Según señala la prensa francesa, una vez confirmada su solicitud de quiebra se abre ahora un período de observación de seis meses en el que se intentará buscar un comprador para esa histórica firma, que nació en 1945 y que tiene su sede en La Chapelle-Saint-Mesmin (Loiret).

En una carta remitida a la plantilla, que cuenta con 248 trabajadores, la compañía les ha informado de que una vez que se lleve a cabo el inventario de todas las cuentas por cobrar por parte de los representantes legales, se intentará elaborar un plan de recuperación para volver a la actividad, según recoge Le Monde.

Tras este anuncio, la ministra francesa de Industria, Agnès Pannier-Runacher, ya ha advertido de que el Gobierno galo estará muy atento a la situación que atraviesa Duralex y a los posibles proyectos de recuperación que pueden aparecer.

De hecho, analiza de cerca el procedimiento colectivo y ya ha avanzado de se movilizará junto a la región para estudiar aquellos proyectos que permitan asegurar la actividad industrial de la compañía y el empleo, según recoge la prensa francesa.

En un contexto marcado por la pandemia, Duralex ha reconocido que ha perdido cerca del 60 % de su facturación debido al cese de las exportaciones, que representan el 80 % de su negocio.

En 2008 la empresa, entonces en manos de un empresario turco, también se vio abocada a liquidación antes de ser absorbida por el actual equipo directivo.

La compañía, que lleva el lema latino "Dura lex, sed lex", está especializada en la fabricación de vajillas y de enseres de cocina, utilizando una técnica desarrollada en los años 30 por Saint-Gobain para el moldeado de vidrio.

Con información de EFE