Por The New York Times | Julia Jacobs and Zachary Small
HULETT, Wyoming— Agachado sobre una cantera cubierta de nieve que funge también como un coto de caza de fósiles, Peter Larson señaló una losa erosionada de 10 centímetros que sobresalía de un manto blancuzco: una roca común para el ojo inexperto, pero un evidente hueso de dinosaurio para Larson.
“Eso tiene 145 millones de años, más o menos”, afirmó Larson, un comerciante y experto en fósiles de 70 años, mientras caminaba por un sitio de excavación donde ya se han descubierto siete dinosaurios.
Hulett es un terreno fértil para la moda actual de cazar huesos de dinosaurios. Larson ha estado excavando allí durante más de 20 años. Comenzó no mucho después de que Sue, un fósil de “Tyrannosaurus rex” que ayudó a excavar, fuera vendido en una subasta por 8,4 millones de dólares en 1997, lo que marcó el comienzo de un auge en el mercado de huesos antiguos. Los dueños locales de tierras comenzaron a preguntarse si podrían cosechar un nuevo cultivo: esqueletos de dinosaurios.
Entre ellos estaban Elaine y Leslie Waugh, quienes criaban ovejas en su propiedad de Wyoming, no lejos del monumento nacional de la Torre del Diablo, pero que comenzaron a preguntarse qué debían hacer con todos los fósiles de dinosaurios que no paraban de encontrar bajo tierra.
“Simplemente nos dimos cuenta de que debíamos hacer algo con esos huesos”, afirmó Leslie Waugh, de 93 años. Llamaron a Larson, cuyas excavaciones con su compañía aquí —que incluyen un Camarasaurus, un Barosaurus y un Brachiosaurus— requirieron años de trabajo minucioso.
La caza de fósiles se ha convertido en un negocio multimillonario, para disgusto de los paleontólogos académicos que temen que los especímenes de interés científico se vendan al mejor postor.
El precio récord de Sue fue superado por Stan, otro T-rex excavado por la empresa de Larson, el cual Christie’s vendió en una subasta en 2020 por 31,8 millones de dólares. Este año, un Deinonychus (la inspiración para el diseño de los velocirráptor de la película “Parque Jurásico”) fue vendido por 12,4 millones de dólares. El próximo mes, se estima que un cráneo de T-rex alcance entre 15 y 20 millones de dólares. Entre los compradores se encuentran financieros, estrellas de Hollywood, líderes de la industria de tecnología, así como una serie de museos de historia natural nuevos o en desarrollo en China y Oriente Medio.
Este mes, Christie’s tenía prevista otra millonaria subasta de dinosaurios y esperaba que un esqueleto de T-rex llamado Shen alcanzara entre 15 y 25 millones de dólares. Pero la venta en Hong Kong fue cancelada esta semana luego de que Larson y otros plantearan dudas sobre el espécimen.
Larson, quien parece estar involucrado en la mayoría de los dramas del mundo de los dinosaurios de estos tiempos, estaba examinando una fotografía de Shen cuando se dio cuenta de que le resultaba familiar: su cráneo se parecía mucho al de Stan.
La compañía de Larson, llamada Instituto de Investigación Geológica de Black Hills, retiene los derechos de propiedad intelectual de Stan y vende moldes de poliuretano del espécimen por 120.000 dólares cada uno. Luego de que un abogado del Instituto Black Hills planteara el problema, Christie’s precisó en sus materiales de mercadeo en línea que Shen había sido complementado con réplicas de los huesos de Stan. Para el domingo, Christie’s había retirado a Shen de la venta por completo.
Larson es un famoso o un infame experto en fósiles, dependiendo de tu opinión sobre el floreciente mercado de huesos. Ha sido un personaje central en la incorporación de los dinosaurios al mercado de las subastas y su carrera de casi 50 años ha estado marcada por batallas legales por huesos, una condena de 18 meses en una prisión federal, una complicada disputa legal con su hermano por su compañía de fósiles y ahora una confrontación con una casa de subastas.
Las cosas eran más simples al comienzo de su carrera, afirmó Larson, cuando las universidades, museos y un grupo más reducido de coleccionistas privados eran los únicos que querían comprar piezas de historia natural.
No fue sino hasta 1997, con la venta de Sue, que los dinosaurios comenzaron a ser vistos como posibles piezas centrales de subastas.
Pero para Larson, poner a Sue en la plataforma de subastas nunca fue parte del plan.
Una T-rex llamada Sue
El problema comenzó en 1992, cuando Larson salió de la ducha y encontró su negocio de fósiles en Hill City, Dakota del Sur, bloqueado con cinta amarilla y repleta de agentes del FBI. Tenían una orden de allanamiento que le exigía al instituto que entregara a Sue, que era el espécimen de T-rex más grande encontrado hasta ese momento.
El esqueleto había sido descubierto dos años antes por Sue Hendrickson, en ese momento una excavadora voluntaria, quien se topó con unos huesos que sobresalían de un acantilado en la reserva del río Cheyenne. Cuando el equipo de Black Hills —que incluía a Larson y a su hermano Neal Larson— terminó la excavación de Sue, le dio al propietario del terreno, Maurice Williams, un cheque por 5000 dólares.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos sostuvo que Sue era de su propiedad porque el gobierno tenía en fideicomiso el terreno donde fue hallada Sue. Williams también declaró que nunca hubo ningún acuerdo para que la compañía comprara a Sue: disputó que los 5000 dólares fueran por el fósil, pues pensaba que eran por el acceso al terreno.
La compañía de Peter Larson demandó al gobierno para recuperar a Sue, pero luego de que un tribunal de apelaciones fallara en contra del instituto, a Williams se le permitió al final subastar el esqueleto en una venta negociada por Sotheby’s. El postor ganador fue el Museo Field de Historia Natural de Chicago, el cual tuvo el respaldo financiero de Disney y McDonald’s. Esa venta cambió todo el panorama.
Buscando tomar medidas enérgicas contra la industria comercial, el gobierno federal acusó a Larson y sus colegas de una avalancha de delitos relacionados con fósiles que no estaban vinculados con la excavación de Sue. En 1995, Larson fue condenado por dos delitos graves de infracciones aduaneras por no declarar dinero relacionado con transacciones comerciales de fósiles. Cumplió 18 meses de una sentencia de dos años; mientras estuvo en prisión, dio lecciones sobre fósiles como parte de una serie de conferencias.
En 2000, Sue fue presentada en el Museo Field y su cráneo de 272 kilogramos se convirtió en el rostro de la creciente fascinación del público por los dinosaurios.
Stan rompe récords
Si hubiera dependido de Larson, Stan, el siguiente gran hallazgo de la compañía después de Sue, habría permanecido en exhibición para siempre en el museo de la compañía en Hill City, un antiguo asentamiento minero de oro cerca del monte Rushmore que se llena cada verano con turistas y motociclistas que asisten al Sturgis Motorcycle Rally anual que se celebra en la zona.
Stan fue descubierto por un paleontólogo aficionado llamado Stan Sacrison. En 1992, el Instituto Black Hills comenzó la excavación en el noroeste de Dakota del Sur.
Luego de que el Instituto Black Hills perdiera a Sue, Stan se convirtió en el orgullo de la empresa. El fósil recorrió Japón como una estrella de rock. Museos de todo el mundo compraron moldes del esqueleto. Y gracias a que el espécimen tenía tantos huesos originales (190), Stan era propicio para el estudio científico.
Pero al igual que con Sue, la venta de Stan fue el resultado de una larga disputa legal.
En 2015, Neal Larson presentó una demanda contra su hermano Peter y otros directivos del Instituto Black Hills, en la que alegó que había sido despedido ilegalmente de la junta directiva de la compañía. Un juez lo respaldó. Peter Larson afirmó que el abogado de la compañía en ese momento tuvo la idea de ofrecerle a Stan a Neal Larson para comprarle su parte de la compañía. En aquel momento, nadie sabía lo valioso que terminaría siendo el fósil.
El fósil de 12 metros se exhibió detrás de ventanas que iban del piso al techo en Christie’s, en Manhattan, en 2020. Stan fue vendido ese año por 31,8 millones de dólares, un récord para un fósil. National Geographic informó este año que el espécimen será exhibido en un museo de historia natural en construcción en los Emiratos Árabes Unidos.
Los científicos se sienten superados económicamente
Muchos científicos están horrorizados por el creciente mercado comercial y están cada vez más preocupados por el hecho de que especímenes científicamente importantes desaparezcan dentro de mansiones privadas. A los paleontólogos también les preocupa que el mercado pueda comenzar a alentar las excavaciones ilegales y que los dueños de tierra de Estados Unidos —quienes, por ley, por lo general son dueños de los fósiles encontrados en sus tierras— favorezcan a los cazadores comerciales de fósiles en lugar de a los investigadores académicos.
“Los ganaderos que solían dejarte pasar para que recolectaras especímenes ahora se preguntan por qué deberían permitirte que los recolectes gratis”, afirmó Jingmai O’Connor, paleontóloga del museo Field, “cuando un coleccionista comercial desenterraría los huesos y dividiría las ganancias”.
Los excavadores y comerciantes de fósiles en la esfera comercial argumentan que, si no fuera por ellos, esos especímenes presentes en terrenos privados permanecerían allí y se erosionarían aún más, pues nunca serían encontrados.
Estados Unidos es un caso atípico legalmente. Otras naciones ricas en dinosaurios, incluidas Mongolia y Canadá, tienen leyes que decretan que los fósiles son propiedad gubernamental.
Peter Larson ve como algo positivo que el público general le esté asignando este tipo de valor a los fósiles, a los cuales ama desde que tenía 4 años.
“Hay que alegrarse de que los fósiles estén siendo apreciados como obras de arte”, afirmó Larson. (Minutos antes de que Stan fuera subastado, una pintura de Mark Rothko fue vendida por 31,3 millones de dólares, medio millón menos que el fósil). Peter Larson, cuya empresa de excavaciones ha estado en la primera línea del auge de las ventas de fósiles de dinosaurios, con un molde de un “Tyrannosaurus rex” llamado Stan en su museo en Hill City, Dakota del Sur, el 13 de noviembre de 2022. (Tara Weston/The New York Times) Varios fósiles hallados en un rancho en Hulett, Wyoming, son preparados en el Instituto Black Hills en Hill City, Dakota del Sur, el 13 de noviembre de 2022. (Tara Weston/The New York Times)