Gastronomia

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Dos tortillas rellenas de suprema de pollo, guacamole, queso crema y muzarella, acompañadas de una salsa alioli y papas fritas. Así, con una combinación potente, se sirven los tacos, el plato con pollo que más piden los comensales del restaurante Chill Out en Punta del Este. 

Es una porción generosa, tal como subraya uno de los propietarios del lugar, Ante Milat, para quien en los últimos tiempos se nota una tendencia a un mayor consumo de pollo. 

Además ofrecen pollo en chivito y en ensaladas, pero el taco “roba”: “La masa es muy buena. La salsita de guacomole queda brutal. Tiene onda, está bien presentado y quedás satisfecho”.

El chivito también se hace con suprema y trae los mismos ingredientes que el tradicional canadiense. 

Las ensaladas de pollo vienen con un mix de verdes, tomates cherry y palta, entre otros. En la parte superior se presenta el churrasco de suprema de pollo “super generoso”. Milat destaca que es una comida sana, que buscan aquellos que quieren comer liviano y cuidarse. 

Al tiempo que conversa con Montevideo Portal, Milat está atento a los movimientos de los clientes y el personal: saluda a quienes entran al restaurante, les consulta si están satisfechos, agradece a quienes se retiran.  

Ubicado casi en la punta de la península, Chill Out cuenta con una envidiable vista al océano y a la isla Gorriti, que es aprovechada con grandes ventanales.

La calidez del lugar y la propuesta "relajada" invitan a tomarse un tiempo para disfrutar de manera distendida. 

Lo frecuentan familias, aunque también llegan grupos de jóvenes. Según Milat, quienes los eligen buscan una propuesta clásica con un toque gourmet. Destaca la generosidad de los platos y el cuidado de los detalles.   

El menú tiene diez años y Milat, quien lleva adelante el restaurante junto a su tío, subraya que cada tanto se revisa para algún retoque. 

El establecimiento está abierto todo el año. Cumplirá dos años el próximo noviembre. Pero también cuentan con un local en La Barra. 

Allí fue donde comenzó el negocio en 2004. "Inició como un kiosko y terminó como un restaurante", rememora Milat. "Vendíamos productos de playa, traíamos sillas de Estados Unidos. Era una mezcla entre maxi kiosko y venta de productos de buena calidad (que todavía vendemos). No estábamos en el rubro gastronómico. Pero luego empezamos a vender alcohol y empezó a convivir la venta de productos de playa con una barra. Después empezamos a ofrecer café, sandwiches calientes. Y terminamos siendo uno de los primeros en incorporar el pan batta y armar el chivito de salmón. Costó pero ahora estamos consolidados. Vivimos el negocio pasionalmente, estando presentes. Tenemos esa manera".

Durante este tiempo, han incorporado las pilares del negocio gastronómico. Según Milat, se trata de formar equipos de trabajo de buena gente, generar procesos, "pelearla buscándole la vuelta" y estar dispuesto a aggiornarse a la demanda de la gente en un sector "super agresivo".

"El comerciante de hoy tiene que irse aggiornando. La clave es anticiparse", concluyó.