Con más de 420 metros de altura, la torre situada en el número 432 Park Avenue, Nueva York, es uno de los edificios residenciales más costosos del mundo. Hace poco más de cinco años fue el pináculo del boom de los condominios de lujo en Nueva York, y la elección privilegiada de compradores extranjeros que buscaban discreción o buenas rentas.
Ahora, el coloso de cemento diseñado por el arquitecto uruguayo Rafael Viñoly enfrenta algunos problemas de diseño importantes, situación que también estarían padeciendo otros inmuebles similares.
Según informa The New York Times, los propietarios de unidades en el edificio presentan reclamaciones por millones de dólares, debido a situaciones que incluyen daños causados por pérdidas de agua, problemas mecánicos y de plomería. También reportan averías frecuentes de los ascensores (un problema nada menor en un sitio tan alto) y paredes que crujen como el maderamen de un galeón. Al parecer, todos estos problemas tendrían un denominador común: la enorme altura del edificio.
El edificio, una esbelta torre que algunos detractores compararon con un dedo medio extendido debido a su desmesurada altura, fue un éxito inmobiliario y sus unidades están casi agitadas. con un valor proyectado de 3,1 mil millones de dólares. El penthouse del piso 96 se vendió en 2016 por casi 88 millones a una empresa que representa al magnate minorista saudí Fawaz Alhokair. Jennifer López y Alex Rodríguez compraron un apartamento de 4,000 pies cuadrados por 15.3 millones en 2018 y lo vendieron aproximadamente un año después.
Ahora, las "reuniones de consorcio" que incluyen a algunas de las personas más ricas e influyentes del mundo, revelan discusiones espinosas sobre cómo remediar los problemas sin hundir los valores de las propiedades.
"Estaba convencida de que sería el mejor edificio de Nueva York", dijo al citado medio Sarina Abramovich, una de las primeras residentes de 432 Park. "Todavía lo están promocionando como un regalo de Dios para el mundo, y no lo es".
CIM Group, uno de los desarrolladores, admitió en un comunicado que "como todas las construcciones nuevas, hubo eventos de mantenimiento y cierre durante ese período".
El gerente de la constructora Lendlease, responsable del proyecto, aseguró que desde la empresa "han estado en contacto" con los desarrolladores, "con respecto a algunos comentarios de los residentes, que actualmente estamos evaluando".
La Sra. Abramovich y su esposo, Mikhail, compraron en 2016 un apartamento de más de mil metros cuadrados cuadrados en un piso alto por casi 17 millones de dólares.
La primera decepción fue temprana: cuando llegó desde Londres para ocupar lo que se suponía que era un apartamento terminado, descubrió que su unidad y otras partes del edificio estaban todavía en construcción.
"Me metieron en un montacargas rodeado de placas de acero y madera contrachapada, con un operador de casco", dijo. "Así fue como subí a mi apartamento antes de cerrar".
Los problemas se intensificaron a partir de ahí, añadió la mujer. El edificio sufrió una serie de inundaciones, incluidas dos filtraciones en noviembre de 2018 que el gerente general del edificio, Len Czarnecki, reconoció en correos electrónicos a los residentes. La primera fuga, el 22 de noviembre. La más grave fue causada por una fuga en el piso 74, que hizo que el agua ingresara a los pozos de los ascensores, lo que dejó fuera de servicio dos de los cuatro elevadores residenciales durante semanas.
Ambos eventos ocurrieron en plantas técnicas del edificio, pisos que han sido criticados por estar excesivamente altos, una característica de diseño que permitió a los desarrolladores construir más alto de lo que se hubiera permitido de otra manera, porque dichas plantas no se cuentan en el número de pisos.
Después del primer incidente, el agua se filtró en el apartamento de la Abramovich, situado varios pisos debajo de la fuga, causando daños estimados en medio millón de dólares.
Otros residentes han reportado situaciones similares. El promitente comprador de la unidad 84B, cuya identidad no fue divulgada, relató una "inundación catastrófica" en 2016 que causó daños importantes en los pisos 83 a 86, hecho que lo hizo desistir de la compra. Fuentes cercanas al caso revelaron que el hombre, que había reservado un apartamento de 46,25 millones de dólares, era miembro de la familia Beckmann, propietarios de la marca de tequila José Cuervo. Al año siguiente, el caso se resolvió jurídicamente de forma pacífica.
Muchos de los problema que padece el edificio de Viñoly están ocurriendo en otras torres residenciales súper altas, según varios ingenieros que han trabajado en los edificios.
Todos los edificios se mecen con el viento, pero a alturas excepcionales, esas fuerzas son más poderosas. En la noche del 31 de octubre de 2019, "una condición de viento fuerte" detuvo un ascensor y provocó que un residente quedara "atrapado" durante una hora y 25 minutos. La oscilación del viento puede hacer que los cables en el hueco del ascensor se golpeen y provoquen desaceleraciones o paradas, explicó un ingeniero que pidió no ser identificado, porque ha trabajado en otras torres en Nueva York con problemas similares.
Una de las quejas más comunes en los edificios de gran altura es el ruido. Luke Leung, director del estudio de arquitectura Skidmore, Owings and Merrill, ha escuchado el gemido de piezas metálicas entre las paredes mientras los edificios se balancean, y el silbido fantasmal del aire en las puertas y los huecos de los ascensores.
Los residentes de 432 Park se quejaron de crujidos, golpes y chasquidos en sus apartamentos, y de un ducto de basura "que suena como una bomba" cuando se tiran los desperdicios, según se lee en las notas de una reunión de propietarios celebrada en 2019.
Los problemas en el edificio se combinaron con nuevos un notorio aumento de costos. Los gastos comunes aumentaron casi un 40 por ciento en 2019, según los correos electrónicos de la administración, donde se justificaban estos incrementos por el aumento de las primas de seguros y las reparaciones, entre otros costos.
Eduard Slinin, un residente que fue elegido miembro de la junta de condominios a fines del año pasado, escribió una carta a los vecinos informando que los costos de seguro del edificio habían aumentado un 300 por ciento en dos años. El aumento del seguro se debió en parte a una descarga de rociadores y dos "incidentes relacionados con el agua" en 2018 que le costaron al edificio alrededor de $ 9,7 millones en pérdidas cubiertas.
Algunos residentes también criticaron el aumento de las tarifas en el restaurante privado del edificio, supervisado por el chef Shaun Hergatt, poseedor de una estrella Michelin. Cuando se inauguró el edificio a finales de 2015, los propietarios debían gastar 1,200 dólares al año en el servicio. En 2021 la tarifa subió 15,000, a pesar de las limitadas horas de operación debido a la pandemia. Y el desayuno dejó de ser gratis.
El informe del periódico neoyorquino detalla que los propietarios e inquilinos se han dividido en dos grupos, pero ambos tienen objetivos y reclamos similares. Una revisión técnica encomendada por uno de estos grupos a la firma SBI Consultants constató de manera preliminar que el 73 por ciento de los componentes mecánicos, eléctricos y de plomería observados no se ajustaban a los diseños de los desarrolladores, y que casi una cuarta parte "presentaba problemas que podrían poner en peligro la vida".
"Todo aquí era de utilería. Si hubiera sabido entonces lo que sé ahora, nunca lo habría comprado", resumió la señora Abramovich.