El Ministerio de Salud Pública (MSP) habilitó el viernes la venta de la semaglutida, una droga originalmente creada para tratar la diabetes tipo 2 (ya que reduce los niveles de azúcar en sangre), pero que se ha convertido en todo un éxito en ventas por su efecto adelgazante.
Se trata de un inyectable subcutáneo de aplicación semanal conocido por los nombres comerciales de Wegovy y, sobre todo, de Ozempic, y fue desarrollada por la farmacéutica danesa Novo Nordisk. Ha sido denominada “la droga mágica para adelgazar” en titulares en el mundo porque provoca una pérdida de apetito y conlleva una veloz pérdida de peso.
El año pasado tuvo una explosión de popularidad, entre otras cosas, porque el multimillonario Elon Musk dijo que la toma para bajar de peso. Además, los cambios rápidos que se han visto últimamente en las figuras de varias estrellas de Hollywood han disparado especulaciones sobre quiénes de ellos consumen Ozempic.
Sin embargo, la doctora uruguaya Mariana Elhordoy, que es endocrinóloga, especialista en sobrepeso y obesidad, apuntó a derribar el mito de que esta medicación es “mágica”.
“Lamentablemente, no es mágica. Y, al igual que cualquier otro tratamiento farmacológico, si no se acompaña de la base del tratamiento de la obesidad, va a tener un resultado a corto plazo, pero luego el paciente puede caer nuevamente en esta frustración de decir: ‘Esto tampoco me funcionó’”, apuntó quien también es jefa del Servicio de Obesidad del Hospital Militar.
De todas maneras, admitió que la “explosión a nivel mundial” de la droga se debe a “resultados clínicos fantásticos”. Y que en Uruguay llegó “tarde”, y tras “una lucha” de “varios años” de médicos y especialistas uruguayos en el tema.
“Es una droga muy prometedora, pero que la tenemos que manejar con responsabilidad para que su buen uso pueda dar buenos resultados. De lo contrario, puede ser riesgoso que personas que no tienen indicación la pueden utilizar, ya que no es de venta con receta controlada, sino con recomendación médica”, explicó Elhordoy.
En cuanto al funcionamiento de la medicación, describió que “imita a un péptido que tenemos a nivel intestinal que logra la saciedad, que el paciente se ‘llene’ rápido y que no sienta tanta sensación de hambre”.
“A su vez, tiene efecto en otros órganos, con lo cual la diabetes fue la enfermedad de inicio para el manejo de esta droga. Luego se dio la reducción de peso como efecto secundario”, explicó la especialista, y puntualizó que “la diabetes y la obesidad son prácticamente primos hermanos” que “vienen de la mano”.
El dato es que el 90% de los pacientes con diabetes tienen obesidad.
“La obesidad es una enfermedad que afecta a todos los órganos; a todo el cuerpo, hasta la piel. Entonces, el beneficio del descenso de peso a través del adelgazamiento, o sea de la pérdida de grasa corporal y no solo de peso, acarrea un beneficio de un montón de enfermedades”, detalló.
En esta línea, habló de que el potencial de Ozempic trasciende al tratamiento de la diabetes y que ha mostrado, por ejemplo, “muchos beneficios en la insuficiencia cardíaca”. “Muchos pacientes con obesidad tienen esta patología generada por la propia enfermedad [la obesidad]”, describió.
En Uruguay, aproximadamente un 60% de los adultos tiene exceso de peso, eso incluye tanto sobrepeso como obesidad. Sin embargo, el Ministerio de Salud Pública (MSP) no reconoce a la obesidad como enfermedad.
La endocrinóloga contó que, “a nivel mundial, se está tratando de erradicar el término obesidad y se está tratando de incorporar el término de ‘adiposopatía’, para que se le dé una connotación de enfermedad”. De todos modos, afirmó: “Es una enfermedad igual que cualquier otra, en donde al cuerpo le pasan determinadas cosas químicas que llevan a determinados comportamientos”.
Tras esto, detalló que “obesidad no tiene el que quiere, sino el que tanto genéticamente como por cosas que le pueden haber sucedido a lo largo de su vida llevan a alteraciones que, a su vez, llevan a comportamientos que hacen que el paciente pueda generar un aumento de depósito de la grasa abdominal”.
“También está la creencia popular que la persona con obesidad es una persona que come en exceso, y muchas veces sucede lo contrario. Son personas que pasan muchas horas en ayuna o que, por ejemplo, no tienen un descanso adecuado”, explicó.
Entonces, concluyó sobre este punto, “el tratamiento de la obesidad debe ser interdisciplinario” y no basarse “solamente en el tratamiento de la nutrición y la alimentación, y ahora de los fármacos”. “Tienen que abordarse muchas cosas más: la parte emocional, el descanso, la actividad física”, describió.
En cuanto a los efectos secundarios más frecuentes de Ozempic, dijo que estos son mayoritariamente gastrointestinales y que “dependen de las características del paciente”. “Sobre todo en pacientes con diabetes pueden tener diarreas importantes. Y en pacientes no diabéticos, lo que más se suele ver es estreñimiento. Para disminuir estos efectos secundarios, la alimentación debe estar supervisada”, describió.
Otro efecto secundario es el reflujo gastroesofágico o la acidez gástrica. Las náuseas, muchas veces apuntadas como otro de los efectos colaterales de la droga, para Elhordoy no lo son ya que “forman parte del efecto del medicamento”. “Eso también genera que el paciente sea un poco más selectivo al momento de tener las ingestas; hay personas que son más sensibles y otras que son menos sensibles”, amplió.
“Creo que la aprobación de Ozempic a nivel del Ministerio de Salud Pública nos va a dar esa tranquilidad de que los pacientes van a poder acceder a ella con mejor respaldo de parte del sistema de salud”, expresó Elhordoy.
Por último, la especialista habló de “una batalla bastante grande que todavía queda por delante”: la accesibilidad económica, ya que “no es un medicamento barato”.
Montevideo Portal
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