Por The New York Times | James Ledbetter
El martes pasado fue un día difícil para Goldman Sachs. El precio de sus acciones cayó un seis por ciento después de que el gigante de Wall Street reportó su peor pérdida de ganancias en una década. Esa mañana, los analistas acribillaron al director general del banco, David Solomon, con preguntas acerca de su estrategia de banca de consumo y acerca de un elemento en especial: GreenSky.
El mes de marzo, Goldman cerró su adquisición por una suma de 2200 millones de dólares de GreenSky, empresa pionera en el sector crediticio llamado “compre ahora y pague después” (BNPL, por su sigla en inglés) y la calificó como una pieza primordial de su estrategia para construir “la plataforma de banca de consumo del futuro”. Pasó desapercibido hasta el último trimestre, el primero en el que Goldman presentó los ingresos por su unidad de negocios “soluciones para plataformas”, la cual incluye GreenSky. El panorama no era bueno; los ingresos aumentaron, pero la división perdió 1660 millones de dólares en 2022.
Los problemas de Goldman con GreenSky anuncian una nube que se cierne sobre ese sector. Durante años, BNPL fue una de las áreas de crecimiento más rápido en la tecnología financiera, engendró la empresa emergente más valiosa de Europa, Klarna, y prometió revolucionar nuestra manera de consumir y el modo en que los bancos pueden llegar a nuevos segmentos de mercado expertos en tecnología. El crecimiento debe continuar; de acuerdo con Worldpay, BPNL representó el 3,8 por ciento de las transacciones del comercio electrónico en América del Norte en 2021 y se proyecta un crecimiento del 8,5 por ciento para 2025.
Pero lo que parecía una economía atractiva ha cambiado drásticamente. Los proveedores de BNPL utilizan préstamos para el dinero que ellos les prestan a sus clientes de manera gratuita y, con las tasas de interés al alza, esos préstamos se han encarecido. Sería difícil trasladar a los clientes estos costos más elevados; tal vez a quienes les agrada la idea de pagar una chaqueta o un lavavajillas a plazos no estén dispuestos a pagar más por gozar de ese privilegio.
Ahora la industria se enfrenta a una crisis existencial mientras las ganancias siguen sin llegar, las valuaciones disminuyen, la competencia aumenta y los reguladores plantean preguntas difíciles acerca de las prácticas crediticias que hay detrás de BNPL.
Una víctima de su propio éxito
Klarna, la empresa de BNPL respaldada por SoftBank, hasta hace poco era la empresa emergente más grande de Europa, con una valuación de 45.600 millones de dólares. Esta empresa sueca, que comenzó a operar en 2005, llegó con gran éxito al mercado estadounidense. Incorporó a Maya Rudolph, la actriz que aparecía en “Saturday Night Live”, para un anuncio que salió al aire durante el Supertazón de 2021 (costo promedio: 5,5 millones de dólares por un comercial de 30 segundos). Eso pudo haberle ayudado a incursionar en Estados Unidos, pero desde entonces no le ha ido tan bien. La empresa ha recortado su personal y, según The Wall Street Journal, su valuación ha descendido a 6500 millones de dólares.
“Con franqueza, ‘compre ahora y pague después’ es solo un rasgo”, le comentó a DealBook David Sykes, director comercial de Klarna. “Si todo lo que haces es ofrecer la posibilidad de hacer una compra y pagarla a plazos, a la larga, no creemos que sea lo suficientemente dinámico”. Dos de las otras grandes empresas de BNPL a nivel mundial, Affirm y Afterpay, nunca han obtenido una ganancia anual; Klarna señaló que fue rentable en sus primeros años.
¿Qué ocurrió? En un inicio, los usuarios más habituales de BNPL eran mujeres jóvenes que compraban ropa y productos de belleza, y luego esta alternativa se extendió entre consumidores de todas las edades para toda una variedad de propósitos o productos. A principios del confinamiento, las bicicletas de ejercicio Peloton eran una compra popular para los clientes de BNPL. Antes de salir al mercado de valores en 2021, Affirm detectó su dependencia de Peloton como un riesgo empresarial al observar que su mayor socio mercantil representaba más de una cuarta parte de sus ingresos.
No obstante, debido a que BNPL se ha vuelto más popular, cada vez más empresas —desde American Express hasta Citibank, pasando por PayPal— se han metido por la fuerza. En junio, Apple anunció un plan para incursionar en ese mercado a pesar de que su lanzamiento ha sido pospuesto hasta fines de este año. Se espera que una mayor competencia reduzca todavía más los márgenes a medida que los comerciantes endurecen las negociaciones con el ejército de proveedores.
Los reguladores también están intensificando el control
Al mismo tiempo, los reguladores están comenzando a tomar medidas frente a las inquietudes acerca de la manera en que los proveedores de BNPL gestionan sus cargos por pagos atrasados, la privacidad de los clientes y las desavenencias. Hay planes de reforzar la reglamentación este año en el Reino Unido, donde algunos defensores de los derechos del consumidor se quejan de que el servicio se promociona como una opción de pago favorable, pero en realidad es una deuda. Además, un informe de septiembre de la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor concluyó que las empresas de BNPL “no están ofreciendo los mismos derechos y protecciones… que ofrecen las empresas de tarjetas de crédito”, de acuerdo con un comunicado de Rohit Chopra, el director de esta agencia.
Por estas y otras razones, tanto los mercados públicos como los privados han castigado a las empresas de BNPL. Por ejemplo, las acciones de Affirm han caído más del 90 por ciento desde que alcanzó su nivel máximo en noviembre de 2021, al igual que otras acciones de crecimiento poco rentable, como Peloton.
Las bajas valuaciones hacen que la adquisición de las empresas de BNPL se convierta en el objetivo de los grandes bancos, de las empresas de servicios financieros o de algún actor externo, como Amazon o Apple. (Affirm ha gozado del privilegio de ser proveedor exclusivo de BNPL para Amazon, pero el contrato vence a fines de este mes). En 2021, Square (ahora Block) compró Afterpay de Australia por una cuantiosa cifra de 30.000 millones de dólares; en la actualidad, una empresa líder de BNPL podría adquirirse por la mitad de esa suma o menos. Según un vocero de Goldman, los clientes potenciales de GreenSky son personas con puntuaciones crediticias altas que gastan en proyectos de mejoramiento de su vivienda más que en artículos de poco valor.
Affirm ofrece otro tipo de créditos, como pagos mensuales con un interés del diez por ciento. Un vocero de la empresa explicó que BNPL era “el principio de todo un nuevo ámbito de productos e incluso de empresas”.
Jason Kupferberg, director gerente en la investigación de valores de Estados Unidos de Bank of America, señaló que, en el año fiscal de 2021, el 43 por ciento de los préstamos de Affirm tuvieron una tasa de interés nula. En el último trimestre, comentó, solo fue así con el 36 por ciento de los préstamos. El mes pasado, redujo su calificación de las acciones de Affirm al nivel de “retención”.
En realidad, BNPL no es una alternativa de financiamiento nueva para el consumidor. Durante la Gran Depresión, las tiendas departamentales crearon programas de compras a meses sin intereses, los cuales permiten que los clientes paguen a plazos. Estos fueron diseñados para que la gente siguiera comprando y no para generar ganancias directas. Más de 80 años después, es posible que la versión tecnofinanciera acabe teniendo los mismos objetivos.
Goldman señaló que tiene un cometido con GreenSky, pero como lo reveló la semana pasada, las pérdidas se están acumulando. Espera que BNPL atraiga nuevos clientes, pero hasta ahora no está generando los beneficios que muchos bancos y empresas de tecnología están buscando en la actualidad.