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Además de este anuncio en el mes de los festejos, los clientes se verán beneficiados con una “catarata de ofertas”.
“Durante todo este tiempo, hemos tenido un paulatino crecimiento, estamos muy contentos de cómo nos fuimos desarrollando con financiamiento propio y con una expansión siempre medida y acorde a nuestras posibilidades”, afirma el director de El Clon, Evaristo González.
La empresa tiene foco en los eventos zafrales para sus estrategias de venta: Navidad, escolares, verano e invierno, cámping, Día de la Madre, del Niño, del Abuelo, del Padre y Halloween.
El Clon tiene dos conceptos en sus presencias: los locales que comercializan alimentos, llamados Clon Food, y los espacios que comercializan todo lo referido al bazar y hogar.
La nueva sucursal, próxima a inaugurarse en Belloni, consiste en dos locales comerciales contiguos: uno de 200 metros cuadrados, exclusivamente de productos alimenticios (Clon Food), y el otro con un salón de 500 metros dedicado a los rubros tradicionales de la empresa (“non-food”), en el cual se incluye la sección de tocador y limpieza.
Con esta nueva presencia, serán cinco los locales dedicados a la comercialización exclusivamente de productos alimenticios.
Actualmente, El Clon tiene 25 sucursales presentes en Montevideo, Canelones, Maldonado, Rocha y Rivera. Con esta nueva anunciada, serán 26. “Hay dos locales más proyectados (uno en la capital y otro en el interior), que esperaremos tener inaugurados de aquí a cuatro o seis meses”, cuenta su director, Evaristo González.
En la empresa trabajan 600 personas de manera directa y, de forma indirecta, unos 120 proveedores que son contratados por El Clon.
El comercio electrónico dice presente
En marzo de 2020, con el advenimiento de la pandemia y la oportunidad para el rubro de ventas online, El Clon debía mejorar su presencia en el e-commerce.
“Nosotros teníamos una oferta por la página web que no superaba los 600 artículos y hoy tenemos 17.000. Esa proyección que nos trajo la pandemia también se transformó en una oportunidad y una obligación de crecimiento por ese canal: nuestras ventas se multiplicaron por siete en comparación con la propuesta anterior de comercio electrónico”, detalla González, quien destaca que la empresa cuenta con una clientela habitué de las compras en línea.
20 años y comienzo tienen las cosas
Evaristo fue estudiante de ingeniería, pero al poco tiempo debió abandonar la facultad, ya que comenzó a trabajar a temprana edad debido a la difícil situación económica familiar. Se desempeñó en varios rubros: vendía servicios fúnebres, atendía en una barraca de leña, también en una empresa courier, hasta que finalmente ingresó al departamento de importaciones de Saman, lo que le permitió formarse en dicho rubro.
Por cuestiones del destino, Evaristo emigró a Australia con quien hoy es su esposa y allí vivió durante tres años con el fin de ahorrar cierto dinero para después de un tiempo volver y emprender en Uruguay. A su regreso, se incorporó como vendedor mayorista de una empresa de accesorios para dama y, de a poco, empezó a evaluar en dónde podía invertir aquel dinero obtenido durante esos años en el exterior. Corría el año 1993.
“El comercio me gustó muchísimo y observé una oportunidad de desarrollar una pequeña empresa de rubros, juguetería y bazar”, recuerda González, quien poco a poco observaba la posibilidad de independizarse con su propio negocio.
“Esos tres años que trabajé en otro país de lunes a lunes me costaron mucho, y ese dinero tenía que invertirlo, e invertirlo bien”, destaca González.
Fue así que en 1995 y en un local pequeño abrió una pequeña importadora con su hermana, a quien le pedía prestado su auto para salir a vender por el país aquellos primeros productos.
El director de El Clon explica que para el año 2002 ya habían crecido bastante en el negocio. “A su vez, teníamos desperdigadas una cantidad de cuentas con cheques que ya valían la mitad en dólares y se había quebrado bastante la cadena de pagos”, recuerda González sobre un año en que la crisis económica ya estaba presente.
De hecho, un cliente con dificultades económicas no podía pagarle las deudas contraídas con la empresa de Evaristo y le ofreció tres locales comerciales como forma de saldar sus compromisos de pago.
“En ese momento no podíamos vender a plazo porque no sabíamos lo que íbamos a cobrar, el dólar era una explosión sin ninguna referencia y, buscándole la vuelta de vender nosotros directo al público, sale la idea de El Clon con un amigo y decidimos abrir el primer local en Paso Molino con uno de los que formaron parte de pago de aquel cliente. Fue un 8 de agosto de 2002. El 50 % de los locales de la zona estaban cerrados, llovía, era un día gris”, recuerda González.
Al tiempo, Evaristo avanzó en el emprendimiento solo con otros locales, y la historia se continúa hasta hoy, celebrando 20 años de aquel día lleno de incertidumbres, pero que con el tiempo traerían muchas oportunidades.
El nombre
El Clon es una empresa arraigada en la vida cotidiana de los uruguayos, pero, como todo, su nombre tiene un origen.
“A mí me gusta la serie La Guerra de las Galaxias y recuerdo que hacía poco tiempo en aquel entonces se había lanzado la película La invasión de los clones, en donde bajaban de naves espaciales cientos de miles de clones y me imaginé justamente eso: que con este negocio llegaba una invasión de cadena de clones. Así es que lo llamé El Clon”, rememora González.
Un día de ese agosto de 2002, Evaristo estaba en ese primer local, muy atento a aquellos primeros clientes que ingresaban, observando si gustaban los productos ofrecidos.
Recuerda que tuvo un diálogo con una señora que le hizo notar que ese nombre elegido tendría repercusiones inesperadas: “En ese momento, una clienta se acerca y me pregunta si yo era de allí, le respondo que sí y le pregunto si la podía ayudar en algo. Ella me responde ‘la verdad, lo felicito por el nombre’, y yo pensé ‘qué bueno, a la señora también le gusta la película’, pero, antes de que dijera nada, ella continúa: ‘la verdad, soy una fanática de la telenovela El Clon’”.
Para sorpresa de Evaristo, una novela brasileña también compartía el nombre de la empresa, pero sin dudas tendría un significado diferente y, como lo imaginó, se clonaría por muchos barrios de Uruguay.
Cambios en preferencias de compras
En el transcurso de estos años, González cuenta que naturalmente existen variantes con respecto al consumo y que estas definen los productos que se ofrecen.
Uno de los rubros que menciona con un notorio cambio de consumo es el de juguetería: “los chicos de 12 años ya no consumen juguetes. Lo hacen hasta los 10 años. Antes los niños pedían juguetes hasta los 13 y es entonces, a partir de ese cambio, que incorporamos diferentes dispositivos tecnológicos para estos adolescentes primarios que consumen estos productos a más temprana edad”, subraya González.