Tiene 70 años, nació en Francia y es todo menos el cliché de una mujer millonaria. Su nombre es Françoise Bettencourt y es quien lleva la corona del imperio L'Oréal. Heredó la empresa en 2017, tras la muerte de su madre, y su fortuna acaba de superar por primera vez los 100 mil millones de dólares.

La mujer sigue los pasos de su madre, Liliane Bettencourt, y al igual que ella afirma que, después de poseer cierta cantidad de dinero, la gente “pierde la cabeza”.

Fue casi a finales de 2023, el 28 de diciembre, cuando Françoise se convirtió oficialmente en la mujer más rica del mundo, según Bloomberg. Sin embargo, este título no la encandila.

“Es una nueva comprobación de que soy una privilegiada, pero, como pueden ver, no vivo en una mansión. No somos coleccionistas de cuadros y, como también puedes ver, ni siquiera uso joyas”, dijo la mujer durante una visita de un equipo de la revista M Le Mag a su casa, en una de sus poco frecuentes declaraciones a la prensa.

La milmillonaria vive en un dúplex y, a pesar de que está ubicado en un edificio moderno, el sitio resulta humilde y austero en comparación con la mansión donde vivían sus padres.

Françoise es nieta de Eugène Schueller, quien fundó L'Oreal en 1909 después de descubrir un “innovador” tinte para el cabello. Aunque admite ser una privilegiada por haber nacido en esa familia, la acaudalada septuagenaria asegura que nunca fue educada para amar el dinero. “En casa no hablábamos de dinero. Era una palabra que no era fácil de pronunciar”, afirma.