En Uruguay, el 20% de los niños menores de 6 años son pobres, este porcentaje es prácticamente el doble que en el total de la población (10,1%), todo esto según la última Encuesta Continua de Hogares.

Con algunas oscilaciones, este indicador se ha mantenido estancada en los últimos años. El tema se ha instalado en la campaña electoral. De hecho, la mayoría de los partidos proponen medidas para atacar la pobreza infantil.

Este martes, Unicef realizará un seminario sobre políticas hacia la infancia en el mundo. Allí varios expertos van a analizar la inversión y la efectividad de las políticas para proteger a la infancia en países con una renta similar a la de Uruguay.

Además, se presentarán informes con recomendaciones sobre lo que ha funcionado para disminuir la pobreza en la infancia.

Una de las expertas que disertarán en el semanario es Natalia Winder Rossi, directora de Política Social y Protección Social en Unicef, quien detalló a En perspectiva que el término “infancia” es considerado como el rango etario que va de 0 a 18 años.

“Durante este período hay muchas necesidades que van cambiando: las necesidades de los niños que recién nacen, los que van al preescolar, al colegio, y después que están empezando a pensar cómo contribuir al mercado del trabajo”, expresó.

Para la especialista, el erradicar la pobreza infantil es la “manera de crear una sociedad más fuerte”.

“Apoyamos a Estados a fortalecer sus programas de medición sistemática y de visibilizar a los chicos que están en pobreza, y luego definir cuáles son sus mejoras políticas para abordarlas”, detalló sobre el trabajo de su oficina.

“Entendemos que la pobreza no es solamente definida por ingresos económicos: es multidimensional. Son cosas básicas que son definidas por la convención de los derechos del niño”, explicó.

En Perspectiva · Entrevista Natalia Winder Rossi - Pobreza infantil: ¿Qué se está haciendo en el mundo en este rubro?

Para la experta la pobreza infantil, “no es la responsabilidad de un sector de un ministerio, sino de varios: Educación, Salud, pero también el sector más amplio de economía y de planeación”. “Ese es el mensaje que estamos tratando de establecer”, comentó.

En cuanto al gasto social en infancia, Unicef lanzó un estudio que, con base en el análisis de la inversión que realizan 84 países, concluye que los montos destinados son “inadecuados” y “desiguales” entre países y territorios.

Winder Rossi detalló que, dentro de esa inversión insuficiente, “hay una brecha más clara en la edad de 0 a 6 años”.

“Invertimos en la educación de una manera importante en la edad escolar, pero muchas veces nos olvidamos de esos primeros años. Entonces, el costo de recuperación y la capacidad de ese niño de tener lo que necesitan le cuesta más porque ha tenido el apoyo en los primeros años. Y este no es un problema solamente en los países de renta baja o media, también lo estamos viendo en los países desarrollados, países ricos”, planteó.

La integrante de Unicef manifestó que debe ponerse “un énfasis muy claro” en que “sin la inversión en infancia”, no se puede hablar de “transición verde, ni de transición social sostenible”. “Tenemos que empezar con lo básico que es el capital humano fortalecido, educado, sano, con acceso a servicios que va a poder avanzar con esas agendas más complejas de transición”, amplió.

En este punto detalló que, en pandemia, el gobierno de Estados Unidos implementó en unos cuatro meses un programa universal de apoyo a familias con niños. “En un período muy corto, la pobreza se redujo de una manera significativa”, planteó, y agregó: “Terminó la pandemia, nos olvidamos, esa asignación se cortó, y la pobreza aumentó de una manera también significativa”.

Por eso, consideró que no se puede generar “programas que se ven solamente como una curita”. “Poco a poco van a poder salir de esa situación, pero que no se puede ver simplemente de una manera transitoria”, consideró.

Una de las propuestas de Unicef es observar las necesidades de los hogares con niños e implementar “cambios específicos, no solamente en programas de educación y salud, sino que también en vivienda”.

Otra sugerencia es “asegurar trabajos decentes con una remuneración adecuada y políticas que contemplen a la familia como licencias parentales pagas”.