Contenido creado por Martín Otheguy
Salud

Cuando los medicamentos atacan

De movimientos antivacuna, estupideces en las redes y problemas relacionados con medicamentos

El químico farmacéutico Bernardo Borkenztain explica los riesgos y problemas derivados de algunos medicamentos y de paso advierte sobre la "marea de estupideces"

13.09.2018 10:54

Lectura: 8'

2018-09-13T10:54:00-03:00
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Quinta entrega del ciclo del químico farmacéutico Bernardo Borkenztain sobre el uso y abuso de los medicamentos, que en este capítulo trata sobre los problemas relacionados con los medicamentos.

Introducción

Una de las causas de la desconfianza que algunas personas tienen con respecto a los medicamentos alopáticos (los de la farmacoterapia "tradicional" o científica) es el desconocimiento general que se tiene de los llamados "problemas relacionados con los medicamentos" o PRM.

Una vieja definición que si bien resulta algo desactualizada es lo suficientemente clara como para utilizarla aquí: "Un PRM es un Problema de Salud vinculado con la farmacoterapia y que interfiere o puede interferir con los resultados de salud esperados en el paciente. Entendiendo por Problema de Salud, todo aquello que requiere, o puede requerir una acción por parte del agente de salud (incluido el paciente)." (Consenso de Granada, 1998).

Más modernamente se ha sustituido el concepto de "problemas de salud" por "resultados negativos", entendidos como "resultados en la salud del paciente no adecuados al objetivo de la farmacoterapia y asociados al uso o fallo en el uso de medicamentos".

Lo anterior parece un tema semántico, pero no lo es, porque, por ejemplo, la aparición de cepas resistentes a un determinado antibiótico por mal uso es un PRM, pero el paciente en particular puede no ser afectado (no aparece un problema de salud) pero se puede generar un tremendo problema epidemiológico a raíz de ese resultado negativo. Se trata de un punto de vista más abarcador.

Lo importante es destacar que, cuando aparece un PRM se trata de un error o mala praxis en el uso del medicamento, y que puede ser minimizado en su ocurrencia con algunas consideraciones.

Lo primero a entender es que, por más que se traten de sostener afirmaciones pseudocientíficas y posverdades con respecto a sustancias que curan, si los PRM ocurren con drogas altamente controladas, con productos que nadie supervisa, directamente ocurren desastres, pero como ocurre con todas las cosas que se aceptan irracionalmente, los mismos no son creídos por los acólitos anti ciencia.

Es decir, es un hecho establecido que antes de la anestesia, la morfina y la penicilina la medicina no tenía armas para resolver el sufrimiento - y muchas veces la muerte - de millones de pacientes, pero hay, al amparo de las redes sociales, una gigantesca marea de verdaderas estupideces que invocan una sabiduría ancestral que jamás existió. Entendámoslo de una vez por todas: jamás hubo una medicina y una farmacología más efectiva y poderosa que la contemporánea, no puedo expresarlo con suficiente asertividad, entiéndase: JAMÁS.

Veamos un ejemplo acuciante que no se trata estrictamente de medicamentos, pero que se le relaciona, y que es el daño que producen los movimientos "antivacunas".

Las vacunas proveen inmunidad respecto de enfermedades específicas que llegaron -gracias a éstas- a ser erradicadas, como la viruela, una de las más mortales. El problema es que las vacunas siempre fueron resistidas, por argumentos que iban desde lo teológico a la defensa de la libertad individual, pero el peor ataque (porque se viralizó, aunque fue refutado) lo inició en 1998 un artículo en la prestigiosa revista médica "The Lancet" que vinculaba la vacunación con la prevalencia del autismo.

A raíz de eso proliferaron los movimientos llamados "antivacunas" que han logrado en gobiernos afectos a las medidas demagógicas como en Italia y Argentina leyes que eliminan la obligatoriedad de vacunar. El primer efecto medible fue la aparición de casos de sarampión en lugares que hacía décadas que no los registraban (1) .

Los problemas en sí

Pero volvamos a los PRM en sí; abandonando el rigor en aras de la comprensión podemos decir que los mismos pueden deberse a tres grandes causas: necesidad, efectividad y seguridad.

Con respecto a "necesidad", lo más común es que el paciente reciba medicamentos que no necesita o que no reciba uno que sí precisa.

La causa más incontrolable de ocurrencia del primer caso (aunque no la única), por supuesto es la auto prescripción, que lleva a todo tipo de PRM que se podrían evitar simplemente por la consulta médica, que consideramos necesaria y esencial. Aclaremos, sin embargo, que la letra de los médicos en las recetas, más allá de la habilidad de los farmacéuticos, no ayuda mucho al tema.

Un caso muy común es el de los jarabes para la tos. Como ante la aparición de este síntoma muchos pacientes consultan al dependiente de farmacia (2), el que puede ser un simple vendedor que le dará la oferta del día, puede recibir un medicamento que produzca el efecto opuesto al que precisa. En efecto, entre las posibilidades hay: secretolíticos (producen expectoración), antitusígenos (suprimen la tos) y antialérgicos, pero dependen de la causa de la tos, la cual debe de ser diagnosticada previo a la indicación del medicamento. Es claro que el efecto de un antitusígeno y un secretolítico son opuestos.

El otro caso lo ejemplifica el tema que está tan de moda con los "medicamentos de alto costo" que pueden no ser provistos al paciente tomando consideraciones estrictamente económicas y no de salud (3) .

En cuanto a "efectividad", podría ocurrir que la emergencia del problema se suscite por una dosis demasiado baja o por un lapso menor al indicado, lo que lleva a ausencia de la misma, o a lo opuesto, demasiada dosis o lapso superior, lo que lleva a la posible aparición de efectos no deseados, que pueden llegar a la toxicidad. Por supuesto, esto puede ocurrir con cumplimiento de lo prescripto, pero ahí sería un caso más particular, como la hipersensibilidad del paciente o la aparición de una cepa de bacteria resistente a los antibióticos.

Aquí es imprescindible entender que no existen sustancias inocuas per se: aún el agua tiene una dosis letal. Las plantas venenosas y las alergénicas existen, así que el famoso aserto "si es natural no te puede hacer mal" no solamente es erróneo, sino peligroso.

El parámetro de "seguridad" no es enteramente separable de los otros, pero incluye aspectos como una mala conservación, como el caso de los medicamentos que vienen con el agua por separado para ser reconstituidos ya que la droga se degrada disuelta, que no pueden guardarse mucho tiempo, o el de los específicos oftalmológicos, que al terminar el tratamiento deben tirarse y nunca guardarlos "por si acaso" ya que no se puede mantener su esterilidad garantizada de esa manera.

También está el problema de las interacciones con otros medicamentos, las que son de varios tipos, como la interferencia, donde uno afecta la eficacia o la inocuidad (dosis relativa) del otro, o la sinergia, que puede ser de suma pero también de potenciación, que ambas sustancias sean mucho más potentes una en presencia de la otra que lo que serían solas. Esto es muy común en casos como la combinación de antibióticos para ampliar el espectro en el caso de la potenciación, o el viagra junto con la nitroglicerina (medicamento para el angor) que pueden ocasionar infartos.

En suma

Lo anterior es indicativo de la complejidad del tema de los medicamentos, y de por qué no se debería caer nunca en la auto prescripción, dejando en manos de médicos y de farmacólogos el estudio de las terapéuticas.

Asimismo, las farmacias que ofrecen el servicio de atención farmacéutica son un agente de salud que los usuarios suelen aprovechar muy poco o nada.

Por todo lo anterior, vemos que tomar medicamentos tiene riesgo, pero ni comparación del que tiene sustituirlos por sustancias no controladas o terapéuticas no validadas. Ante la pregunta de qué hacía la gente antes de Pasteur, Lister y Fleming, la respuesta es simple y la misma: se morían como moscas...

Q.F. Bernardo Borkenztain
@berbork
[email protected]

(1)- La vacunación funciona como protección de grupo, si la inmensa mayoría de las personas está inoculada y por lo tanto protegida con respecto a una enfermedad y aparece un caso, lo más probable es que todas las personas que rodean al paciente estén protegidas y la enfermedad no se propague, pero a medida que el porcentaje de vacunados disminuye, la probabilidad de contagio, y con ella la de epidemia, aumenta rápidamente porque el efecto de protección de grupo se diluye.
(2) - Es muy importante priorizar farmacias comunitarias que brinden servicio de "atención farmacéutica", o sea poner a disposición del cliente (paciente en este caso) la presencia de un profesional capacitado para darle consejos respecto de la terapéutica indicada por el médico.
(3) - Una discusión interesante pero para otra nota.