El festival Acá estamos, con grilla integrada por mujeres uruguayas y extranjeras, en la que destacan la argentina Lali Espósito y la brasileña Daniela Mercury, ha vendido en los últimos días 16.000 entradas a un costo de $ 400, informaron fuentes vinculadas a la organización a Montevideo Portal. El aforo para el evento, que se realizará este domingo 19 en la rambla Presidente Wilson, en Punta Carretas, es de 60.000 personas, y los organizadores esperan 50.000. Los tickets están a la venta en Tickantel.
Acá estamos, organizado por la Intendencia de Montevideo (IM), ha generado críticas de parte de dirigentes nacionalistas y colorados, quienes cuestionan el monto que se le pagará a las artistas extranjeras. “¿Sabías que con lo que Cosse le paga a Lali Espósito se puede hacer 1.000 metros de carpeta asfáltica en los barrios más humildes donde las calles son de tierra? ¿Y que con ese dinero se pueden hacer 247 cuadras de cuentas donde los niños juegan en las aguas servidas?”, publicó el edil nacionalista Diego Rodríguez en Twitter. En la misma red social, el curul colorado Matías Barreto escribió: “Montevideo se cae a pedazos, pero Cosse tiene como prioridad traer a Lali Espósito y pagarle más de 250 mil dólares. Después cuando llueve se inunda toda la ciudad, la gente vive entre la mugre, miles sin saneamiento, calles en mal estado, barrios con poca iluminación, etc.”.
Fuentes de la comuna informaron a Montevideo Portal que aunque las resoluciones de la Intendencia establecen que Espósito cobrará U$S 256.478 y Mercury, U$S 62.387, esos montos incluyen dos tributos que se exonerarán: IVA y el Impuesto a la Renta de los No Residentes (IRNR). Por estas exoneraciones, Espósito y su equipo terminarán cobrando U$S 185.000, estimaron fuentes municipales.
Quien firmó las resoluciones de contratación de las artistas fue el intendente interino, Federico Graña, que ocupa la titularidad de la comuna debido a que Carolina Cosse está en Londres, Inglaterra, donde recibió un premio por las políticas en salud de la IM. Graña fundamentó las contrataciones este martes en rueda de prensa: “Primero, hay entrada. Es distinto, por ejemplo, al Montevideo Late, donde lo hicimos gratuito. También hay espónsors y con eso vamos a recuperar parte de la inversión, sin duda”. Además, agregó: “Estamos seguros que vamos a recuperar dinero”. De todas maneras, prefirió no estimar una cifra precisa de recaudación porque eso dependerá de las entradas vendidas.
En diálogo con El País, el edil nacionalista Javier Barrios Bove calificó el festival como “pan y circo”, frase sobre la que fue consultado Graña, quien respondió: “Es triste esa expresión de pan y circo, porque tiene que ver con cómo construimos la ciudad. Una ciudad que genera eventos, que genera cultura y se abre a las distintas expresiones culturales no es pan y circo. Lo que pasa que hay algunos actores que me pregunto cuáles son las prácticas políticas que tienen desde el campo de la cultura y cuál es la inversión que tienen a nivel nacional. Nosotros no le ponemos el precio a los artistas”.
Los patrocinadores que apoyan el festival son: Asociación Española,
Coca-Cola, Sedal (Unilever) y Renault, entre otros. Por estos auspicios, la comuna también recaudará, aunque no se ha informado el monto.
La Intendencia informa en su web que “el objetivo del evento es romper con los paradigmas tradicionales y promover la representatividad, el liderazgo y la igualdad de oportunidades en la cultura para que la voz de las mujeres sea escuchada dentro de la industria musical”.
En el predio también funcionará una feria gastronómica con una variada oferta para toda la familia, y además habrá representantes de más de 10 colectivos de mujeres y disidencias presentes en las actividades, invitados por la Intendencia de Montevideo con el propósito de darles visibilidad.
Dos ejes
En la comuna informaron que este festival se organizó sobre dos ejes. Por un lado, el eje racional, que valora que Espósito (autora de la canción “Cómprame un brishito”) es “la referente joven del momento”, que cobra un caché de US$ 185.000 porque “es un evento con entrada accesible y popular”, destacó un informante.
El segundo eje apunta al plan de “posicionar a Montevideo como una capital cultural”. Por este último enfoque se pretende hacer accesible un espectáculo de primera calidad para gran parte de la ciudadanía. “Esto tiende a abrir las puertas del país, de la capital. Traer grandes artistas es una muy buena inversión, por lo que implica para el turismo, por la movida que genera, porque Montevideo se posiciona culturalmente”, agregó una fuente de la IM.
Además de las artistas internacionales, se presentarán siete cantantes nacionales: Laura Canoura, Vanesa Britos, Agustina Padilla, Catherine Vergnes, Sofía Alvez, Agustina Morales y Soledad Ramírez.
Lali, histórica
Cuando era niña, Lali nunca se dejó llevar por quienes creían que no lograría sus sueños por ser de familia humilde. Tras 20 años de una carrera que comenzó como estrella infantil, acaba de hacer historia al ser la primera mujer argentina en llenar uno de los más emblemáticos estadios de su país, aún con la resaca de haber cantado en la final del Mundial de Catar 2022.
“Mi sobrino de 10 años me miró y me dijo: ‘Estoy emocionado, tía, lo lograste’”, contó al periodista Rodrigo García Melero de EFE la actriz, cantante y compositora nacida en Buenos Aires hace 31 años, que es una “diva” en un país de divas, título que siente “irónico y gracioso”.
“Me lo tomo a broma, porque al final yo me pongo el pelo, el ‘make up’, el traje, salgo, hago el show… Uno juega a ese personaje de diva pop y después cuando te bajás te duele la rodilla, y llegás a tu casa y en la heladera hay un tomate. La vida también es eso. […] Es un rol que me gusta, divierte y me lo autopongo para jugar con el público a ese mundo de fantasía que propone mi música”, reconoce.
Récord
Hace unos días, su Disciplina Tour congregó a más de 45.000 fans en el estadio de Vélez Sarsfield de Buenos Aires, cifra que, según Sony, su discográfica, la catapulta como la primera mujer argentina en llenarlo. Un show con más de 20 canciones, frenéticos movimientos con sus bailarines, constantes cambios de look y enfervorecido público.
“Sigo golpeada físicamente, en una especie de Narnia [mundo de fantasía] emocional. Uno pudo haber hecho shows, pero nada se compara a ese primer estadio de fútbol”, remarca, segura de que ese “logro” es colectivo, compartido con todas las mujeres músicas.
Sobre cuál es la clave para recibir ese amor, confiesa: “No lo sé; sí creo que hay una sinceridad desde que era bastante niña a la hora de vincularme con el público, y creo que esa sinceridad y esa búsqueda la gente la ve. Mi música claramente es muy abierta y entra perfectamente en el oído de la comunidad LGBT, por ejemplo”.
Hace tres meses ocurrió algo “inesperado”. Lali cantó el himno argentino en la final del Mundial. “Fui notificada el día anterior, así que bastante shock, pero salió bonito y por suerte salimos campeones. Porque viste que Argentina es un país que si vos cantaste y perdimos… yo no entraba más a este país, me tenía que escapar hacia España”, señala entre risas.
De estrella infantil a diva
Lali publicará en abril su quinto disco como solista. Y en junio iniciará gira por España. Una popularidad —como muestra su reciente reconocimiento como Personalidad Destacada en el Ámbito de la Cultura por el Parlamento de Buenos Aires— que no imaginaba ni en sus “sueños más osados” de niña.
A los siete años hizo su primera participación en un programa televisivo, y a los 12 debutó como actriz en una telenovela de la popular cazatalentos de niños y adolescentes Cris Morena, con quien trabajó en otras tantas series juveniles.
En 2013 se abocó a su carrera en solitario, que siguió compaginando con películas y series como la reciente Sky Rojo, de Netflix.
“Siento mucha compasión por la capacidad de asombro de aquella niña, y de ilusión, que al final es lo que te hace de motor para las cosas que te van pasando”, destaca sobre sus inicios.
“Ilusión y ganas de generarte otra vida y otra realidad y poder cambiar ese cuento que a veces nos cuentan, cuando quizá crecés en un lugar sin mucho recurso, de que los logros son para otro tipo de personas, no para vos”, agrega sobre esa pequeña Lali, que tenía “gran capacidad de no escuchar ese tipo de comentarios”.
Nuevo disco
Su último single, “Cómprame un brishito” fue blanco de críticas por su letra presuntamente superficial. “Un disco tiene letras que tocan una fibra más íntima y hablan de la vida desde un ángulo, y otras son simplemente canciones para bailar y divertirse”, defiende.
Aunque ninguna crítica le ha tocado “alguna fibra íntima”: “Normalmente son críticas que me gustan porque tienen que ver con por qué digo lo que digo, por qué me muestro así, por qué defendí tal ley (como la del aborto), por qué canto una canción que dice tal cosa…”.
Cumplido su sueño, hoy sus deseos son más “básicos”. “Al final la felicidad es que un amigo venga y te dé un abrazo y te diga: ‘¡Guau, lo que pasó!’. O tomarte ese vino de celebración con tu equipo. Esos son los deseos más concretos ahora: celebrar lo que sucede”, concluyó en la entrevista con EFE.