Por The New York Times | Adam Satariano
Durante su infancia en los Países Bajos, con su red de caminos, su paisaje llano y sus leyes de tránsito amigables con las bicicletas, los hermanos Ties y Taco Carlier ya se desplazaban en bicicleta con sus padres a los 4 años. Muchas familias en el país no tenían autos.
Pero al viajar a Nueva York y otras ciudades ya como adultos, los Carlier se dieron cuenta que pocas personas se desplazaban en bicicleta de la misma manera que ellos lo hacían en su país natal, pues por lo general en otros lugares la población se desanimaba por las grandes distancias, las cuestas y el clima. Esa experiencia plantó la semilla de lo que luego se convertiría en una de las marcas de bicicletas más populares del mundo.
En un mercado de bicicletas reconfigurado por la pandemia, VanMoof, la compañía neerlandesa de bicicletas eléctricas creada por los hermanos, ha sido una de las mayores ganadoras. Con un diseño simple y elegante y una integración inteligente de la tecnología, la compañía ha sido comparada con Apple y Tesla y ha atraído una base de clientes leales y de rápido crecimiento entre la población profesional urbana en Europa y Estados Unidos.
Las ventas de bicicletas a batería se triplicaron durante la pandemia, y la compañía ha recaudado más de 150 millones de dólares de inversionistas de riesgo, quienes por lo general no apuestan por bicicletas.
“Quisimos cambiar la manera en que funciona la bicicleta, pero también desde una perspectiva tecnológica”, afirmó Ties Carlier durante una videollamada desde la sede de la compañía en los Países Bajos.
“Ámsterdam es muy pequeña y plana, pero la mayoría de las ciudades en el resto del mundo tienen muchas pendientes y pueden ser calurosas durante el verano, además de que las distancias son mucho mayores. Sin embargo, esas limitaciones en realidad cambian por completo cuando tienes bicicletas eléctricas”, afirmó.
Las bicicletas que funcionan con baterías, que solían ser vistas por los consumidores como poco confiables, costosas y feas, son en la actualidad una de las formas de transporte urbano de más rápido crecimiento. Con diseños simplificados, nuevas políticas de incentivos corporativos y gubernamentales y mayor conocimiento sobre los beneficios ambientales de andar en bicicleta en lugar de conducir automóviles, VanMoof estima que las ventas en la industria alcanzarán los 46.000 millones de dólares para 2026, el doble de las predicciones previas a la pandemia.
Los cambios en el transporte urbano provocados por la pandemia del coronavirus se pueden percibir en todo el mundo: muchos ciudadanos han abandonado el transporte público por temor al COVID-19. Las calles de París están repletas de ciclistas que se están beneficiando de los nuevos carriles para bicicletas y de la reducción de los límites de velocidad para los automóviles. Berlín está construyendo una “supercarretera” para bicicletas por toda la ciudad. Y en Nueva York, que alberga la red de bicicletas urbanas más grande del país, el número de ciclistas se disparó tanto que incluso por un tiempo hubo problemas para encontrar lugares para estacionar una bicicleta.
“Ahora tenemos a todas las ciudades del mundo invirtiendo en infraestructura para bicicletas, lo cual obviamente es algo muy positivo”, afirmó Ties Carlier.
VanMoof, cuyo nombre proviene de una jocosa variación neerlandesa de la palabra “mover”, no fabricaba bicicletas a batería cuando los hermanos fundaron la empresa en 2009. Tuvieron un gran avance en 2014, cuando idearon un diseño que puso la costosa y temperamental batería dentro del cuadro de la bicicleta, lo que ayudó a protegerla de la lluvia, los ladrones y otros riesgos.
Ocultar la batería tuvo el beneficio adicional de darle a la bicicleta un diseño más sencillo. Una bicicleta VanMoof es deportiva pero tiene la practicidad robusta de una bicicleta holandesa, en la que el ciclista se sienta erguido de un modo más natural que en una bicicleta de carretera tradicional.
Con un precio de 3500 dólares por los modelos más recientes, el costo de una bicicleta VanMoof asustará a muchos clientes potenciales. La compañía declaró que su objetivo no eran los entusiastas del ciclismo sino los ciudadanos que quizás vean una bicicleta a batería como una buena alternativa al transporte público o automóvil propio para trasladarse a diario.
“En realidad esto solo funcionará si diseñamos una bicicleta que sea específicamente para trasladarse de un lugar a otro en una ciudad”, afirmó Ties Carlier.
Las bicicletas VanMoof ahora vienen con tres velocidades que cambian de forma automática según la velocidad, y pueden recorrer unos 144 kilómetros por carga. Un botón de propulsión adicional en el manubrio les proporciona a los ciclistas una aceleración extra de hasta 32 kilómetros por hora para superar una colina o para iniciar movimiento rápidamente desde los semáforos. Ties Carlier afirmó que las bicicletas VanMoof podrán hacer alrededor del 80 por ciento del trabajo por el ciclista.
VanMoof no depende de vendedores externos. La compañía vende directamente sus bicicletas en línea o en sus tiendas físicas en ciudades como Londres, París y Múnich. VanMoof diseña la mayoría de sus componentes, en lugar de depender de proveedores en Taiwán o China, lo que le ayuda a producir un diseño más integrado, pero añadió retos al proceso de fabricación y a la cadena de suministro. Ties Carlier vive en Taiwán para supervisar la fabricación y producción de la compañía, mientras que su hermano vive en Ámsterdam.
VanMoof, como muchas empresas privadas respaldadas por capital de riesgo, no es rentable. Su futuro éxito dependerá de seguir convenciendo a los clientes de que vale la pena gastar 3500 dólares en una bicicleta. Muchas ciudades tienen servicios de bicicletas compartidas de Uber y otras empresas. Compañías como Ride1Up ofrecen modelos menos costosos que los de VanMoof. Las bicicletas urbanas plegables como las fabricadas por Brompton son cada vez más populares.
Los robos son otra preocupación importante. VanMoof tiene un sólido sistema de protección de seguridad que incluye un rastreador GPS y un programa de garantía para remplazar las bicicletas robadas que no sean recuperadas en dos semanas. Sin embargo, el robo de bicicletas sigue siendo un problema en las ciudades grandes y es una de las principales preocupaciones de muchos clientes potenciales.
Un inconveniente adicional es que la compañía solo tiene unos pocos talleres de mantenimiento, lo que significa que los clientes que no estén en una de esas ciudades deben embalar sus bicicletas y enviarlas a la compañía para su revisión.
Horace Dediu, un analista de tecnología que ha estado estudiando la movilidad urbana, afirmó que las bicicletas eléctricas seguían siendo un producto de nicho, pero que su popularidad continuaría creciendo rápidamente. También dijo que ese negocio le recordaba a los primeros días del mercado de los teléfonos móviles, antes de que fuera revolucionado por el iPhone y cuando existían muchas más marcas fabricando diferentes modelos.
“Alguien dará el gran paso”, afirmó Dediu. “Podría ser VanMoof; podría ser otra persona”. VanMoof, la compañía neerlandesa de bicicletas eléctricas que se inspira en Apple y Tesla, es una de las marcas más populares del mundo en un mercado de bicicletas reconfigurado por la pandemia. (Matt Williams/The New York Times)
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