El mundo lucha por inmunizar la economía contra los efectos del coronavirus, pero no hay una respuesta colectiva, en una crisis que podría exacerbar las tendencias aislacionistas.
"Creo que el paciente está estabilizado", había dicho el entonces presidente estadounidense Barack Obama después de que las potencias del G20 prescribieran remedios sin precedentes para reavivar la economía mundial tras la crisis bursátil de 2008.
Ahora, el sucesor de Obama, Donald Trump, rompe las reglas de la cooperación, no hay una respuesta colectiva de este tipo y la propia globalización parece enferma.
"Trump piensa que todos los problemas son externos", dice a la AFP Charlie Robertson, economista jefe de Renaissance Capital en Londres. "Siempre ha sido de la opinión de que si puedes mantener la seguridad externa, te sentirás mejor contigo mismo, ya sea en lo que respecta al comercio o al virus", agrega.
Tras enzarzarse en una guerra comercial con China, donde en diciembre apareció el virus, Trump se está librando ahora un juego de culpas y prohibiendo a los europeos viajar desde el continente para evitar esta enfermedad "extranjera".
Algunos países de Europa también están cerrando sus fronteras.
"Nuestra experiencia es que principalmente los extranjeros trajeron la enfermedad, y que se está propagando entre los extranjeros", dijo el primer ministro de Hungría, Viktor Orban.
Globalización en cuidados intensivos
No hay base científica para tales afirmaciones. Pero en términos concretos, la pandemia ha expuesto la dependencia de muchas empresas, desde Apple hasta Zara, a China como mayor centro de producción del mundo.
La retórica populista de Trump y la guerra de aranceles ya estaban obligando a algunas empresas a "repatriar" puestos o diversificar los suministros.
En opinión de Vicky Redwood, asesora económica principal de Capital Economics, la tendencia podría profundizarse a medida que el coronavirus se extienda o rompa las cadenas de suministro basadas en China.
"La globalización socavó el poder de los gobiernos nacionales y fue culpada por el aumento de la desigualdad, la evasión de impuestos de las multinacionales y la migración no deseada", afirma.
"Pero los fundamentos empresariales también son importantes, por ejemplo, independientemente de la política, las empresas han ido despertando a los problemas que traen consigo las largas y complicadas cadenas de suministro", agrega.
En la última década, empezó a tener más sentido comercial tener la producción más cerca de casa a medida que China se volvía más cara por el aumento de los salarios y la reducción de la mano de obra.
Panaceas de un año electoral
La crisis bancaria de 2008 dio origen a las cumbres del G20, que incluye a China, para decidir medidas colectivas.
"Teníamos a un paciente enfermo; creo que aplicamos la medicina correcta", dijo Obama después que una cumbre en Londres en abril de 2009 adoptara respuestas financieras y comerciales de gran alcance.
A principios de este mes, el más restringido grupo de economías del G7 se comprometió a utilizar "todas las herramientas políticas apropiadas" para proteger el crecimiento mundial contra la epidemia y, pese la falta de precisión, los mercados financieros esperaron que eso significara una acción concertada.
Pero pocas horas después, la Reserva Federal de Estados Unidos, que durante mucho tiempo fue objeto de furiosos ataques por parte de Trump por mantener las tasas demasiado altas, sorprendió con un recorte urgente de los tipos de interés.
Más tarde llegaron otros cambios en la política monetaria, incluyendo los del Banco de Inglaterra. Pero el Banco Central Europeo todavía mantiene sus tasas.
Sólo el viernes las naciones del G7 acordaron celebrar una videoconferencia el lunes para coordinar la acción contra el coronavirus.
"El multilateralismo parece estar en declive. Esto podría limitar las respuestas coordinadas", considera Redwood, señalando que varios países siguen sus propios planes de estímulo.
El reciente baño de sangre en los mercados muestra que hay límites a lo que los responsables políticos pueden hacer, ante un choque sistémico causado no por una mala política sino por una pandemia.
Y los mercados no están convencidos de que los bancos centrales tengan mucho más que ofrecer en sus botiquines.
Los observadores dicen que Trump no está ayudando con una serie de confusos tópicos aparentemente destinados a inocular sus perspectivas políticas en un año electoral.
"Hay una mayor disparidad en la comunicación en Estados Unidos que la que estamos viendo en otras partes del mundo. Eso causa frustración" en círculos empresariales, considera Charlie Netherton, jefe de servicios de asesoramiento al cliente de Marsh Risk Consulting.