Twitter y Facebook, dos de las redes sociales predilectas de Donald Trump, reaccionaron ayer con dureza contra el presidente saliente de Estados Unidos.
Facebook bloqueó la cuenta de Trump "indefinidamente" debido al uso que le dio el mandatario republicano durante los episodios de violencia registrados el miércoles en la capital de Estados Unidos. El director ejecutivo de la compañía, Mark Zuckerberg, explicó en un comunicado que el bloqueo, que había sido anunciado el miércoles con una duración inicial de 24 horas, fue extendido porque Trump empleó la plataforma "para incitar a una insurrección violenta contra un gobierno elegido democráticamente".
"Pensamos que los riesgos de permitir que el presidente siga usando nuestro servicio durante este periodo son sencillamente demasiado grandes", agregó Zuckerberg. "Por ello, extendemos el bloqueo que le hicimos en sus cuentas de Facebook e Instagram indefinidamente y durante al menos las dos próximas semanas hasta que se complete la pacífica transición de poder".
Twitter, por su parte, sostuvo que los mensajes de Trump suponían "violaciones de las reglas de integridad cívica" de la plataforma y advirtió que cualquier violación futura "resultará en la suspensión permanente de la cuenta @realDonaldTrump". La empresa dijo que la cuenta quedaba bloqueada durante 12 horas y que, si los tuits ofensivos no eran retirados, "permanecerá bloqueada".
Las medidas se conocieron después de que este miércoles, en una acción sin precedentes, decenas de seguidores de Trump invadieron por la fuerza el Capitolio, obligando al desalojo de las cámaras e interrumpiendo el ceremonial de certificación de la victoria electoral de Biden; los hechos dejaron un saldo de cuatro muertos.
Trump, que al mediodía había hablado a sus simpatizantes concentrados en las calles y los había arengado para que marcharan hacia el Capitolio, publicó a media tarde un video en las redes sociales donde llamaba a sus seguidores a que volvieran a sus casas en paz, pero dedicándoles palabras afectivas como "los amamos" y repitiendo sus acusaciones falsas de fraude electoral:
"Sé que están dolidos, sé que están heridos. Nos robaron una elección. Fue una elección pro avalancha y todos los lo saben, especialmente el otro lado. Pero tienen que irse a casa ahora. Tenemos que tener paz. Tenemos que tener ley y orden. Tenemos que respetar a nuestras grandes personas en ley y orden. No queremos a nadie herido. Es un período de tiempo muy difícil. Nunca antes había habido un tiempo como este, en el que nos pudieron quitar una cosa así a todos, a mí, a ti, al país. Esta fue una elección fraudulenta. Pero no podemos seguirle el juego a estas personas. Tenemos que tener paz".
¿Qué implicancias tiene esta decisión de Twtiter y Facebook? ¿Es efectiva la política de estas compañías contra la información falsa y el discurso de odio?
Sobre esas interrogantes giró la entrevista que este viernes se realizó en el programa En Perspectiva (Radiomundo), a Javier Mazza, licenciado en Filosofía, coordinador docente del Departamento de Humanidades de la Universidad Católica.
"La relación entre Twitter y Trump ha sido conflictiva, de amor odio", comenzó Mazza, datando el inicio de esa fluctuante situación en la campaña electoral estadounidense de 2016. "La cuenta de Twitter de Trump siempre fue muy polémica y, como suele suceder en redes, las cuentas polémicas significan mucho para la red y la conversación. Porque atrae seguidores y números grandes de interacciones, y eso para las plataformas significa dinero. Su negocio es generar conversación", describió.
"En ese sentido, la cuenta de Trump es polémica para Twitter, pero eso no significa que le resulte nociva: tiene más de 88 millones de seguidores, y a eso hay que sumarle la amplificación que significan las interacciones, los retuits de esos seguidores. Los números son astronómicos", calculó.
"Desde 2016, muchos usuarios de la red se quejaban de que algunos tuits de Trump violaban las políticas de comportamiento de la propia compañía", como las que prohíben las amenazas y la violencia. "Además, algunos tuits eran claros en esas infracciones, pero para la plataforma no resultaba fácil aplicarle una sanción nada menos que al presidente de los Estados Unidos".
La situación cambió en 2020, cuando "se inaugura de alguna manera la nueva redacción de la política de comportamiento cívico de Twitter", momento a partir del que la red social "empieza a etiquetar y limitar periódicamente tuits de Donald Trump que contenían información falsa sobre el proceso de las elecciones", según Mazza, esta situación se inicia concretamente "cuando Trump empieza a poner en entredicho el voto epistolar".
Las medidas antes descritas "son las menos severas de la política de desobediencia cívica de Twitter, pero ayer (jueves) le aplicó a Trump una de las más duras , que es la suspensión de la cuenta por doce horas".
Para el docente "fue una medida inaudita" a la que hay que agregar el hecho de que en el comunicado donde la explicaba, Twitter advertía que de continuar con esas acciones, le podría suspender la cuenta por tiempo indefinido. "Es la primera vez que Twitter lo dice expresamente", subraya, recordando que tal decisión "se venía pidiendo desde hacía mucho tiempo por muchos actores políticos".
De cara al futuro, Mazza consideró interesante seguir con atención "lo que suceda con la cuenta de Trump una vez que deje de ser el presidente de EEUU", ya que ese cambio podría tener consecuencias en la relativa "impunidad" de la que gozó durante su gobierno.
"Hay un fallo de una corte de Alabama que, por cuestiones legales que yo no domino, cobró relevancia nacional, y considera que tratándose de una cuenta del presidente de EEUU y en la que se comparte información de interés público debe tener, por decirlo de alguna manera, determinados privilegios".
Asimismo, "no hay que perder de vista que Twitter es un servicio privado, y que la empresa Twitter Inc. tiene una serie de reglas que regulan el discurso dentro de su plataforma. Básicamente lo que dice es ‘esta es mi casa, estas son mis reglas, y el que no las cumple no habla en esta casa'. Esa es la prerrogativa que le aplica a la cuenta de Trump. Da para pensar que si no fuera la del presidente de EEUU, esa cuenta ya debería estar suspendida".
"En EEUU, la libertad de expresión está consagrada en la primera enmienda de la constitución y es la mayor vaca sagrada, uno de los derechos básicos para que cualquier democracia conserve cierta salud. El problema es que acciones como esta (de twitter) parecen atentar contra esa libertad. Mi interpretación es que estos caso se amparan en una salvedad también histórica en la jurisprudencia del país, que es la del daño claro y presente", cuyo origen se remonta a "un fallo de la Suprema Corte en el año 1919".
"El ejemplo de manual de esa excepción es el siguiente: usted no tiene derecho a entrar a un estadio lleno y gritar con un megáfono que hay un incendio, porque eso va a provocar una estampida, una catástrofe. Ese límite está dado por un daño claro y presente. La crítica sobre la aplicación de ese criterio es que, cuando se refiere a personas que utilizan habitualmente un lenguaje de incitación al odio, la sanción suele llegar tarde".
Para ilustrar ese punto, el filósofo apeló a un ejemplo palmario. "Es como si la Justicia alemana hubiera decidido castigar a Hitler tras la Noche los Cristales Rotos. En ese caso ya el daño estaba hecho desde antes, por la práctica de un lenguaje sistemático de incitación al odio".
El problema, consideró "es que censurar ese lenguaje no deja de ser practicar la censura, una medida autoritaria, antidemocrática y contra la libertad de expresión. Esta tensión es histórica y se manifiesta en las redes de forma magnificada y también endogámica: dentro de burbujas, como funciona todo en las redes".
Entrevista adelante, Mazza explicó que las advertencias que Twitter venía colocando en los tuits de Trump podían valer como advertencia a un lector promedio, precaviéndolo de que podría haber en ellos información falsa y discurso de odio. Sin embargo, el lector promedio de redes sociales no es precisamente el perfil de las personas que invadieron el Capitolio, muchas de las cuales adhieren a una teoría conspirativa llamada Qanon.
"Cuando los adherentes a una teoría conspirativa se reúnen en el garaje del fondo de la casa de uno de ellos en Georgia, no hay mayor problema: son un puñado y la teoría conspirativa no pasa de ahí, puede ser algo anecdótico. Pero cuando ese discurso se traslada a las redes, ese puñado de personas puede convertirse en varios millones, que a su vez empiezan a generar discurso entre ellos" Para colmo de males, "en la lógica de la teoría conspirativa todo discurso sirve para crecer, ya sea a favor o en contra".
Ese tipo de discursos de conspiración "encuentran en la red el lugar propicio para crecer como un pan con levadura", y llegan a salir de la red e "invadir" la realidad con acciones concretas como la invasión del Capitolio, siempre "en el convencimiento de que sus ideas en torno a determinado tema (como el caso de Qanon, la supuesta pedofilia de Biden y otros republicanos y la presunta capacidad de Trump para salvar al país de esas manos) son reales. Eso fue lo que vimos el otro día en Washington".
Según Mazza, "eso sucede porque de alguna forma, la mecánica de funcionamiento de la red le da esa entidad "real" a las ideas de estas personas, y como estos grupos hay cientos en la red". A propósito de ello, señaló que "en el momento en el que Twitter estaba bloqueando la cuenta de Donald Trump, Facebook emitía un comunicado anunciando que limitaba el discurso dentro de los grupos cerrados de Facebook, que era un lugar donde hasta ahora no se entrometía y donde cualquiera podía decir cualquier cosa, porque no eran públicos. Es una media importante, porque ahí estos discursos crecían mucho".
En cuanto a la eficacia o no de las medidas tomadas por las redes para controlar la violencia y el odio en las publicaciones, Mazza consideró que "es cierto que las medidas tomadas hasta ahora, como etiquetar y disminuir alcance habían producido algún tipo de cambio, pero no habían mitigado los peores efectos de ese discurso". En el caso de Twitter, "el hecho de que viniera aplicando medidas más leves (pero medidas al fin) a la cuenta de Trump, le permite tomar la medida de anteayer (cierre por doce horas) sobre un terreno más firme".
Diferente es la situación de Facebook. Como contexto, recordó que el año pasado, cuando Twitter comenzó a penalizar las publicaciones de Trump, "Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, le escribió una carta pública a Trump donde prácticamente le decía ‘venite a Facebook que acá no te vamos a hacer nada'. De hecho, Trump se fue un rato a Facebook y ahí publicaba sin que le etiquetaran los posteos. Ahora, luego de que Twitter le suspende la cuenta a Trump, Zuckerberg sale de inmediato a hacer lo mismo, incluso con más dureza", describió.
"En este caso, Zuckerberg estaría ‘cobrando al grito' suspendiendo cuando es obvio que no puede dejar de hacerlo. Lo de Twitter, en cambio, es más coherente con lo que ya venía haciendo. Lo venía limitando y, cuando encuentra un daño claro y presente, aplica la suspensión por doce horas".
Finalmente, la cuenta fue rehabilitada más rápido de lo previsto "porque el video que Trump publicó allí es una gran marcha atrás. Es un video (de retractación) donde uno sea cuenta de que esta íntegramente leído y redactado para ser por políticamente correctísimo". Para el entrevistado, tal discurso tenía el claro cometido "de lograr terminar la presidencia. Si no lo hubiera hecho o no se hubiera manifestado de esa manera, la aplicación de la enmienda 25 (destitución) no estaba muy lejos".
Sobre la posibilidad de que se recurriera a dicha enmienda, recordó que "en los dos últimos días el vicepresidente Mike Pence se desmarcó de la figura de Trump, y había la inminente seguridad de que podría llegar a destituir a Trump con la enmienda". Ante ese posible escenario "el video y ese tipo de expresiones le permiten conservar la presidencia hasta el final, y también su cuenta de Twitter mientras tanto".
En su análisis, Mazza destacó que "las razones que usa Zuckerberg para justificar su decisión van en sentido opuesto a las de Twitter". Mientras que esta última obra basándose en "el daño claro y presente", ya mencionado "Facebook lo hace como medida preventiva de eventuales daños futuros".
"La medida de Zuckerberg es, si se quiere, mucho más autoritaria que la de Twitter y va en la línea de censurar (preventivamente) a un usuario que conocidamente cultiva un discurso de incitación al odio".
Luego se habló sobre el conflicto que genera el hecho de que particulares, empresarios de empresas todopoderosas, sean capaces de sancionar a los presidentes de los países, y del difuso límite entre lo público y lo privado en el mundo virtual.
Sobre ello, Mazza entendió que "no deja de ser cierto que Facebook es de alguna manera un espacio privado", pero "la realidad nos obliga a elevar la pregunta al terreno filosófico, a plantearnos si no será que las categorías público y privado en los espacios online, ya no nos alcanzan para establecer los términos de la discusión. Creo que ese es el desafío que tenemos a futuro".
"En estos últimos tiempos nos hemos dado cuenta de que al discutir estos temas, la cuestión no pasa por el hecho de si los perfiles en las redes son privados o públicos, sino porque el discurso público, político y social empieza a pasar por ahí, a tener en este espacio un lugar importante".
"Ese ‘limite a la libertad' está dentro de las potestades de Facebook, decidir si no le permite o no a Trump hablar dentro de su plataforma. El problema es que esa plataforma parece convertirse hoy en algo que está más allá, por encima de lo que su propio dueño puede decidir", reflexionó.
En casos como el actual, con el discurso de odio de Trump, Mazza considera que está ocurriendo algo como lo que se cuenta en la leyenda hebrea del Golem o en la novela Frankenstein o el moderno Prometeo: "estas plataformas se están volviendo en contra de sus creadores, más allá de lo que estos pueden hacer para manejarlas".
"Creo que ninguna medida que tomen Facebook o Twitter ahora va a poder terminar de solucionar el problema, porque todavía no se tiene claro cuáles son las raíces del problema en sí. En su carta, Zuckerberg está decretando dentro de su propio reino, que es Facebook", dijo.
"De ahora en mas es posible que los fanáticos de Trump coloquen a Facebook y Twitter en la misma lista negra en la que ya habían anotado a la prensa. De hecho ya hay una red que funciona en paralelo, Parler, que es como un calco de Twitter y a donde se fueron muchos seguidores de Trump y él mismo", una red que "promete no censurarlo".
"El futuro de esta película será interesantísimo en muchos frentes", adelantó Mazza.
"Habrá que ver qué pasará con Trump en Twitter, en Parler, en TrumpMedia. Recordemos que Trump es una figura mediática, siempre lo fue", manifestó.
Por ora parte, también habrá que seguir con atención "qué sucederá con Trump dentro del Partido Republicano, en cuya interna hay un debate muy duro sobre si se lo expulsa o no". Para el filósofo, se trata de "un partido histórico que en este momento está totalmente cooptado por el trumpismo, y se juega una carta importante sobre su existencia e identidad".