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Nuestros alumnos vivencian varias actividades que los motivan a ampliar sus miradas y crecer en conciencia social.
El abanico de actividades es muy amplio y ofrece varias formas de participación en función de las edades y el compromiso personal. Desde acciones concretas de voluntariado, donde el trabajo físico es el protagonista, hasta proyectos más complejos en los que el tiempo, la atención y la dedicación son fundamentales.
Una de las principales obras que lleva a cabo la comunidad menesiana, desde hace más de 20 años, es el Centro de Educación No Formal Dionisio Díaz en el barrio 14 de febrero de Maldonado. Esta obra, que acompaña el crecimiento de 120 niños y jóvenes en contexto de vulnerabilidad, es destino recurrente de nuestros estudiantes. Una vez por semana, grupos de estudiantes de secundaria se trasladan hacia allí para animar, apoyar y compartir la jornada con los jóvenes del Dionisio Díaz. En paralelo, durante todo el año, en el colegio se realizan varias campañas y actividades que ayudan al financiamiento y funcionamiento del centro.
Otro de los proyectos es la Olla Menesiana, que reparte todos los lunes y martes una vianda, chocolate caliente y un momento de charla con los vecinos que viven en situación de calle. Este proyecto, que surgió por iniciativa de un grupo de exalumnos, hoy convoca a toda la comunidad menesiana: familias, alumnos, exalumnos y educadores que se organizan para hacerlo posible. Acercarse y escuchar a estos vecinos nos ha permitido entablar relaciones de confianza que, con el tiempo, se traducen en proyectos personales que mejoran su calidad de vida.
Sumado a estas iniciativas, nuestros alumnos de bachillerato participan de jornadas de voluntariado en el Centro Educativo Los Tréboles, donde colaboran en tareas de mantenimiento. Quienes desean profundizar en esta experiencia concurren de forma voluntaria, en la tarde, para ser parte del apoyo académico de los niños y jóvenes.
Los alumnos de tercero de secundaria participan del proyecto Mochileros, una actividad interdisciplinaria entre Formación Cristiana y Geografía. En esta, los jóvenes visitan durante algunos días una escuela rural. Allí investigan las características geográficas del lugar, realizan actividades de animación y juegos con los niños, y colaboran con tareas concretas según las necesidades. Otra riqueza de esta actividad es que es autogestionada por los propios jóvenes.
En el marco de nuestro proyecto de inclusión, los alumnos también son invitados al Centro de Educación Nuestro Camino que forma a jóvenes con síndrome de Down. Participan de las clases de Educación Física proponiendo juegos y compartiendo actividades y vivencias.
Toda la comunidad educativa menesiana participa de forma directa o indirecta de estas actividades a través de acciones específicas con el objetivo de juntar recursos (como ropa, alimentos, juguetes y materiales) y promover las distintas obras con las que nos vinculamos.
Estas actividades son testimonio de una comunidad educativa proactiva, motivada por su corazón y ganas de ayudar. Entendemos que, el voluntariado, más allá de las obras concretas, consiste en vivir el servicio, desde el lugar que nos toca, comprometidos con la personas que nos rodean. Este es uno de los pilares fundamentales de nuestro proyecto educativo.