"Los acreedores deberán esperar hasta que los argentinos recuperen la dignidad de vivir en una sociedad que los contenga, porque yo no soy parte de los que creen que la Argentina es de un cierto número de personas y hay millones que sobran", dijo el mandatario, enérgico, desde el museo del Bicentenario de la Casa Rosada.

"Yo, como el Papa Francisco, estoy convencido que la cultura del descarte nos vuelve indecentes inmorales", añadió Fernández en un discurso transmitido por streaming.

La cita no fue casual, dado que una de las paradas marcadas en la agenda de la gira es un encuentro y audiencia privada con el Sumo Pontífice el próximo jueves.

Francisco, además, ha sido uno de los principales apoyos que ha recibido el Ejecutivo argentino en la renegociación de la deuda en las últimas semanas, y sólo basta recordar que en abril pidió renegociar "la carga de la deuda" para "los países más necesitados", en una carta enviada a la titular de la Secretaría General Iberoamericana, Rebeca Grynspan Mayufis.

Otro espaldarazo, tal vez más impensado, fue el que dieron el jueves cerca de 70 legisladores demócratas de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.

Los congresistas presentaron un proyecto de resolución solicitando a la Casa Blanca que exija al Fondo Monetario Internacional (FMI) la suspensión de los pagos de "todos los servicios de la deuda" (capital e intereses) incluidos los vencimientos que Argentina tiene en septiembre y diciembre próximos, hasta que concluya la crisis global causada por el covid-19.

"Tomemos consciencia de lo que estamos viviendo", insistió Fernández, y agregó: "no voy a cambiar ni un ápice lo que me comprometí en la campaña. Primero están los argentinos y ningún acreedor va a ser priorizado a los intereses de los argentinos".

La respuesta tal vez llegue el miércoles de la semana próxima, en la mañana de París, cuando Fernández encabece un encuentro con empresarios en la Embajada argentina en Francia.

(Sputnik)