Con la llegada de la segunda planta de celulosa de UPM al departamento de Durazno, en el límite con Tacuarembó, la demanda de ciertos servicios aumentó considerablemente. “Paso de los Toros se transformó en el epicentro de la industria, pero antes no había prácticamente industria acá en la zona”, comentó Emmanuel Romano, ingeniero industrial y fundador y director general de la metalúrgica Volfer Ingeniería.
Volfer Ingeniería es una metalúrgica de tradición familiar ubicada en Paso de los Toros, que, tras años de dificultades, se afianzó y actualmente cuenta con 80 empleados y una planta industrial de 5.000 metros cuadrados.
Romano contó, en entrevista con En perspectiva, que llegó a Montevideo en 2001 para estudiar Ingeniería Industrial en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República (Udelar). En 2006 volvió a Paso de los Toros tras terminar la carrera y en 2009 fundó Volfer con su hermano.
“Comenzamos dedicándonos exclusivamente a las piezas metálicas de lo que fuere; no mirábamos lo que estábamos fabricando, simplemente siendo metálico lo podíamos fabricar. Pero siempre en la fabricación uno busca no hacer tantas piezas a pedido, sino un producto que se pueda fabricar, vender y stockear. Es como el Santo Grial de la fabricación: cuanto más series grandes uno fabrica, los costos son mucho menores y uno es más competitivo”, explicó.
Señaló que en 2014 empezaron con productos para el agro, como autoconsumos, bebederos y baños para ganado.
“En 2015, a través de un préstamo del BROU [Banco de la República Oriental del Uruguay], adquirimos mucho equipo y era un deuda manejable, pero asumiendo una facturación mínima. Para 2018 nos bajó mucho la facturación y no nos dejaba dormir, porque era una cuota fija todos los meses”, dijo acerca de las dificultades que sufrió la empresa.
En ese sentido, se refirió a la llegada de UPM a la zona y a cómo cambió su trabajo a partir de ahí. “Luego se empezó a manejar la idea de que UPM iba a llegar aunque no era nada oficial, pero había cierta esperanza”, sostuvo Romano.
Explicó que llegaron a un acuerdo con la empresa finlandesa para suministrar módulos habitacionales, lo que generó un aumento de 30 a más de 100 empleados.
“Era tal vez el desafío más grande al que nos habíamos enfrentado y decidimos cotizarlo. Para eso ideamos fabricar los módulos en una línea de montaje. Esa era la idea para lograr llegar a los costos, porque competíamos contra otras empresas”, dijo, y mencionó a una que importaba de España y a otra de China. “Pero nuestro precio terminó siendo muy competitivo”, comentó Romano acerca del proceso de producción de los módulos.
Con respecto al aumento de personal, afirmó que formar a tantas personas “en tan poco tiempo era complejo, y más cuando había tanta demanda en la zona”, en referencia a la necesidad de mano de obra.
“Estamos muy enfocados en bajar el costo por metro cuadrado de la vivienda y volcar todo lo que hemos aprendido en lograr eso”, agregó.
También contó sobre un nuevo barrio en Pueblo Centenario, donde se instalan técnicos y sus familias de una empresa tercerizada de UPM2, y en el que se ejecutaron 48 viviendas modulares revestidas de yeso en cuatro meses.