Uruguay tiene una de las tasas más altas de la región en suicidios y niveles también altos en depresión, particularmente entre jóvenes.
A la vez tiene una tasa muy alta de psiquiatras per cápita.
¿Cómo se congenia un país donde parece que cada vez más se habla de salud mental, de terapia y de medicación, con una población donde los problemas de salud mental están tan presentes?
Esa es una de las preguntas que aparece cuando vemos que esta semana la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay (SPU) está realizando un congreso y conmemorando su primer siglo de historia.
¿Qué visión tienen los profesionales de la salud mental respecto de esos desafíos de la sociedad uruguaya? ¿Cómo ven que haya cambiado en estos cien años el encare de los problemas psiquiátricos? ¿Vamos mejorando? ¿Qué falta por mejorar?
Este martes, la conductora de En perspectiva Romina Andrioli conversó con los doctores Rafael Sibils, expresidente de la SPU, y Sandra Romano, profesora de Psiquiatría y exdirectora de la Clínica Psiquiátrica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.
Sobre los cambios que ha tenido la disciplina en los últimos años, Romano destacó que es importante “diferenciar lo que es patológico, que tiene una forma mental diferente, de aquello que se aparta de la norma social”.
“Eso se ha ido construyendo progresivamente como saber social también. Durante mucho tiempo, los comportamientos que se apartaban de aquello que socialmente era más aceptado, eran calificados de anormales. Desde la especialidad, lo que se hace es poder identificar la aparición de un fenómeno diferente, que se aparta, pero no por estadística, sino por diferencias en la fenomenología”, señaló Romano.
Por su parte, Sibils agregó que el “estigma es algo que persiste y es una enfermedad sobreagregada”.
“Es lamentable, porque le agrega a la persona que tiene algún grado de problema psíquico algo más que viene desde el lado social. Es mucho lo que se puede hacer al respecto, y se ha hecho”, añadió.
Sobre cómo toman las distintas generaciones los temas de salud mental, Romano dijo que depende de qué se trate.
“Hay temas que se ocultan más que otros. Pero el acceder a un pedido de ayuda es más frecuente entre la población más joven. También hay diferencia por género, las mujeres consultan más. Eso tiene que ver con el manejo de los temas emocionales y afectivos. También ha ido cambiando en las generaciones más jóvenes, el animarse a pedir ayuda cuando uno está sufriendo, que no era lo habitual”, reflexionó Romano.