Por The New York Times | David W. Chen
Durante una declaración jurada en 2012, un abogado de la NFL argumentó que la liga se oponía por completo a las apuestas deportivas porque “impactarían de manera negativa nuestra relación a largo plazo con nuestros aficionados y la percepción de nuestro deporte en todo el país”.
En la actualidad, no se opone tanto.
Para el Supertazón que se jugará el domingo, se calcula que 31,4 millones de estadounidenses harán apuestas legales por 7600 millones de dólares, ambas cifras marcan un récord y un incremento del 35 y el 78 por ciento, respectivamente, en comparación con el año anterior, según la Asociación Estadounidense del Juego.
Durante el último año, las asociaciones con compañías de apuestas deportivas y casinos representaron una porción significativa de los ingresos por patrocinios de la NFL, los cuales alcanzaron la cifra récord de 1800 millones de dólares, con prácticamente todos los grandes involucrados (incluyendo DraftKings, FanDuel, Caesars, BetMGM y PointsBet).
Además, hace unos días, la NFL llegó a su primer acuerdo con una casa de apuestas en Canadá, esto a la expectativa de la incorporación en abril de las apuestas deportivas reguladas en Ontario.
“Esto lo cambia todo: es de suma importancia en términos de elegir un bando en un tema y beneficiarte del otro diez años después”, opinó Max Bichsel, el vicepresidente de NewYorkBets.com, una compañía de investigación y análisis de apuestas deportivas.
Para quienes tal vez acaban de comenzar a prestar atención a las apuestas deportivas (quizá debido al bombardeo de comerciales durante las eliminatorias de la NFL y los Juegos Olímpicos, en los que aparecen integrantes de la familia Manning y otros atletas retirados); a continuación, una guía sobre cómo la NFL cambió de opinión en solo una década.
¿Qué tanto se oponía la NFL?
Mucho.
Durante décadas, la NFL temió que legalizar las apuestas se pudiera mezclar con el amaño de partidos y la corrupción, lo que afectaría la integridad de este deporte. Uno de los escándalos definitorios en la época previa a la fusión de la NFL fue la suspensión en 1963 de dos grandes estrellas, los futuros miembros del Salón de la Fama Paul Hornung de los Empacadores de Green Bay y Alex Karras de los Leones de Detroit, por apostar en juegos de la liga y asociarse con apostadores o “rufianes conocidos”.
Esa reticencia solo se intensificó en 1992, cuando el entonces presidente estadounidense George H. W. Bush firmó la Ley de Protección al Deporte Profesional y Amateur (PASPA, por su sigla en inglés) que prohibió las apuestas deportivas en la mayoría de los estados, Nevada fue la exención más destacada.
Los jugadores de la NFL tenían prohibido participar en eventos que se realizaran en casinos o que estuvieran patrocinados por estos. Tal vez el ejemplo más conocido fue en 2015, cuando al ex mariscal de campo de los Vaqueros de Dallas Tony Romo no se le permitió asistir a un evento de futbol americano de fantasía en un centro de convenciones que era parte de un casino en Las Vegas.
¿Cuándo comenzó a reconsiderar su postura la NFL?
En 2014, el comisionado de la NBA, Adam Silver, escribió un texto para la sección de Opinión de The New York Times en el que apoyaba los esfuerzos para regular y legalizar las apuestas deportivas. Después de todo, argumentó Silver, las apuestas deportivas clandestinas con un valor anual estimado en 400.000 millones ya se llevaban a cabo y los tiempos han cambiado desde que la PASPA fue promulgada. Las loterías y los casinos se encuentran por todos lados.
La NFL y todos los demás se dieron cuenta.
“Este no fue un momento de cambio instantáneo, fue muy lento y estable”, comentó John Holden, un catedrático de Negocios en la Universidad Estatal de Oklahoma que ha escrito de manera extensa sobre las apuestas deportivas. “La NFL vio como las otras tres ligas dieron el salto y, entonces, la NFL dijo: ‘Está bien’”.
Igual de importante fue el hecho de que dos de los propietarios de equipos más destacados de la NFL, Robert Kraft de los Patriotas de Nueva Inglaterra y Jerry Jones de los Vaqueros de Dallas, fueron inversionistas pioneros y apasionados de DraftKings y los deportes de fantasía. Y aunque la NFL desafió el nuevo estatuto relacionado con las apuestas deportivas de Nueva Jersey en 2012 (un caso decidido por la Corte Suprema), los equipos firmaron acuerdos individuales de patrocinio con compañías de apuestas, que comenzaron a invertir mucho en anuncios de televisión durante la temporada de la NFL. La Corte Suprema toma una decisión
Por supuesto, el gran cambio en las apuestas deportivas ocurrió en 2018, cuando la Corte Suprema revocó la ley de 1992. Los estados que habían previsto la decisión, como Nueva Jersey, tuvieron una ventaja al inicio de las apuestas deportivas. Las ligas y los equipos se mostraron todavía más interesados en colaborar con negocios relacionados con apuestas, incluyendo a casinos y aplicaciones de apuestas.
“Cuando el mundo está cambiando, quieres tomar el control”, señaló Oliver Hahl, un catedrático de Negocios de la Universidad Carnegie Mellon que ha estudiado la autenticidad y la teoría organizacional en los deportes.
En definitiva, la NFL y otras ligas intentaron ejercer más control al argumentar, principalmente en las legislaturas estatales de Estados Unidos, que se debería pagar algún impuesto o cuota a las ligas y no a las empresas de apuestas. Sin embargo, las ligas solo han tenido un éxito limitado, mencionó Chris Grove, un distinguido catedrático en el Centro Internacional para la Regulación del Juego en la Universidad de Nevada, campus Las Vegas, y socio emérito de Eilers & Krejcik Gaming, una firma de investigación y consultoría.
Más de treinta estados han autorizado hacer apuestas deportivas desde la decisión de la Corte Suprema y California se les podría sumar más adelante este año. Mientras tanto, Nueva York, donde la NFL tiene sus oficinas principales, se ha convertido con rapidez en el mercado de apuestas deportivas más grande de la nación, dejando atrás a Nueva Jersey, a solo cuatro semanas de haber aceptado las apuestas a través de dispositivos móviles. ¿Qué podría ocurrir en el futuro?
El futbol americano es el deporte más popular para los apostadores y la NFL sigue preocupada por la integridad del juego. En 2019, la liga suspendió a Josh Shaw, en ese entonces un defensor profundo de los Cardenales de Arizona que estaba lesionado, por apostar en juegos de la NFL. Además, cualquier escándalo que involucre a jugadores, entrenadores o réferis al nivel de Tim Donaghy, un exréferi de la NBA que fue a prisión por apostar en los juegos, sería devastador.
La NFL también ha sido presionada para tomar medidas contra el comportamiento ludópata. Lanzó una campaña para alentar las apuestas responsables al inicio de la temporada actual, a través de una alianza de 6,2 millones de dólares con el Consejo Nacional de Problemas de Juego.
Aun así, se necesitan mayores controles, en especial en las apuestas dentro de los juegos, que alimentan el deseo de un ludópata de encontrar oportunidades mayores y más rápidas de apostar, indicó Keith Miller, un catedrático en la Facultad de Derecho de la Universidad Drake. El miércoles, Miller habló durante su participación en un panel sobre la ética de las apuestas deportivas legales organizado por la Escuela de Negocios Zicklin de Baruch College.
Lo que la NFL y el país deberían tener en mente, aseguró Holden, quien también formó parte del panel, es la experiencia del Reino Unido y de Europa, donde las apuestas deportivas legales han estado más establecidas: ambos lugares han atestiguado problemas graves de ludopatía.
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