El consejero delegado de la cervecera danesa Carlsberg, Jacob Aarup-Andersen, acusó este martes al Gobierno ruso de “robarle” su negocio y señaló que no ha podido llegar a un acuerdo tras asumir el Estado el control de sus activos en ese país.

“No hay duda de que nos han robado nuestro negocio en Rusia y no les vamos a ayudar a que parezca legítimo, así de simple es”, dijo Aarup-Andersen con motivo de la presentación del balance de Carlsberg en los nueve primeros meses.

Carlsberg, que había anunciado en marzo de 2022 su salida de Rusia por la guerra en Ucrania, anunció a finales de junio pasado la venta de su filial Báltika, sin revelar el comprador, a expensas de que el Gobierno ruso autorizase la operación.

El presidente ruso, Vladímir Putin, firmó a mediados de julio un decreto que autorizaba al Gobierno a tomar el control temporal de los activos de Carlsberg, que hace unas semanas rompió el acuerdo que permitía a Báltiva producir y vender sus productos en Rusia.

“Puedo garantizar que hemos intentado poner cosas sobre la mesa que eran aceptables, pero es evidente que estamos tan lejos unos de otros en mentalidad y valores que no pudimos encontrar una solución”, dijo Aarup-Andersen.

El decreto de las autoridades rusas establece que el 98,56 % de las acciones de Báltika, perteneciente al grupo Carlsberg, pasan “temporalmente” bajo el control de Rosimúschestvo, la Agencia Federal rusa de Gestión de la Propiedad Estatal.

Báltika tiene ocho fábricas en Rusia, donde se producen más de 50 variedades de cerveza, y cuenta con 8.400 empleados.

El cierre de su negocio en Rusia costó a la cervecera danesa 9.500 millones de coronas (1.273 millones de euros) en concepto de deterioro de activos.

EFE