Julio de Brun, economista uruguayo y asesor económico y financiero, se refirió este lunes a la situación de los bancos en Estados Unidos y su repercusión en el resto del mundo, particularmente Europa, luego de la caída del Sillicon Valley Bank, origen de la actual situación financiera.

En primer lugar, dijo —entrevistado en el programa En perspectiva de Radiomundo— que puede calificarse como una crisis de bancos, pero que no debería denominarse como una crisis bancaria o del sistema financiero general, como sí ocurrió en el 2008.

“Esto, por ahora, es una sucesión de especificidades, pero bueno, hay algo que tienen en común todos los bancos, más allá de sus aspectos idiosincráticos, que es que ninguno tiene en determinado instante toda la liquidez necesaria como para afrontar un retiro de todos sus depósitos”, comenzó diciendo.

El periodista Emiliano Cotelo resumió los hechos, comenzando con la situación en el Sillicon Valley Bank con su exceso de liquidez y la inversión en los bonos de tesoro estadounidenses a largo plazo y créditos hipotecarios, dos instrumentos que, con la sucesiva alza en las tasas de interés dispuestas en la Reserva Federal para contener la inflación, comenzaron a perder valor, generando que los depósitos del banco sean menor a los previstos, por lo que los asesores comenzaron a recomendar a las empresas que tenían sus reservas allí que lo sacaran, generando la clásica corrida.

“Lo que es llamativo (y creo que fue uno de los elementos que disparó el nerviosismo sobre la generalidad del sistema bancario, primero norteamericano y después extendido a Europa) fue asociar la pérdida patrimonial del banco con el proceso de suba de tasas de interés que venía teniendo tanto la Reserva Federal de EE. UU. como el Banco Central Europeo, en el sentido de decir: ‘Bueno, entonces los bancos pueden estar en problemas frente a esta política monetaria, entonces, ¿cuál es el siguiente?’. Y ahí es donde empieza todo este rumor”, acotó el especialista.

“El tema es si usted compra un bono donde las tasas de interés son muy bajas, ese bono le paga un interés del 2,5 o 2,7%. Si la tasa de interés sube a 4% y usted compra ese activo [el de 2%] en el mercado va a querer un rendimiento de 4%. Si el papel dice pagó 2%, usted para tener el rendimiento de 4%, pero el cupón no lo puede cambiar, entonces, ¿qué hace? Paga menos por él, de tal manera que, lo que el bono paga en relación con lo que usted invirtió en él le da ese 4% deseado”, expresó.

“Este banco, en particular, hizo una gestión bastante extraña o desafortunada de su liquidez con una muy fuerte concentración de colocaciones a largo plazo, combinado con un aspecto regulatorio que me llamó la atención que estuviera presente, sobre todo después de la crisis del 2008, al grado en el que está incluso hasta ahora, que es permitir que una institución financiera no haga ese ajuste a mercado en la evaluación de su cartera de títulos, permitiendo algo que en contabilidad se llama evaluación a fondeo o a término, que es: ok, este bono está bajando el valor en el mercado, pero como el Gobierno va a pagar y tú no lo vas a vender, podés mantenerlo al valor nominal en tu balance”, añadió.

En este sentido, el experto señaló que eso está “bien” cuando uno “no lo precisa vender”, pero cuando ocurre lo que le pasó a este banco y empieza a tener las salidas de los depósitos, se precisa de esa liquidez para atenderlas, pero deja de ser una evaluación a término y tiene que reflejarse el “verdadero valor” del mercado.

“En el caso del Sillicon Valley Bank, esa cartera de papeles hipotecarios y bonos americanos que tenía el banco llevarla a valor de mercado, se llevaba todo el patrimonio del banco, el 100% del patrimonio del banco, una cosa que llama la atención no haber tenido una reacción antes de la propia entidad, es decir, haber aceptado ese riesgo de tasa de interés y el propio regulador”, adelantó.