Consecuencias del cambio climático como déficit o exceso hídrico, incendios o ataques por predadores a los animales, son los motivos principales por los cuales se activan los seguros en el sector agropecuario.
Dentro del total de capital de riesgo que hoy gestiona el Banco de Seguros del Estado (BSE), la mitad corresponde a seguros otorgados para el sector forestal (unos US$ 1.500 millones ), seguido del agrícola con aproximadamente US$ 800 millones aproximadamente.
El sector ganadero y el granjero son los que siguen en la línea de sectores contratantes de seguros agropecuarios.
“Lo que sucede en el sector forestal y el agrícola es que el productor tiene una alta percepción de los riesgos que pueden ocurrir y, a su vez, está relacionado con el monto de inversión que tienen, por lo que ante un evento pueden tener una pérdida importante y es más común cubrirse al respecto”, dice el ingeniero agrónomo Andrés Grunert, supervisor a cargo del Área comercial del Departamento Agronómico del BSE.
“Los rubros más relevantes para la contratación de un seguro se corresponden con la escala de producción que hay en el país. En ese sentido, el sector forestal con respecto al capital es el más importante, pero a nivel de premios que generan los seguros, el sector agrícola tiene mucho peso porque los riesgos ocurren más seguido”, explica Grunert.
Con respecto a otras actividades como la granja, “si bien hay una necesidad del rubro de tener una cobertura, le termina pesando más el costo del seguro porque comercializan un producto que puede tener menos ganancia”, comenta.
Históricamente el sector ganadero tiene un bajo nivel de contratación de seguros. En el mercado se ofrecen seguros de vida individuales para los reproductores y en los últimos años se fueron desarrollando otras alternativas como las “coberturas de agrupamiento” para el ganado en general.
El BSE tiene 110 años de experiencia en ofrecer seguros para el agro. Los primeros fueron destinados a cubrir el riesgo de vida los animales. En la actualidad ofrecen una amplia propuesta de cobertura para todos los riesgos climáticos, incendios y ataques que afecten los diferentes sectores productivos: agricultura, ganadería, arrocero, forestal (desde el árbol de monte en pie hasta la madera finalizada), granja, viñedos, montes frutales, invernáculos, para la apicultura y criaderos de aves y cerdos.
La presencia de BSE en seguros agropecuarios contratados representa un 62% del mercado, cifra que lo posiciona como líder del mercado.
“En la actualidad vemos un incremento en el área asegurada en todo el país y entendemos que eso viene de la mano de una mayor percepción del riesgo por parte los productores. En los últimos años tuvimos acontecimientos, ya sea de resiembra, heladas o seca, que afectaron la producción de manera importante”, destaca el ingeniero agrónomo Agustín Ferreira, supervisor de siniestros del Departamento Agronómico del BSE.
A modo de ejemplo, Ferreira destaca que los seguros de cultivos de invierno (trigo, cebada, avena y colza) crecieron un 36% con respecto a la zafra anterior y observan que para los cultivos de verano (soja, maíz y sorgo) se desarrollará un crecimiento similar.
Sin embargo, otros rubros se encuentran “estancados” en crecimiento: el sector forestal tiene un porcentaje alto de coberturas y ese aumento posible está limitado por el área. La ganadería y granja se mantienen en cifras relativamente bajas de contratación.
“Lo que está haciendo el banco es proporcionar a los productores una serie de coberturas integrales que le permitan al asegurado estar tranquilo frente a todos los eventos climáticos posibles: granizos, viento, resiembra, falta de piso, exceso y déficit hídrico”, destaca Ferreira.
Una opción necesaria: seguro integral para los ovinos
Una nueva propuesta se suma a la variedad de seguros agropecuarios que ofrece el BSE y se denomina “seguro de agrupamiento ovino”. Esta iniciativa, que contó con la participación del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y Plan Agropecuario, propone una cobertura básica de los riesgos climáticos o incendios que causen la muerte de los ovinos. Esta primera opción se puede complementar con tres coberturas adicionales: por enfermedad epidémica, hipotermia post esquila y ataque por depredadores (perros, jabalíes o zorros).
“Es realmente una cobertura muy integral y ambiciosa que está al alcance de los productores ovejeros”, enfatiza Ferreira.
Un aspecto muy destacado de este seguro para ovinos es que cuenta con un subsidio en el valor de la póliza para productores familiares de menos de 400 ejemplares que es financiado con fondos de la Dirección General de Desarrollo Rural. La particularidad es que el porcentaje de subsidio es mayor cuanto menor es la cantidad de ovejas que tiene el productor familiar.
“Previo a esta opción, lo que existía era el seguro de vida animal individual, es decir, si uno tiene una oveja o un carnero de pedigree por alto valor, lo asegura por su propia vida, pero no había un seguro que cubriera toda la majada. Tampoco teníamos una cobertura puntual para ese animal individual ante el ataque de depredadores, que hoy sí la tenemos. Es decir, aquel productor que tiene un carnero destacado por su genética y atributos, lo puede asegurar en el banco por su vida, sea cual fuere el motivo de muerte”, destaca Ferreira.
La nueva solución que los productores ovinos tienen a su disposición desde agosto viene con buena aceptación y muchas contrataciones. Desde el BSE se encuentran brindando una serie de charlas en todo el país para informar sobre dicha cobertura. “Los productores ven con muy buenos ojos que el Banco de Seguros del Estado se haya puesto a trabajar en una cobertura que es pionera a nivel mundial”, afirma Ferreira.