A comienzo del año pasado, cuando la pandemia de covid-19 empezó a propagarse por el mundo, los pronósticos para África eran muy graves.
Muchos imaginaron escenarios catastróficos, teniendo en cuenta que allí los sistemas de salud presentaban carencias importantes y existía una carga previa de enfermedades infecciosas y no infecciosas, que se sumaba al hambre crónica y a las crisis políticas en buena parte de ese continente.
Sin embargo, con el correr de los meses África apareció poco afectada, con 3,3 millones de casos de covid y casi 82.000 fallecimientos, según cifras oficiales.
Ahora esa región está enfrentando una segunda ola que se perfila más mortifera que la primera. Además en Sudáfrica se detectó una nueva cepa del virus que es 50% más contagiosa que las variantes anteriores.
¿Cómo se vive en África esta emergencia sanitaria? ¿Cuál es el contexto económico, político y social?¿Qué pasa con la incidencia de China?
Sobre la situación del continente, en la mañana de este martes el periodista Emiliano Cotelo, conductor de En Perspectiva en Radiomundo, dialogó con la periodista uruguaya Mercedes Sayagués, que hace 25 años trabaja en distintos países africanos, actualmente en Sudáfrica.
"La situación de la pandemia en Sudáfrica es grave pero no está fuera de control", comenzó Sayagués, y explicó que ese país "tiene un buen sistema de salud: lo privado es excelente, al nivel de cualquier país europeo, y el estatal tiene sus partes buenas y sus ineficiencias, pero todo el país está cubierto".
"Sudáfrica se preparó rápido. A finales de marzo empezamos con un lock down (cuarentena obligatoria) de dos meses donde no se podía salir y con las fronteras cerradas. Eso ayudo a parar la transmisión y dio tiempo para que los hospitales se preparasen. Ahora estamos en la segunda ola que llegó con la Navidad y el verano. La gente viaja, se mezcla, hace reuniones y después vuelve a su provincia de origen", señaló. Además, contó que el 90% de los casos que surgen en los últimos días son de la nueva variante del virus, que es más contagiosa pero "no más mortífera".
Sayagués contó que Sudáfrica es el país "por lejos" más golpeado por la pandemia en África. De los 3,5 millones casos que se han detectado en todo el continente, Sudáfrica tiene 1,5 millones. La periodista argumentó que este país es el que más test realiza y es el que está más conectado con otros continentes, además de recibir muchos migrantes.
Con respecto a los fallecidos, la entrevistada confirmó que no ha habido tantas como en otros países con tantos casos, pero señaló que entre abril de 2020 y enero de 2021 ha habido "120.000 muertes en exceso". Esto quiere decir que "la gente está muriendo más de lo normal", y se explica en las personas que por la pandemia han dejado de asistir a centros de salud, o las cirugías que fueron pospuestas.
"Mucha gente con otros problemas no fue a tratarse y murió por esos problemas. También muchos deben haber muerto de COVID en sus casas pero en el certificado de defunción no aparece la causa porque no fueron diagnosticados", declaró.
A nivel continental, Sayagués dijo que "hay que poner las cosas en contexto", con respecto a las muertes por coronavirus. "En África hay 82.000 muertes por COVID, pero cada año mueren medio millón de personas de malaria. Es un problema más serio y más letal. Además mueren 50.000 por tuberculosis, 15.000 en accidentes de tránsito, 20.000 por muertes violentas y 75.000 por problemas de corazón", relató.
¿Por qué mueren menos personas que en otras zonas?
África representa el 17% de la población mundial, pero si se toma hasta octubre de 2020 tenía solo el 3,5% de las muertes por COVID 19 comunicadas. La periodista aseguró que esos números se mantienen "pero hay señales de más alarma por la variante nueva. En las últimas dos semanas aumentaron los casos: 50% más de casos en 22 países y las muertes se duplicaron".
Consultada por Cotelo sobre las razones de este bajo porcentaje, Sayagués señaló varios puntos. En primer lugar, una causa demográfica, "apenas el 5% de la población de Áfricas supera los 60 años", que es la franja etárea que más sufre por la pandemia. "Más de la mitad de la población tiene menos de 20 años y el virus los afecta menos", remarcó.
Además en la cultura africana están "mal visto" los residenciales, por lo que casi no los hay.
En segundo lugar, dijo que hay muchas zonas rurales donde hay "más espacio y se vive mucho afuera, con las ventanas y puertas abiertas".
Por otro lado, Sayagués dijo que la experiencia de otras enfermedades como el sida y el ébola ha hecho que haya un "ejército" de agentes comunitarios. "No hay suficientes médicos y enfermeros pero hay muchísimos trabajadores comunitarios que son realmente las antenas en las ciudades, pueblos y campos. Ellos pasaron la voz para tomar las precauciones", dijo.
También influyen situaciones de la vida cotidiana, como el uso de ventiladores en vez de aires acondicionados, cuando se saluda no se da la mano y hay una costumbre de usar barbijo.
"También se presume que hay muchos coronavirus circulando en África y que la gente ya tiene cierta resistencia. Una encuesta general de anticuerpos en Sudáfrica dio que el 38% de las personas ya tenían anticuerpos, es decir que lo habían tenido y no se habían dado cuenta", contó.
Consecuencias económicas "devastadoras"
A nivel continental, Sayagués dijo que el Banco Mundial informó que África entró en recesión por primera vez en 25 años y que el PBI será de -3 en general. "Sin turismo, exportaciones y menos consumo de petróleo en el mundo... Todo ha dañado a las economías. El Banco Mundial calcula que 40 millones volvieron a la pobreza y hay un desempleo generalizado. Ha sido una devastación económica", lamentó.
La entrevistada ejemplificó con Sudáfrica, donde contó que "la economía ya estaba en bancarrota a raíz de serios problemas que se arrastran desde hace 10 años por mala conducción económica, pero esto lo hizo mucho peor, especialmente para la gente más pobre, dado que el sector informal no puede trabajar con el lock down".
"Aumentó el desempleo de 28% a 40% y la pobreza también de una forma desmesurada. Hasta la malnutrición infantil aumentó. La ministra de Educación se olvidó cuando cerraron las escuelas que cada día nueve millones de niños pobres tienen su desayuno y almuerzo en las escuelas. Cerrás la escuela y esos niños no comen. A las seis semanas del lock down empezaron los médicos a decir que por primera vez estaban viendo malnutrición infantil aguda en los hospitales y las ONGs llevaron al gobierno al tribunal constitucional para obligarlos a abrir el programa de alimentación escolar", relató.
Sayagués aclaró que el estado "ha hecho lo que ha podido" y que implementó más programas de apoyo a la población más pobre. "17 millones de personas en reciben una bolsa familiar (canasta familiar). 30, 40 hasta 100 dólares para ancianos, discapacitados y personas con niños. Además se extendió seguro de desempleo", dijo. Sin embargo, señaló que en muchos casos "no fue suficiente" y que hubo medidas como el cierre de playas en verano que atentó contra el ya deteriorado turismo.
Además, contó que se "aprovechó" para instalar una prohibición de venta y consumo de alcohol. "Para las bodegas y viñedos de (Ciudad del) Cabo fue una sentencia de muerte".
Consultada por Cotelo sobre esta medida, Sayagués contó que los viernes y sábados las emergencias "estaban llenas de personas que sufrían accidentes de tránsito, puñaladas, balas, peleas y demás. Muchas veces el alcohol es un factor, y para aliviar los servicios de emergencias se prohibió. Funcionó. Los ingresos a emergencia se redujeron 40 a 60%".
Corrupción y autoritarismo
"Los gobiernos que ya tenían tendencias autoritarias aprovecharon para por ejemplo controlar internet. En países donde hay elecciones se emplea para que la oposición no haga propaganda o para que la gente no tenga acceso a la prensa. O utilizaron el toque de queda que facilitó el control limitando las reuniones, esto anula la oposición", dijo Sayagués sobre otras consecuencias de la pandemia.
"También hubo gobiernos que prohibieron la circulación de fake news. Pero en Zimbabwe, Tanzania, si un periodista critica la atención en los hospitales del estado es fake news, te multan o te meten a la cárcel", lamentó.
Por otro lado, señaló que cuando se realiza un toque de queda se "le da poder a militares y a policías que en general no están entrenados para tratar con civiles. En Sudáfrica hubo un caso de un policía que mató de un disparo a un civil que estaba tomando una cerveza en el jardín de su casa. Ha habido muertes porque tenés a soldados y policías patrullando con el dedo en el gatillo".
A su vez, Sayagués aseguró que la pandemia reveló "la ineficiencia de muchos hospitales y la tremenda corrupción en la ANC (el partido de gobierno)".
Contó que hubo precios "exagerados" en la compra de equipos de protección para el personal de salud y que había compañías que hacían de intermediarios "sin ninguna experiencia en el sector e inflando los valores".
"En esta tragedia saltó la corrupción y cómo lucran en medio de esta crisis sanitaria. Mostró cómo la corrupción está enquistada en el aparato estatal, fue un descrédito para el partido de poder. Ya hubo gente arrestada y compañías que tienen que devolver el dinero", contó.
¿Y las vacunas?
Por último, Cotelo consultó sobre el acceso a las vacunas. Sayagués contó que este lunes llegó a Sudáfrica la primera partida de un millón de dosis (Sudáfrica tiene 58 millones de habitantes) de la empresa AstraZeneca para el personal de salud.
"El Gobierno sudafricano se demoró con las negociaciones para obtener las vacunas y recién en diciembre empezaron a negociar", criticó, y pidió que se deje actuar al sector privado.
"El gobierno tiene que dejar que el sector privado haga su parte. El sector de las minas dicen que pueden vacunar a tres millones de personas entre trabajadores, sus familias y sus comunidades. Todas las minas tienen hospitales, clínicas, ellos podrían tomar eso. El sector bancario también tiene una cantidad de miles de personas y los seguros privados de salud son siete millones de asociados que lo pueden hacer rápidamente si los dejan. El gobierno siempre quiere controlar todo y tiene desconfianza con el sector privado. Si el gobierno controla todo va a ser un desastre, si dejan que el sector privado asuma ciertas responsabilidades, van a vacunar más gente y más rápido. Eso se está negociando ahora", dijo.
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