El cáncer de mama posee la mayor tasa de incidencia y de mortalidad en mujeres de Uruguay, según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP). Sin embargo, es sabido que el diagnóstico temprano y el acceso a un tratamiento adecuado son fundamentales para ayudar a mejorar el pronóstico de los pacientes.
Pfizer entiende que, en el mes de concientización sobre el cáncer de mama, esta realidad “refuerza la importancia de brindar información clara y precisa sobre las características de esta enfermedad, cómo prevenirla, el diferencial de detectarla a tiempo y qué hacer en caso de recibir un diagnóstico positivo”.
¿De qué hablamos cuando nos referimos a cáncer de mama?
El cáncer de mama es un tumor maligno que se desarrolla a partir de células mamarias anormales. Estas pueden aparecer en los lobulillos (las glándulas que producen la leche) o en los conductos (las vías que transportan la leche desde los lobulillos hasta el pezón) y, con menos frecuencia, puede originarse en los tejidos conjuntivos grasos y fibrosos de la mama, denominados tejidos estromales. Si bien puede alojarse y permanecer donde comenzó, sin causar síntomas, eventualmente puede avanzar invadiendo el tejido circundante, los ganglios linfáticos locales e incluso otros órganos.
El denominado cáncer de mama metastásico, también llamado cáncer en estadio IV, hace referencia a un tumor maligno originado en la mama que se ha extendido a otras partes del cuerpo, como los huesos, los pulmones, el cerebro o el hígado. Si bien recibir un diagnóstico de este tipo puede ser abrumador, es importante recordar que existen varios enfoques para tratarlo: cada caso es único y se puede personalizar el tratamiento para cada paciente. La quimioterapia, la terapia hormonal, las terapias dirigidas y la inmunoterapia son algunos de ellos.
Factores de riesgo y la importancia de la prevención
El diagnóstico precoz y el tratamiento temprano es fundamental para reducir las consecuencias de la enfermedad, explican desde Pfizer. Por eso, es recomendable que cada mujer incorpore hábitos de prevención y ejercicios de detección. En este sentido, el 72 % de las pacientes de Uruguay se diagnostican en estadios tempranos (I y II), y menos del 10% se diagnostica con enfermedad metastásica.
Por un lado, existen múltiples factores que pueden aumentar el riesgo de tener cáncer de mama. Algunos no pueden modificarse, como el envejecimiento, heredar ciertos cambios genéticos, tener antecedentes familiares y la etnia, entre otros. Sin embargo, hay otros que sí están relacionados con nuestras conductas y sobre los que podemos actuar: el consumo de alcohol, el sobrepeso y el sedentarismo son algunos de ellos.
Además de prestar atención a los factores de riesgo, es fundamental realizar los chequeos preventivos y las pruebas de detección periódicas indicadas por el profesional de la salud. Esto trae un gran beneficio: el diagnóstico del cáncer en etapas iniciales, cuando es más fácil de tratar. Las pruebas de detección consisten en revisar las mamas de la mujer para detectar el cáncer antes de que aparezcan signos o síntomas de la enfermedad. Entre ellos, se encuentran la mamografía, ecografía mamaria y resonancia magnética.
¿Cómo acompañar a una persona que está transitando cáncer de mama?
Según el laboratorio, cuando alguien recibe un diagnóstico de cáncer de mama, su entorno toma un rol preponderante para brindar el apoyo necesario y lograr sobrellevar este proceso de la mejor manera. Esto supone un gran desafío, pues el abordaje suele ser integral y abarcar tanto el cuidado de la salud como lo emocional.
En estas circunstancias, deben tenerse en cuenta diversas situaciones posibles, como cambios en los roles de pareja, de padres e hijos o la necesidad de equilibrar la atención con el trabajo y los propios problemas de salud. Es muy común sentir confusión y tensión durante el proceso de cuidado de una persona con esta enfermedad.
Pfizer recomienda que si sos acompañante o cuidador de una persona con cáncer de mama, los siguientes consejos podrían ayudarte:
1. Informarse sobre el tipo de tumor y sus tratamientos (y los efectos adversos de estos, algunos de los cuales el cuidador debería poder manejar solo).
2. Buscar un equipo de atención médica experimentado, que ofrezca un enfoque integral e, idealmente, que se encuentre en la misma localidad.
3. Hacer listas: mantener registro de datos de la historia clínica, los resultados de los estudios y la medicación administrada, así como los nombres de todos los profesionales de la salud del equipo tratante, organizar las actividades y tareas del día y establecer prioridades para realizarlas
4. Informar a los médicos cualquier nuevo síntoma que se observe, incluyendo cambios en el sueño, el estado de ánimo y el apetito. Todo esto puede, incluso, afectar el tratamiento y la calidad de vida. Si se observa un problema importante se debería informar lo antes posible, no esperar a la próxima consulta agendada.
5. En las consultas, tomar notas de lo que diga el profesional, preguntarle las dudas que tengan y asegurarse de comprender los próximos pasos. Consultar cuándo se debería incorporar cuidadores profesionales, como personal de enfermería.
6. Comprender que la persona con cáncer puede tener días malos, de tristeza o ira. En estos casos, se les debe poder dar su espacio y no tomar las cosas en forma personal. Mantenerse con una actitud positiva siempre ayuda.
7. Intercalar actividades con periodos de descanso, hablar sobre temas diferentes al cáncer o tratar de hacer cosas divertidas, pero al mismo tiempo hacer el duelo sobre la vida que tenían antes del cáncer.
8. Hacer que la persona que se cuida se siga sintiendo querida y necesitada, vista como una persona y no como un paciente con cáncer.