El presidente de la república, Luis Lacalle Pou, brindó una conferencia de prensa este lunes en la que anunció una serie de medidas económicas para “preservar el poder adquisitivo de trabajadores y jubilados”.
En ese sentido, anunció un aumento de 3% en las remuneraciones de jubilados y pensionistas, y de 2% en el salario de los funcionarios públicos, que entrará en vigor el 1º de julio.
Los dos incrementos se otorgarán a cuenta del próximo ajuste anual, según detalló Lacalle Pou.
Por otro lado, el economista y socio de Exante Pablo Rosselli planteó detenerse en el tema de “qué nos trajo hasta acá” y apuntó que la inflación en Uruguay estuvo “arriba del 9% en los últimos 12 meses”, cuando el gobierno tenía previsto llegar a niveles del “4%” al final de la administración multicolor.
En esta línea, Rosselli expresó que una inflación de un 9% es un "problema", así como también afecta el poder adquisitivo de los salarios, pasividades y otros ingresos de la población. Según el economista las medidas que ayer anunció el presidente Lacalle Pou “buscan mitigar la pérdida de poder adquisitivo de salarios y pasividades”, pero que, como dicen los economistas, “no hay almuerzos gratis”. Además, dijo que este tipo de medidas “trae aparejado otro tipo de costos o renuncias en términos económicos”.
Asimismo, el socio de Exante recordó que “no se puede olvidar” de las decisiones que se adoptaron en semanas anteriores y que el gobierno viene “postergando” ajustes de combustible, lo que provoca una “renuncia del punto de vista fiscal” que “no va dirigida a sectores que más sufren en contexto de pérdida de ingreso”.
Según Rosselli el gobierno “está tomando un conjunto de medidas simultáneamente” y “no se advierte una circunstancia clara". Señaló que, al final del día, la consistencia entre políticas macroeconómicas es muy importante.
Para el economista es “razonable” que el Banco Central suba las tasas de interés para bajar la inflación, la misma medida que los Bancos Centrales del mundo están tomando para “adecuarse a un contexto de inclusión más alta”. Con esto, concluyó que estas instituciones bancarias están “reconociendo” que se requieren tasas de interés más altas, y que, desde su juicio, está “correcto”. Por otro lado, cuando un Banco Central sube las tasas de interés “el tipo de cambio tiene a ser más bajo”.
Sin embargo, estas medidas se “encuentran” con otro instrumento de la política económica, la de ingreso, según señaló Rosselli. Esta son pautas salariales para el sector privado o el manejo de los salarios públicos y las pasividades le “juegan en contra”, agregó. “En definitiva, si cuando tenemos un aumento de la inflación promovemos el aumento de salarios e ingresos, al final del día, eso va a dificultar la política monetaria”, finalizó.
Para que Uruguay crezca más en términos económicos, “necesita preservar niveles más o menos adecuados de competitividad” argumentó Rosselli. Señaló que, en este momento son “malos” frente a países vecinos, y “probablemente vamos a estar discutiendo en las próximas semanas si hacen falta medidas que atiendan” a esta falta. Y en este sentido, de acuerdo con el economista, “subir las tasas de interés afecta negativamente la competitividad”.
En esta línea, Rosselli dijo que su argumento es teórico y que en la práctica “es muy difícil” saberlo. “Hay una variable importante que son las expectativas de inflación, si estas no se moderan, la tarea que va a tener por delante el banco central será más difícil”. De esta forma, la competitividad que “vamos a tener para bajar la inflación va a terminar siendo más baja”.
“Hay un dilema importante entre el objetivo de bajar la inflación y evitar una nueva pérdida de los ingresos del poder adquisitivo de los ingresos, de los salarios y las pasividades. Pero afectar la competitividad, puede afectar la creación de empleo”, expresó el economista.
También, sugirió que lo que está pasando en estos “últimos tiempos” es que “no es claro cuál es el objetivo que se está buscando”, si la preocupación es el “impacto en el poder adquisitivo de la población más vulnerable”. Estas medidas que toma el gobierno, a la mirada del economista, son “poco eficaces”.
El 2022 es el tercer año consecutivo en el que los salarios caen, dijo Rosselli. Así como también, las pasividades cayeron en 2021 y 2022, agregó. Si “realmente nos preocupa la población más vulnerable, la forma correcta de atacar ese problema es disponiendo transferencias a los hogares de menores ingresos”, concluyó.
Cuando las jubilaciones suben, es un gasto público que no va a los hogares pobres, sentenció el economista. Por lo pronto, “si queremos ayudar a los hogares más pobres de la sociedad”, no será “aumentando salarios públicos y pasividades” por la “sencilla razón de que los hogares pobres no habitan pasivos ni funcionarios públicos”.