Por Lorena Rodriguez (foto y texto)
Noticias de sustentabilidad en acciones
Hay tantos temas de los que tenemos que ocuparnos para lograr el desarrollo sustentable, que tenemos que ser eficientes. Hoy, un ciudadano, además de cumplir con las leyes de su país, las costumbres de su familia y preocuparse por ser una persona instruida, quiere también cumplir con otras normas, más nuevas. Queremos vivir vidas equilibradas y saludables, para nosotros mismos y para con los demás. Nos importa alimentarnos saludablemente, con lo necesario, pero que sean productos naturales, de calidad; que sean buenos para nosotros, para los organismos consumidos y para el ambiente donde se producen y obtenidos de un comercio justo.
Hacemos ejercicio y, en lo posible, cuanto más al aire libre mejor, porque sabemos que el contacto con la naturaleza ejercita el cuerpo y el alma. Queremos usar la energía de forma eficiente y producida en base a fuentes limpias. Rehusamos productos innecesarios, reutilizamos los que no podemos rechazar y reciclamos los que tenemos. Queremos ser responsables con nuestras mascotas para que estén tan contentos con nosotros como nosotros con ellos. Somos cada vez más tolerantes con la diversidad entre nosotros, respetando preferencias y estilos diferentes. Y ante las injusticias, no nos callamos.
En este nuevo ciudadano, que es un ciudadano del mundo y no solo de un país, tenemos que precisar algunas cosas. A veces, en estos mensajes que me representan y me llenan de esperanzas, veo nuevas amenazas, veo mucha globalización y poca localidad. Veo mensajes muy genéricos que si no se ajustan a las características locales, podemos meter mucho la pata, con las mejores intenciones. Acá es cuando pienso que no todo lo verde es bueno, solo porque es verde. Siento que cada vez más personas hablamos de ecología, pero veo a esa ecología cada vez menos ecológica. Cuando hablamos de ecología estamos hablando de los ecosistemas y todas las especies que ahí viven, incluidos nosotros, más las interrelaciones entre las especies con el suelo, las rocas, el agua y el aire. Esos ecosistemas son los que producen el agua que consumimos nosotros y el resto de las especies, los que mantienen los suelos que producen nuestros alimentos y el de otras especies, los que generan los paisajes que nos deleitan y que nos invitan. Pero estos ecosistemas tienen sus propias reglas de funcionamiento y tenemos que aprenderlas.
Quiero poner en escena a la biodiversidad de la que somos parte y a los ecosistemas que nos sustentan. Y quiero celebrar todas estas nuevas ´´normas sociales´´ para renovar nuestro pacto con la vida. Pero quiero invitarlos a precisar aspectos para que el verde tome siempre la tonalidad local. Cuando hacemos nuestros jardines, que nos reencuentran con la naturaleza, es mejor optar por plantas autóctonas; éstas son además el hábitat de la fauna que nos alegra. Yo me aseguro en el vivero que la planta es de la región donde la quiero plantar.
Las mascotas, nuestras compañeras de vida, tienen que aprender a no molestar a la fauna que está descansando o alimentándose, porque también ellos son nuestros compañeros de viaje. Es importante que las mascotas no sean exóticas. Para tener un animal raro en tu casa murieron muchos otros mientras los capturaron en su ambiente y llegaron a tus manos. Sino, exigí que te muestren la documentación que certifique que son de criaderos y nunca los sueltes, ya que pueden convertirse en un problema grave para la biodiversidad. Si tenés la suerte de tener un pedacito de paisaje, mantenélo natural; para paisajes europeos siempre podés ir a visitar Europa. Las cortinas de árboles en los cercos, que impiden apreciar los paisajes a todos sus amantes, son una tristeza. Mejor hacé islas de árboles nativos en algunos sectores del predio, emulando el paisaje natural. No siempre los árboles exóticos crecen más rápido. Además, no hay apuro, y seguro que no sustentan tanta biodiversidad.
Nosotros como personas no solo debemos dejar menos huellas en este planeta, sino que podemos hacer contribuciones positivas a los ecosistemas y a la biodiversidad. Y si lo hiciéramos, no sólo frenaríamos el deterioro sino que aceleraríamos la recuperación. Imaginate como podrías hacerlo y asesorate de no estar metiendo la pata.
Algunas ideas para compartir: en tu terreno en la playa, o en el campito de tus abuelos, recuperá la vegetación autóctona del lugar, esa que está ahí hace miles de años. Controlá las especies exóticas, especialmente las que son invasoras, que se propagan como plagas y asfixian a lo que había antes. Las enredaderas nativas tienen flores preciosas, no te dejes engañar por viveristas con poca información. Si tenés la bendición de tener un pedacito de campo, ¿no sería lindo tener carpinchos en tu aguada o arroyito? Y un sueño ya casi imposible de lograr... reintroducir venados de campo en nuestras praderas, que otrora tuvieron miles. Si te gusta disfrutar de la naturaleza pescando o cazando, capturá solo lo que vas a consumir, el resto dejalo.
Si te gusta hacer deportes al aire libre, como kite surf, canotaje o paddle, no te acerques a las aves hasta espantarlas. Si te gusta el mountain bike o las carreras a campo travieso, no tires tus residuos ni pisotees innecesariamente la vegetación. ¿No te gustaría salir de la puerta de tu casa y ver un guazubirá o un lagarto comiendo entre tus plantas?