Por The New York Times | Christine Negroni

Entre los más de mil vehículos que participaron en la exhibición de innovaciones automotrices de la Asociación del Mercado de Equipos Especiales (SEMA por su sigla en inglés) en Las Vegas el mes pasado, se generó un escándalo debido a una camioneta tipo “pick-up” Ford 100 que, con 43 años, tenía más edad que la mayoría de los asistentes a la feria. La conmoción no se debía a la estética con mucho estilo o a la importancia histórica, sino, en cambio, al contraste entre la apariencia retro de la camioneta y su muy moderno motor eléctrico.

Cualquiera puede comprar el motor, conocido como el Eluminator e-Crate, por 3900 dólares, pero la “pick-up” es única. Fue construida a la medida para mostrarles a los amantes de los autos que ellos también pueden convertir los autos antiguos que son grandes consumidores de gasolina en máquinas eficientes.

Los clientes pueden comprarlo “para ponerlo en cualquier auto que deseen construir”, comentó Mark Rushbrook, director global de Ford Performance Motorsports. “Mustang clásicos, un Galaxy o un camión de la serie F, pueden comprar el motor e instalarlo”.

Ford no es la única que imagina un futuro en el que las personas puedan cambiar el motor a combustión en su auto por uno eléctrico. En 2019, General Motors (GM) metió un motor con 450 caballos de fuerza y otros componentes de su auto eléctrico Bolt en una camioneta “pick-up” C-10 de 1962, GM puso el e-Crate que está desarrollando en una Blazer K-5 de 1977.

En Londres, donde los conductores de autos antiguos de motor de gasolina pagan más por manejar en ciertas partes de la ciudad, London Electric Cars, un especialista en conversiones a la medida, se mantiene ocupado modificando autos que tienen 20 años o más con motores eléctricos que compra de deshuesaderos.

“El año pasado, terminamos un Mini antiguo. Le metimos un Nissan Leaf y el desempeño fue increíble, mucho más de lo que darían los motores de gasolina”, opinó Barry Stephenson, un técnico en la compañía. Aunque una conversión no es barata (cuesta entre 25.000 y 50.000 libras esterlinas [alrededor de entre 34.200 y 68.500 dólares]), Stephenson mencionó que algunos clientes están dispuestos a hacer la inversión, motivados por un deseo de no contribuir a la contaminación y el desperdicio generado por la producción de un vehículo nuevo.

“Un auto usado bien mantenido puede convertirse para que ya no consuma energía y genere contaminación”, expresó Stephenson. “Reusarlos, mantenerlos y disfrutarlos es realmente importante para nosotros”.

Los vehículos eléctricos (VE) no lanzan emisiones, casi no necesitan mantenimiento y son divertidos de manejar, ya que tienen una aceleración rápida y un manejo suave, dijo Pat McCue, cuya compañía, MLe Racecars, trabajó en conjunto con Ford en la modificación de su camioneta F-100. Hacer la conversión a eléctrico también puede aumentar la vida del auto, ya que muchas partes del motor a gasolina ya no son necesarias y mucho del mantenimiento asociado con ellas se elimina.

“Si tienes una mente medio abierta y manejas uno de esos autos, saldrás con una sonrisa”, indicó. “La gente se va a acostumbrar mucho a la idea de la sonrisa producida por los autos eléctricos”.

Llamar la atención hacia los autos eléctricos, en especial entre los devotos acérrimos de los motores a combustión, es importante para Ford, empresa que se fijó como meta que el 40 por ciento de sus ventas sean vehículos eléctricos para 2030.

Con ese propósito, mejorar la F-100 era un solo una muestra, una forma de generar entusiasmo, de acuerdo con Phoebe Wall Howard, reportera que cubre la industria automotriz para Detroit Free Press. Es posible que haya funcionado demasiado bien. Después de que la F-100 se presentó, tuits inundaron la cuenta del director ejecutivo de Ford, Jim Farley, en los que le imploraban que convirtiera el vehículo en un producto a la venta.

“Usar la F-100 cambió el nivel de la pasión”, indicó Howard. “Ford mostró que si compras el motor eléctrico, puedes tomar algo que amas de tu infancia y volver al futuro”. Ford indica que se mantendrá al tanto sobre cómo el e-Crate es usado al monitorear las redes sociales y otros foros en línea; la retroalimentación de los usuarios podría influir en las versiones futuras del motor y los productos asociados. Eso se debe a que, aunque las personas que hacen la modificación por por su cuenta son una pequeña parte de la base de clientes del fabricante de autos, es probable que sean los clientes de la compañía con mayores conocimientos técnicos, aseguró John McDonald, un exgerente en GM que ahora administra Caeli Communication, una firma de consultoría de liderazgo y manejo de crisis.

“Entienden a la perfección cómo elaboras el producto, por qué está diseñado de esa manera”, aseveró. “Rápidamente, te darán retroalimentación específica y que puedas poner en marcha y esa es la retroalimentación que deseas recibir”.

La velocidad a la que la tecnología de las baterías y las redes sociales se juntan convierten a la colaboración masiva en una manera efectiva de encontrar innovadores en el campo. Así es como McCue, también un maestro de bachillerato en Bothell, Washington, se convirtió en la persona en la que tanto GM como Ford dependieron para sus espectaculares prototipos de vehículos eléctricos.

La primera conversión a eléctrico de McCue ocurrió debido a su clase automotriz en Bothell High School. El esfuerzo de dos años captó la atención de Foundry10, un programa de investigación filantrópica con sede en Seattle que estudia métodos de aprendizaje.

Con una subvención de parte de Foundry10, el siguiente proyecto de la clase de McCue fue un dragster, o auto de aceleración, eléctrico de 800 voltios llamado Shock and Awe (Conmoción y Pavor) que al registrar 267 kilómetros por hora consiguió el récord de velocidad para un auto con puertas hasta que el Mustang Cobra 1400 eléctrico de Ford lo rompió en 2020.

“En el mundo de la electrificación, todo es muy nuevo y no existen expertos establecidos”, destacó Rushbrook y explicó que Ford decidió involucrar a McCue; su hermano, Peter, y al conductor de autos de carreras Jeff Lane en la integración de la F-100.

Asociarse con un maestro de bachillerato que opera una pequeña compañía podría ser una decisión poco usual para un importante fabricante de autos, pero para Mike Geylin, editor jefe de EVReport.com, cuando la tecnología avanza con rapidez, la experiencia se nota.

“Una cosa que la industria ha aprendido con lentitud es que ‘no se inventó aquí’ es una manera muy rápida de irse a la quiebra”, señaló Geylin.

Cuando la era del automóvil comenzó hace más de un siglo, la mayoría de los autos eran impulsados por baterías de plomo o hierro o vapor, no gasolina. “A medida que los autos de gasolina se volvieron más confiables y menos difíciles, cuando los autos a gasolina se volvieron más convenientes para manejar, se convirtieron en los más populares”, argumentó Leslie Kendall, historiador y curador en el Museo Automovilístico Petersen en Los Ángeles. “Ahora está ocurriendo al revés”. Puede que no sea barato, pero cambiar el motor de combustión de tu auto por uno eléctrico se está volviendo más fácil. (Matt Williams/The New York Times)