Por Andrés Silva Arancibia Autor, Keynote Speaker y Fundador de Flumarketing.com
Una situación crítica empuja el comportamiento humano hacia diferentes direcciones y algunos aspectos de este comportamiento son irrevocables. Como ocurre con cualquier crisis, los seres humanos tienden a descender en la jerarquía de necesidades de Maslow hacia los aspectos básicos de la alimentación, la seguridad y la protección.
Según el Covid-19 Consumer Pulse Research de Accenture, que encuestó a 2.500 consumidores en la India entre marzo y junio de 2020, el 85% de los consumidores de dicho país dijeron que compraban más conscientes de su salud, mientras que el 85% dijo que estaban enfocados más sobre cómo limitar el desperdicio de alimentos.
La gente ahora valora mucho más la vida, porque entiende que es frágil. Porque está comprendiendo que el ser humano no tiene el poder para controlar todas las amenazas que provienen de la naturaleza.
En su rol de consumidores, las personas se han desplazado rápidamente hacia la compra en línea. Desde el 11 de marzo, día en que la Organización Mundial de la Salud declaró al COVID-19 como una pandemia mundial, las ventas de comercio electrónico en muchos países se han duplicado. Las personas ahora trabajan, estudian y se entretienen desde su hogar y eso hace que gasten menos en alimentos fuera de casa como el café, bebidas, pasteles o comida a la hora del almuerzo.
Todos estos nuevos comportamientos de los consumidores que abarcan todos los aspectos de la vida tienen enormes implicancias para los minoristas y empresas. A largo plazo, muchos de estos cambios en el comportamiento del consumidor aún se están tomando forma, lo que, desde una mirada optimista brinda a las empresas una gran oportunidad para ayudar a dar forma a la nueva normalidad y ser protagonistas del cambio.