercano a la gente, y eso es fundamental. Para poder hacer las cosas, uno tiene que estar en el territorio. No se pueden hacer las cosas detrás de un escritorio”

Mirá, los otros días andaba por uno de los barrios de Paysandú, el barrio Amanecer, y tienen un problema desde hace un montón de tiempo: de niveles de la calle, de entubamiento. Están en el arroyo de la curtiembre y cuando llueve tienen el agua a 1,20 metros, aguas servidas, eh. Son un montón de familias que tienen ese problema y ahí corresponde también que lleguen los servicios de la intendencia, además de los de OSE.

Me da la impresión de que hay ahí algunas críticas veladas a tu correligionario y competidor en la carrera por ser jefe departamental, Nicolás Olivera.

No, no hay crítica. Yo entiendo que la gestión de Olivera ha sido correcta. Nosotros tenemos que poner el énfasis en cosas que nos parece que hay que mejorar en Paysandú y en donde Paysandú tiene que crecer. No escapa a nadie que Paysandú tiene que tener un rol mucho más activo, el gobierno departamental tiene que tener un rol activo en lo que es la generación de empleo. Paysandú es uno de los departamentos que tiene mayores índices de desempleo del país.

A propósito de eso, en Buscadores te pregunté cuál es la prioridad para los sanduceros, porque en la capital está claro que el principal problema es la limpieza, la recolección de residuos. En Canelones esa no es la principal urgencia, por ejemplo, ahí el principal problema es la movilidad. Te pregunté cuál es la prioridad en tu departamento, y vos contestaste: “el empleo”, algo que parece una competencia nacional. ¿Qué puede hacer la intendencia en la generación de empleo?

Yo creo que muchísimo. En virtud también de la conformación de equipos y del relacionamiento que pueda haber entre el gobierno, los privados y las fuerzas vivas del departamento; la posibilidad de atraer inversiones en función del potencial que tenga el departamento será mayor. Y Paysandú tiene una oferta y un potencial tremendo. Del turismo ni qué hablar: turismo hotelero, turismo termal, turismo histórico, turismo empresarial… Tenés que segmentarlo y fortalecerlo muchísimo más en cada área. Turismo de atracción, de disfrute, de acceso al río, falta muchísimo. Nosotros tenemos un lugar histórico en Paysandú que es la Meseta de Artigas, que es único, que genera un evento masivo anual que es el “Encuentro con el Patriarca”, pero si vos vas un fin de semana cualquiera, no hay nada. Yo creo que ahí perfectamente se puede hacer un desarrollo ecoturístico, con cabañas, con fogones, con paseos a caballo, con acceso al río.

Nosotros hoy en la ciudad de Paysandú tenemos un puerto que está prácticamente obsoleto. Yo creo que a ese puerto podríamos transformarlo en un puerto deportivo y ahí también le das una movilidad importante al barrio del puerto, con un cluster maderero también, con desarrollos y con emprendimientos que se puedan instalar ahí. Y el puerto actual lo trasladás a Casa Blanca, que es el puerto natural en Paysandú, por el calado, por la profundidad y por la salida. Y ahí se puede hacer un puerto deportivo con acceso al río. Lo que tiene que lograr Paysandú es ir fortaleciendo determinados sectores económicos.

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“Tenemos que conformar buenos equipos que conozcan las ventajas comparativas del departamento y que, con proyectos, con estrategias, salgan a venderlos. Las inversiones no van a venir solas. Por eso hablo de ponerles una alfombra roja a los inversores”

Nosotros tenemos la universidad. Hay carreras de ciencias que se pueden retroalimentar con ciertas inversiones. Por ejemplo, la industria química y farmacéutica generan una posibilidad de inversión enorme. Muchas de esas inversiones terminan en el sur del país. ¿Por qué no lograr aterrizarlas en Paysandú?

Lo que nosotros tenemos que lograr es conformar buenos equipos que conozcan las ventajas comparativas del departamento y que, con proyectos, con estrategias, salgan a venderlos, en el buen sentido de la palabra. Si nosotros no hacemos eso, las inversiones no van a venir solas. Por eso hablo de ponerles una alfombra roja a los inversores. Tenemos 200 hectáreas en Paysandú en corrales de abasto, y hay estudios que dicen que hay aguas termales. ¿Por qué no hacer un parque acuático? ¿Por qué tenemos que ir nosotros a Salto, a Acuamanía, si nosotros tenemos todo en Paysandú? Las termas se han remodelado, están muy bien. Yo creo que a veces no es solo infraestructura, sino que es pensar cuál es la movilidad y la atracción turística en esos lugares.

Te escuché hablar de la necesidad de una zona franca al norte del río Negro. ¿Por qué Paysandú sería un buen lugar?

Una zona franca en Paysandú significa que empresas puedan instalarse con menos impuestos y más facilidades. ¿Qué gana la ciudad? Más trabajo para la gente, mejores sueldos y más movimiento en comercios y servicios. Es una forma de traer inversión, que Paysandú crezca y que haya más oportunidades para todos. Si bien ya estuvo plasmado en algún programa anterior, por decisiones políticas no salió de la tinta y el papel. Nosotros sí tenemos la voluntad política de llevar esa tarea adelante.

Paysandú es un departamento que tiene un problema grande con la diferencia cambiaria. Y eso podría colaborar muchísimo, en ese sentido. La zona franca en Paysandú es necesaria. Y por eso te decía que hay que tener equipos que puedan tener diálogo. Si vos no tenés inversionistas potentes que tengan el objetivo de ir a instalar o de colaborar en la instalación de una zona franca en Paysandú, no lo vas a lograr. Eso requiere de un enorme diálogo, tanto con el gobierno nacional, como en el sector privado, como las fuerzas vivas.

Como legislador, si bien sos suplente y asumiste una banca temporariamente (cuyo titular es Sergio Botana), ya anunciaste que presentarás un proyecto de ley que apunte a mejorar la seguridad pública. ¿En qué va a consistir ese proyecto de ley?

Nosotros anunciamos un proyecto de ley en el que estamos trabajando, lo estamos armando bien. Consiste en la coordinación interinstitucional, que lo que quiere decir es coordinación entre diferentes organismos del Estado, que tienen información de hechos delictivos. Es sabido que el Mides tiene información de donde, a veces, hay una boca de pasta base, lo mismo con Fiscalía, lo mismo con la Jefatura de Policía departamental, lo mismo con el INAU. Lo que nosotros queremos es un ámbito formal, donde se canalice, se centralice toda la información. Que se unifique todo eso, pero de manera formal, con estructura, con eficiencia, y donde se trabaje también con inteligencia.

¿Eso ya no pasa? ¿No hay una comunicación interinstitucional en pos del combate al delito?

No, al contrario, la información queda por el camino, y se pierde, y no está centralizada, y no se maneja de forma eficiente, y tampoco es reservada, como debería serlo. Yo no digo que no haya comunicación entre las instituciones, lo que digo es crear un ámbito formal de unificación. Falta institucionalizarlo. Te lo digo porque he conversado con funcionarios de diferentes organismos del Estado, y obviamente hay información que se pierde, que no se centraliza y que no se maneja en forma conjunta. Eso es así.

También crea más burocracia, ¿no? Es crear otro organismo.

No, porque si se lleva de manera eficiente y se trabaja con estrategia, no es burocracia. Yo creo que eso es muy bueno para la seguridad, y sobre todo para la seguridad a nivel departamental. Es fundamental coordinar con estrategia, con inteligencia, sumando infraestructura y tecnología también, a toda la información delictual que pueda haber en los departamentos. Te puedo asegurar que es fundamental para combatir la inseguridad.

Saliste a cuestionar al ministro del Interior, Carlos Negro. ¿Por qué? ¿Entendés que se está dando por vencido antes de tiempo en el combate al narcotráfico?

Sí, a mí me pareció un mensaje muy malo. Me sorprendió, pero sobremanera, cuando lo escuché. El uno del Ministerio no puede dar ese mensaje derrotista. Para mí es un mensaje de derrota tremendo. Después podés remarla como quieras, pero ese pensamiento profundo corresponde también a la visión que vos tenés. Después andá a salvarla, andá a arreglarla. Pero si dijo eso es porque lo piensa. Además, no fue algo ambiguo. Fue algo directo. Fue algo fuerte. Yo creo que el mensaje tiene que ser otro.

Que después diga que es una batalla dura, que es una batalla en la que tenemos que poner el máximo esfuerzo, es otra cosa. Pero que diga que está perdida antes de tiempo es terrible. ¿Qué de positivo tiene? Nada. ¿Qué de negativo tiene? Todo. El realismo, si querés, tenelo dentro tuyo, porque te va a ayudar a ser más objetivo en la gestión. Ahora, con ese mensaje dijo lo que piensa: que el combate no sirve para nada.

Olivera, tengo entendido, hizo una buena gestión. Hay una relativa conformidad de los sanduceros con su administración. ¿Cuáles son tus fortalezas para ganarle en esa lucha interna? A su vez, por el FA van como candidatos Guillermo Caraballo, Natalia Martínez y Mario Díaz. ¿Cuáles son tus fortalezas contra ellos?

La fortaleza nuestra es que tenemos la concepción de la política como un proyecto colectivo. No tenemos la concepción de la política de individualismo ni de egos. Entendemos que un equipo preparado es lo mejor para llevar las riendas de un gobierno departamental, porque tenemos cercanía con la gente, porque nos gusta recorrer, porque nos gusta estar en el territorio. Porque en estos tres años y pico hemos identificado los problemas que hay en los barrios. Es lo que hay que hacer en el interior para llevar adelante una verdadera descentralización, porque hemos atacado desde el principio, a través de la intendencia, las funciones y los servicios de la intendencia. Porque apostamos al interior, porque hemos demostrado capacidad de diálogo. Hace poco recibimos el apoyo de (Juan Carlos) Carlucho Moreno, exdiputado del Partido Colorado, porque ha venido gente del Frente Amplio, porque ha venido gente de Cabildo Abierto, del Partido Independiente, porque ha venido gente desde el centro de Paysandú.

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“La fortaleza nuestra es que tenemos la concepción de la política como un proyecto colectivo. No tenemos la concepción de la política de individualismo ni de egos. Un equipo preparado es lo mejor para llevar las riendas de un gobierno departamental”

El futuro que se viene tiene que empezar a pensar en los pequeños y grandes problemas de la gente, por fuera de lo que es el centro mismo de Paysandú. Hay que llevar servicios de calidad y mejorar la vida cotidiana de la gente en los diferentes barrios de Paysandú y también en el interior.

Da la impresión de que el wilsonismo se ha diluido bastante. Jorge Gandini, por ejemplo, se quedó sin banca en el Parlamento. Con el fallecimiento de tu viejo se habla poco de Alianza Nacional, no se sabe qué pasó con el sector que él lideraba. ¿Dónde está el wilsonismo en el Partido Nacional?

Yo creo que hay un wilsonismo que está en diferentes estructuras dentro del partido, pero hay un pensamiento wilsonista fuerte. Y, sobre todo, en la renovación, hay muchos jóvenes que están impregnados de las ideas de Wilson (Ferreira Aldunate) y que están haciendo un camino fuerte en diferentes estructuras del partido.

De hecho, Alianza País es un movimiento wilsonista también. Tiene ideas de diferentes referentes políticos, pero Javier García es un dirigente político del wilsonismo. Alianza Nacional es la expresión más genuina de wilsonismo de los últimos veintipico de años. Yo me considero dirigente de Alianza Nacional. Bueno, Alianza Nacional es un movimiento que tiene su identidad propia y está dentro del paraguas de Alianza País.

Alianza País es el bloque más grande del Partido Nacional, pero es un movimiento que lleva adelante las ideas de Wilson. Insisto, Javier García es el líder del movimiento wilsonista por naturaleza.

¿Qué haces cuando querés hacer algo recreativo, fuera de la política? ¿Leés? ¿Ves una serie? ¿Salís a correr?

Me levanto temprano y me voy al hipódromo San Félix, que está en un barrio de Paysandú. Ese hipódromo fue fundado por mi abuelo, quien también fue presidente de ese hipódromo. Ahí nos criamos nosotros. Soy burrero de nacimiento, de ley. Voy temprano, miro los caballos desde el stud que era de mi abuelo y después de mi padre, el stud 14, allá en Paysandú. Después, me gusta mucho leer.

¿Qué estás leyendo ahora?

Ahora estoy releyendo un libro de Lincoln Maiztegui, Orientales. Ya lo leí y lo estoy releyendo porque me encanta. Voy por el tomo 7 de Orientales, pero también leo Harry Potter. ¡Me encanta Harry Potter!

¿Sos feliz?

Todo lo que puedo. Obviamente que la felicidad también es un momento. Pero al día de hoy, estoy donde quiero estar. La política es algo que le da sentido a mi vida, porque siento que uno con la política trasciende su círculo personal y puede aportarle al lugar donde vive, a la comunidad, donde quiere mejorar las cosas. Mi familia me acompaña, mi madre va conmigo a todos lados, tengo mis hermanos al lado también. Mi hermano Aparicio es el jefe de campaña en Paysandú. Me encanta lo que hago y creo que estamos armando algo muy lindo en el departamento que nos vio nacer y crecer.

Por César Bianchi



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