Ozempic, un fármaco indicado para personas con diabetes tipo 2, se vende como pan caliente en las farmacias de todo el mundo. El aumento exponencial en la demanda del producto es propiciado en parte por influencers que han desatado una peligrosa euforia en redes sociales por su efecto adelgazante.
La semaglutida, principio activo del fármaco, es capaz de imitar a la hormona GLP-1 que regula las áreas del cerebro encargadas del apetito y la ingesta de alimentos. Por tanto, provoca una sensación de saciedad que hace que el paciente tenga menos ganas de comer.
Por esa razón, el medicamento inyectable pronto comenzó a utilizarse como herramienta para adelgazar, y saltó a la fama el año pasado luego de que se difundiera que Kim Kardashian lo usaba para mantenerse en línea. A ella se sumaron otras celebridades, como el multimillonario Elon Musk.
Dese entonces, el uso de la semaglutida, comercializada bajo los nombres comerciales Ozempic y Wegovy, no ha hecho más que ganar popularidad. Esto sucede a pesar de que los expertos insisten en que tomarla sin supervisión médica puede acarrear consecuencias indeseables.
Tal como informáramos, el furor por la semaglutida comenzó a producir “efectos colaterales” en la economía. Por ejemplo, las ventas del producto incidieron en las tasas de interés y el flujo de dólares en Dinamarca, país de origen del medicamento. Asimismo, un controvertido análisis de mercado de la cadena estadounidense Wallmart constató que los compradores de Ozempic adquirían menos alimentos y golosinas.
Ahora, la revolución de la semaglutida parece estar dispuesta a adelgazar al mismísimo toro de Wall Street.
Novo Nordisk, empresa fabricante del producto, publicó la semana pasada un ensayo farmacológico que sugería que la semaglutida podría ayudar a las personas con insuficiencia renal. Desde entonces, Las acciones de DaVita y Fresenius Medical Care, los mayores proveedores de diálisis renal del mundo, cayeron dos dígitos. Mientras tanto, Novo Nordisk y Eli Lilly, que fabrica un medicamento similar, se dispararon
Ese caso, consignado por Business Insider, es solo el último de una serie de ejemplos de cómo los amplios efectos sobre la salud de estos exitosos fármacos van a redefinir todo el mercado. Algunas de las formas en que estos avances médicos remodelarán el panorama son sencillas: por un lado, las personas comerán menos alimentos y, por lo tanto, necesitarán menos tratamiento para los síntomas relacionados con la obesidad. Pero otros impactos son menos obvios.
A medida que las empresas que fabrican medicamentos para bajar de peso crecen en importancia, comienzan a dar señales de un nuevo liderazgo en el mercado de valores.
Novo Nordisk, que fabrica el medicamento para bajar de peso Wegovy y Ozempic, marcas comerciales de la semaglutida, es ahora la empresa más grande de Europa, con un valor de 433 mil millones de dólares, y su rápido crecimiento ha tenido —tal como se lee líneas arriba— un impacto directo en la moneda y las tasas de interés de su país de origen.
Eli Lilly, el fabricante del medicamento Mounjaro junto con una serie de otros medicamentos, es ahora la novena empresa más grande del índice Standard and Poor’s 500, con un valor de mercado de 568 mil millones de dólares.
La locura por los medicamentos también podría desencadenar una mayor consolidación en la industria, según Punit Mehta, director general senior de Guggenheim Partners, señalando una metamorfosis en las empresas biotecnológicas y farmacéuticas.
“Creo que, en última instancia, estimulará una mayor actividad de fusiones y adquisiciones. Me parece que el mercado se está formando literalmente mientras hablamos”, dijo en declaraciones a la cadena CNBC.
Y eso es solo una muestra de lo que está en juego. Según la última estimación, el gasto en atención sanitaria de Estados Unidos ascendió a 4,4 billones de dólares en 2022.
Por ello, no es de extrañar que los inversores se centraran inicialmente en el sector sanitario mientras sopesaban qué empresas se verían más afectadas, ya que hay muchos medicamentos y dispositivos que tratan enfermedades crónicas relacionadas con la obesidad y la diabetes.
Por ejemplo, las acciones de los fabricantes de respiradores para la apnea de sueño se han desplomado más del 40% en tan solo unos pocos meses, ya que perder peso puede ayudar a reducir la dependencia de los pacientes de tales aparatos cuando duermen. Las empresas que fabrican sistemas de administración de insulina y dispositivos de control de la diabetes también están en alerta, ya que los primeros datos sugieren que los medicamentos como el Ozempic pueden llevar la diabetes a la remisión en pacientes con diabetes tipo 2.
“Si ya no hay tantos pacientes intensivos con diabetes tipo 2 que necesitan tomar insulina, entonces no necesitan una bomba de insulina. Por eso es que he visto empresas como Tandem Diabetes Care e Insulet ser las más afectadas, porque existe un vínculo directo”, explicaba recientemente el analista Jeff Johnson, de la consultora corporativa Baird, en declaraciones a Business Insider.
Además, los datos de ensayos de estos medicamentos muestran que reducen las posibilidades de ataques cardíacos, información que ha presionado a los fabricantes de dispositivos de válvulas cardíacas.
Más recientemente, el efecto Ozempic se ha extendido a las empresas alimentarias. Esto se debe a que los medicamentos GLP-1 ayudan a los pacientes a perder peso al hacerlos sentir llenos más rápidamente.
Una encuesta de Morgan Stanley realizada a 300 pacientes que tomaban estos medicamentos mostró que el consumo diario de calorías se redujo entre un 20% y un 30%.
Más productividad, menos bajas médicas
Si estos fármacos “milagrosos” pueden borrar del mapa a la obesidad y sus trastornes asociados, ello incidiría de lleno en el mundo del trabajo.
La productividad podría aumentar, se registrarían enormes ahorros de costos en la industria de la salud, e incluso los operadores de aviones podrían ser más eficientes si el peso promedio de los pasajeros se reduce.
La firma Goldman Sachs estima que la obesidad reducirá el PIB mundial en 4 billones de dólares en 2035, pero eso podría cambiar si un número suficiente de personas empiezan a tomar estos medicamentos.