El ex presidente de Argentina, Mauricio Macri, instó a los empresarios uruguayos a apoyar al presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, “que está buscando modernizar el país e incluirlo más en el mundo”, al ser el principal expositor del evento empresarial Vistage Conecta realizado este martes en el aeropuerto de Carrasco.
Pero al ser consultado si entonces respaldaba el planteo de Lacalle de negociar por fuera del Mercosur, Macri respondió que no. “Tenemos que ir como Mercosur al mundo. El Mercosur tiene los peores índices de crecimiento en las últimas décadas porque ha sido un bloque aislado. En lo que plantea el presidente de Uruguay tiene razón: hay que abrirse al mundo”, amplió Macri, quien aseguró que su fuerza política regresará en 2023 al poder para sacar “el freno de mano” que tiene su país en este momento y “acelerar todos juntos hacia el mundo”.
El ex jefe de Estado advirtió acerca del peligro que subyace en la que denominó “la revolución de las expectativas”, derivada del avance tecnológico. “Hoy la gente le demanda a sus democracias la misma velocidad que la de una aplicación con la que escucha música, ve una película o consigue pareja para salir. Pero en la democracia no hay app que resuelva nada. hay que dialogar y negociar”, alertó.
Para Macri, esto se vio en las violentas protestas que se dieron en Chile en los últimos tiempos. “La única sociedad primer mundo de América Latina, y de golpe empiezan a prender fuego la ciudad. Le preguntabas y cada uno tenía una razón distinta Pero el factor común era “quiero más”.¿Por querer más vas a avalar que quemen tu espacio público, tu esfuerzo, el trabajo de tantos años con tus impuestos? Es complejo lo que se esta´viviendo es un desafío para las democracias y la autocracias. Nadie se salva de la revolución de las expectativas. La velocidad de la tecnología hace que la gente quiera lo mismo de los gobiernos y eso no se puede”, explicó.
El empresario y el relato
Durante la entrevista que mantuvo en el evento con la periodista Lucía Brocal, el ex presidente argentino dejó varios otros mensajes y consejos para el empresariado uruguayo.
Los invitó a perder el miedo a ser protagonistas de la comunicación, como lo son los empresarios estadounidenses, que “todo el tiempo hablan, opinan”.
“Hoy estamos ante la amenaza del populismo que lucha contra el emprendedurismo, el desarrollo individual, que quiere someter a la población a depender de la limosna, y va en contra de la meritocracia. Es una lucha por el relato de lo que corresponde para que nuestros jóvenes se convenzan que pueden ser emprendedores no solo del mundo económico, sino también de lo social o la educación. De lo que sea, pero que no dependan del subsidio que le quitan cuando quieren. Ese relato lo tiene que construir también y fundamentalmente el sector privado. Es fundamental que tengamos un relato potente que valore el esfuerzo personal, la cultura del trabajo. No podemos dejar que nos ganen la cancha diciéndole a los jóvenes que el que emprende y tiene éxito es un enemigo de la sociedad”, argumentó.
No podemos dejar que nos ganen la cancha diciéndole a los jóvenes que el que emprende y tiene éxito es un enemigo de la sociedad
Para Macri, los empresarios están llamados a cumplir un rol preponderante “en la tensión enorme que existe entre los que crean riqueza y los que la depredan”. Recordó que el éxito de uno genera oportunidades a los muchos que lo rodean.
No con la familia
Macri fue enfático al aconsejar a los empresarios que no inviten a sus hijos a dirigir con ellos las empresas familiares. Basó esta recomendación en su propia “experiencia traumática” de trabajar junto a su padre, el empresario Franco Macri.
“Lamento decirles que tienen pocas probabilidades de ser el uno de cada diez que no termina compitiendo con su hijo. Mejor es darle un espacio al hijo para la educación y el desarrollo”, apuntó. Según Macri, la convivencia empresarial afecta severamente el vínculo familiar.
Aseguró que no permitir que sus propios hijos trabajen con él redundó en una “relación de armonía y amor, que no está contaminada por esa situación”.
De todas formas, calificó a su padre como su gran maestro, ya que aprendió de sus cosas buenas y también de las malas.
Contó la anécdota de cuando su padre lo invitó almorzar, luego de haber ganado en las elecciones como jefe de gobierno en la Ciudad de Buenos Aires, y le realizó una curiosa observación. Recordó que al final del almuerzo su padre le dijo: “Bueno, ya sos el presidente de Boca más ganador de la historia; ahora seguro con tu empuje vas a modernizar la ciudad de Buenos Aires y eso te va a llevar a ser presidente. Pero claramente si yo hubiese sido un padre normal,vos hubieses seguido trabajando conmigo en las empresas, y no hubieses hecho nada de esto. Al final todo es mérito mío”.
Para Macri, aunque la anécdota cause risas, la reflexión de su padre es una gran verdad.
“Somos productos de nuestros padres. No lo podemos negar. Siempre vamos a querer esa mirada. Hay que convivir positivamente con eso. Si hubiese sido el 1 de 10 yo seguramente no hubiese salido de ese lugar. Al no sentir un espacio de libertad, que es lo que más he valorado siempre, emprendi otros caminos”, comentó.
El buen líder
Para Macri, la excelencia de un líder se mide en el saber elegir a su equipo (“hay que equivocarse en menos del 25%) y por tener “la espalda emocional y solidez personal” para tomar decisiones clave.
“Hace tiempo me di cuenta que lo que hay que hacer es lo correcto. Hacer lo políticamente correcto es joder a la gente. En apariencia es bueno, pero a mediano y largo plazo complica la vida”, apuntó.
Recomendó rodearse de gente intelectualmente honesta y con personalidad que pueda actuar de contrapeso y no tenga problema en decir que no.
También aconsejó hacer sentir protagonista a las personas y compartir tiempo fuera del trabajo, ya que eso aumenta la confianza. Según Macri,un buen líder debe buscar que todo fluya, sobre todo el diálogo entre las personas.
Recordó una práctica que utilizaba en el trabajo con sus ministros durante su presidencia, que “le criticaban mucho” pero que terminó por ser aceptada. “Venía un ministro a quejarse de otro, que el ministro tal me hizo tal cosa. Y yo les decía: ¿Te hizo tal cosa? Anita-que era mi secretaria-, me lo llama al ministro tal. Yo lo ponía en el speaker y le decía acá está Juan que dice que le hiciste tal cosa.¿Por qué no hablan entre ustedes? Nunca más venían a hablarme a mí, y yo quedaba como última instancia”.
En la misma mañana del martes, tras llegar a Montevideo, Macri llamó a su sicoanalista y tuvo una sesión vía zoom. Desde hace 30 años mantiene esa práctica, que empezó a raíz del secuestro que sufrió en agosto de 1991.
Destacó la importancia de conocerse a uno mismo y no engañarse.
“Liderar también es decir la verdad. Entre decir la verdad y mentir, está manipular que también es muy peligroso. Si vas a liderar tenes que comprometerte con la verdad. Es lo que construye tu credibilidad. Parte de eso también es cuánto más hago, más falible soy. En un contexto en que hay que cambiar muchas cosas para poder crecer, prefiero que mi equipo de diez cosas hagan tres mal y siete bien a que hagan cuatro perfectas. Si necesitas dinámica, poner en marcha el elefante, entonces arriesguen, hagan, para salir del status quo”, compartió.