Después de salir de estudiar o trabajar, una de las opciones para entretenerse o distraerse del cansancio de la rutina es sentarse a jugar videojuegos. Los estímulos visuales, el ritmo de la música y hasta la empatía con los personajes hacen que las personas se “metan” dentro de las historias.
Esta forma de entretenimiento dejó de ser solo eso en nuestro país y ahora es también otra opción para trabajar y profesionalizarse. Varias son las instituciones educativas de nivel terciario que ya dan cursos, como la Universidad ORT, Bios, A+, entre otras.
Uruguay, como marca país, se jacta de ser el primero en América Latina en ofrecer títulos universitarios relacionados con la industria. Pero, ¿cuál es el interés que hay detrás de este mercado? Uno de los motivos es que la producción de videojuegos mueve alrededor de 229.390 millones de dólares en el mundo, según lo indica Statista, que también prevé un incremento de las ganancias año a año.
Algunos desarrolladores, programadores y diseñadores de videojuegos uruguayos coinciden en que fue “difícil” explicarles a sus familias que se querían dedicar a hacer juegos, pero al mostrarles que había carreras terciarias sobre esto ya sentían más apoyo. “Tuve que lidiar con mis viejos que son profesionales. Empecé a buscar dentro de todo cursos más orientados hacia eso, pero ninguno era una educación terciaria. Cuando me enteré de que en ORT había una carrera en videojuegos, lo cual sería como estudiar de ‘manera seria’, me dio valor y coraje para convencer a mis viejos de anotarme y conseguir una beca”, contó a Montevideo Portal Juan Pais, project manager de Ironhide Game Studio.
Otros, como Emiliano Sierra, hoy lead game designer en Kreitech, no veían ellos mismos la posibilidad de profesionalizarse en eso que tanto les apasionaba. “Cuando arranqué en este mundo tenía la idea de que esto lo iba a hacer por hobby porque para mí era una locura pensar siquiera en trabajar haciendo videojuegos. Hoy por hoy lo veo todo más viable; hay muchísimas más posibilidades y potencialidades”.
Gonzalo Martínez, hoy productor en RubberDuck, sentía que era poco viable estudiar para ello en Uruguay. “Antes de arrancar era una persona bastante ignorante que creía que los juegos solo se hacían en Estados Unidos y en Japón, mientras que en el resto del mundo, nada. Cuando investigué un poco más, descubrí que era posible, que podía estudiar eso y hacer mi emprendimiento”.
Y sí que era posible. Según datos aportados a Montevideo Portal por la presidenta de la Cámara Uruguaya de Desarrolladores de Videojuegos (CAVI), Laia Barbosa, Uruguay exporta más de 32 millones de dólares anuales solo de videojuegos.
El ecosistema de las desarrolladoras uruguayas
En el afán por avanzar en la profesionalización y promoción de la industria, en 2016 se creó la CAVI, que ahora está compuesta por 16 desarrolladoras uruguayas. “La cámara iba a funcionar para que cuando se articularan mecanismos del Estado para promover la industria, hubiese una entidad a la cual destinar fondos y no a una determinada empresa, porque no sería viable”, explicó Martínez, quien también integra la directiva de CAVI.
A la CAVI también la conforman startups, que están dando sus primeros pasos, y aunque todavía no tengan su lugar oficialmente, pueden acceder a información del mercado internacional y a consejos para conseguir sus primeros inversores privados o fondos estatales.
A su vez, el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) abrió una convocatoria para dar fondos a personas con proyectos en diferentes disciplinas, entre ellas los videojuegos. Federico Mello creó Wicked Games junto con otros compañeros de su carrera y gracias a este fondo obtuvieron una ayuda de 250 mil pesos para el desarrollo de Souls Tree. “Fue una especie de validación, ayuda o empujón para seguir con ese proyecto”, agregó.
El Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) también comenzó a ofrecer fondos concursables, pero a diferencia del MEC, estos están pensados para empresas ya constituidas y no para personas con proyectos. Kreitech, una empresa especializada en la producción de software, pero que también tiene un área dedicada a la creación de videojuegos, obtuvo por esa vía la ayuda que precisaba para la producción de un contenido vertical (una primera base del videojuego que sirve para conseguir inversores).
En búsqueda de los “publishers”
La obtención de fondos es muy importante porque la creación de los juegos en general lleva entre uno y tres años según el proyecto. Una desarrolladora aprovecha este tipo de concursos del Estado para que su videojuego pueda dar sus primeros pasos. Pero muchas veces no es suficiente y ahí es cuando empieza la búsqueda de los inversores privados o, como se les conoce en la industria, publishers.
Una de las formas de hacer conocer los videojuegos es participar de convenciones internacionales que hay en diferentes regiones del mundo.
La Game Developers Conference (GDC) se hace todos los años en San Francisco y reúne a desarrolladores de todo el mundo con los publishers y proveedores de diferentes servicios para los videojuegos. Allí, cualquiera que tenga un proyecto puede asistir, siempre y cuando pueda costear los precios del viaje y la acreditación que ronda los US$ 1.400.
Para hacer “más accesible” la oportunidad de asistir a esta conferencia, la CAVI, que pertenece a una federación de desarrolladores latinoamericanos, hizo un acuerdo para obtener 10 pases gratis para 10 países de la región. Así que, junto con Uruguay XXI, la cámara, desde hace tres años, ofrece la oportunidad de asistir a la conferencia a 10 desarrolladoras uruguayas.
Este año, el proyecto de RubberDuck Evil Wizard fue elegido entre los mejores juegos de la GDC. “No esperamos este reconocimiento porque hay muchísimos juegos de enorme calidad allí y bueno, la verdad que nos abrió puertas para hacer negocios”, dijo Gonzalo Martínez.
“Se trata del principal evento mundial para el desarrollo de videojuegos y, si bien habían participado varios uruguayos de forma individual, no se había concretado una presencia país”, indicó Omaira Rodríguez, especialista en Industrias Creativas y Promoción de Exportaciones de Uruguay XXI.
Según Rodríguez, el sector está teniendo un “crecimiento orgánico que necesita de mucha inversión” y, como Uruguay no es la excepción, es “necesario sacar a relucir a la producción nacional”.
Desde Uruguay XXI ven con buenos ojos la evolución de estas convenciones regionales porque “cada vez más llaman la atención de los inversores internacionales” y, por su cercanía territorial, es posible abaratar los costos del traslado para los desarrolladores uruguayos.
Uruguay tiene su propia convención: Level Uy, que está organizada por la Cámara Uruguaya de Desarrolladores de Videojuegos, MIEM-Dinatel, Uruguay XXI, la Agencia del Cine y el Audiovisual del Uruguay (ACAU), la Dirección Nacional de Cultura (MEC), Antel e Ingenio. Este año se realizará el 26 y 27 de octubre con workshops y charlas con expertos.
Millones de descargas
Una de las empresas dedicadas a la producción de videojuegos en nuestro país y de las más reconocidas es Ironhide Game Studio. Creada entre amigos, hoy cuenta con una plantilla de casi 50 personas entre programadores, diseñadores (aquellos que crean las reglas de juego), especialistas en arte y productores.
Kingdom Rush es la saga de videojuegos que más los ha hecho prestigiosos en el mercado. Según números aportados por la desarrolladora, su primera entrega tiene más de cinco millones de descargas entre iOs y Android. Actualmente este juego se encuentra gratis. El resto de los títulos de la saga (Frontiers, Origins, Vengeance), solo en tiendas, acumulan más de seis millones de descargas. Juan Pais explica que estas últimas entregas tienen un costo por descarga y, por ello, “es más difícil lograr un alcance tan masivo como la primera edición”.
Por otro lado, Pomelo Games fue fundado en 2013 y hoy cuenta con una cartera de siete videojuegos: Outlanders, Griddie Islands, Machinal Instinct, Once Upon a Tower, Bullet Boy, Mars: Mars, Dinosaurs Are People Too.
Según Lucía Gómez, Communications & Marketing Manager de Pomelo Games, la empresa está muy enfocada en mantener a Outlanders como su principal proyecto. Aun así, uno de los más destacados de estos últimos tiempos fue Once Upon a Tower, el juego distinguido por Google Play, que alcanzó la cifra de 10 millones de descargas entre las tiendas de iOs y Android.
Gómez también adelantó que el equipo ya está trabajando en un nuevo proyecto que los tiene muy ilusionados y al que le están “dedicando mucho amor”, pero que es ultrasecreto, por ahora.
El juego con un mensaje más personal
El Perfil del Internauta de la encuestadora Grupo Radar del año 2022 destacó que los videojuegos de lógica y habilidad mental (como el Candy Crush o los Sudoku) son los más jugados, seguidos por los de estrategia (League of Legends o Minecraft) y los de aventuras (GTA o Assassins Creed).
Tourist Trap es un juego de Trágico Media que tiene un trasfondo diferente, que nació de expresar una realidad que vivió Manuel González, uno de sus creadores. “Soy de Maldonado y también me crié un poco en el contexto de una ciudad que está completamente ‘turistificada’, digamos. Es un término que parece falso, pero existe: es una mezcla de gentrificación y una economía basada en el turismo, y en Maldonado se vive eso con Punta del Este”, manifiesta.
El juego, de carácter más narrativo y que se aleja del género de acción y combate, es considerado por González como “súper complejo” porque “toca muchas aristas y es medio raro en la industria”. El desarrollador agrega: “Ya de por sí es un juego bastante uruguayo en el sentido de que es muy personal, y también porque trata de mostrar el punto de vista uruguayo y latinoamericano”.
Check point
“Algo que me parece muy valioso es que en Uruguay hay un montón de oportunidades para el desarrollo de videojuegos. A veces esas oportunidades no se conocen o no se escuchan porque las personas no están en los círculos correctos para enterarse”, dice Federico Mello.
“Me pone contento porque hay más gente que se anima a desarrollar y no solo trabajar para otro. Me ilusiona que haya gente que ve esto como un camino viable para trabajar”, manifiesta Emiliano Sierra.
Y es así que la industria uruguaya de videojuegos es vista por los desarrolladores, con positivismo porque saben que, desde sus inicios hasta hoy, el mercado cambió, evolucionó y Uruguay no se quedó atrás.