Estados Unidos anunció este miércoles su apoyo a la propuesta de suspender temporalmente los derechos de las patentes vinculadas al covid-19, con el fin de facilitar el aumento de la producción y el abastecimiento de la demanda internacional.
La propuesta, que fue presentada en 2020 ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por Sudáfrica e India, estaba bloqueada por la negativa de los países más ricos, a pesar de que los acuerdos que regulan la propiedad intelectual prevén la posibilidad del levantamiento temporal de este tipo de patentes.
La virulencia actual que ha adquirido la pandemia y la presión de algunos organismos internacionales, entre las que está incluida la Organización Mundial de la Salud (OMS), lograron que el gobierno de Joe Biden cambie su postura.
"Estos tiempos y circunstancias extraordinarias exigen de medidas extraordinarias", señaló días atrás la representante de Comercio Exterior de EE.UU., Katherine Tai.
Pocas horas después de la declaración de la primera potencia mundial, la Unión Europea se mostró abierta a discutir la propuesta, mientras las acciones de los laboratorios vinculados caían fuertemente.
Las empresas se mostraron en contra de la suspensión, argumentando que para el desarrollo de las vacunas se ha invertido dinero, por lo tanto, ahora les corresponde obtener alguna ganancia. En ese sentido, La Federación Internacional de la Industria Farmacéutica calificó la decisión de Estados Unidos como "decepcionante".
Para analizar este tema, el conductor de En Perspectiva (Radiomundo), Emiliano Cotelo, dialogó este viernes con el Coordinador para América Latina de la Campaña de Acceso a Medicamentos Médicos Sin Fronteras, Felipe Carvalho.
Carvalho explicó que lo planteado por EE.UU. en estos días está contemplado por una regla existente en la Organización Mundial del Comercio, que sostiene que en casos excepcionales se pueden suspender temporalmente algunos derechos de propiedad intelectual.
En consideración, explicó que dentro de esa excepción también están incluidos secretos industriales y otros tipos de derechos que son básicamente los que crean el control sobre las tecnologías esenciales.
Según Carvalho, esto implica un bloqueo porque cuando se dan "controles de pocas empresas se dan situaciones como esta de escasez de producción".
"Estas suspensiones son para que este conocimiento que hoy está protegido por patentes y secretos industriales, sea compartido y abierto. Para que pueda ser utilizado por otros productores sin el riesgo de un litigio con grandes empresas farmacéuticas. Esta posibilidad legal que se abre va a posibilitar que nuevos productores actúen y garanticen un suministro mayor de vacunas para todo el mundo", explicó Carvalho.
En el caso de Pfizer, por ejemplo, es la empresa la que decide quién va a recibir y quién no la tecnología y la información, continuó desarrollando el entrevistado.
En esta línea, Carvalho señaló que justamente lo que pretendió decir Estados Unidos es que esos acuerdos entre partes, "no son suficientes y no están resultando en dosis suficientes para toda la gente, mientras hay otros productores que ya han anunciado podrían contribuir con una mayor producción".
"Tenemos productores en Israel, en Canadá, en Bangladesh, en India, que anunciaron tener las fábricas y el expertise, pero no logramos obtener el conocimiento, las empresas no lo quieren compartir", indicó el integrante de Médicos Sin Fronteras.
Sin embargo, Carvalho recordó que la compensación para las empresas involucradas será también un punto de negociación a atender en la OMC. En casos normales como éste, de licencias obligatorias, "hay royalties (regalías) pagos a las empresas", dijo.
"Hay toda una serie de compensaciones. Por eso decimos que el argumento utilizado de que se van a perder toda forma de incentivo y de que van a quedar muy mal es falso. Esas empresas seguirán vendiendo vacunas al mercado, la única diferencia es que tendrán más competidores. (Las grandes farmacéuticas) seguirán vendiendo y recibiendo regalías de otros productores. Siguen obteniendo muchas ganancias. Quizás no tengan el poder de definir los precios que quieran", aseguró Carvalho, que recordó que cuando caen los monopolios bajan los precios y la cantidad aumenta.
Además destacó como un factor relevante que los países en desarrollo tienen en la actualidad una capacidad "muy grande" para poder producir vacunas para el covid-19 y que la mayor parte de la inversión vino del sector público (más del 70%).
Según una lista de la Organización Mundial de la Salud, la mitad de las vacunas precalificadas (el más alto nivel de calificación internacional) fueron producidas en países en desarrollo.
Como ejemplo, Carvalho destacó al Serum Insitute de India, que es uno de los principales productores de vacunas (AstraZeneca) del mundo y está abasteciendo a muchos países.
"Es posible que más empresas alrededor del mundo tengan las mismas condiciones tecnológicas, por lo que no son las grandes empresas farmacéuticas las únicas con el conocimiento técnico para desarrollar las vacunas.
Podemos aspirar a mucha colaboración en caso de la suspensión de estos derechos intelectuales y los países que no tienen capacidad de producir vacunas tendrán más opciones de compra. Por ejemplo, aunque Uruguay no tenga la capacidad de producir, tendrá la opción de comprar vacunas, no de Pfizer, pero sí de la firma israelí que produce la misma vacuna", explicó Carvalho, aunque reconoció que el proceso de aumento de la producción y disposición de las vacunas no será inmediato.