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Más policías y penas son “la receta del fracaso” para bajar homicidios, según criminólogo

El sociólogo Emiliano Rojido apuntó a que esa fórmula y la militarización son “contraproducentes” con respaldo de estudio latinoamericano.

09.01.2025 18:35

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2025-01-09T18:35:00
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Por En perspectiva

La reducción de los homicidios sigue siendo una cuenta pendiente en Uruguay. De hecho, las propias autoridades admiten que la baja que hubo en este período fue casi simbólica y la tasa sigue siendo alta en comparación con la región.

A través de una investigación sobre los impactos que tuvieron distintas políticas para reducir los homicidios en América Latina y el Caribe, los criminólogos Emiliano Rojido, Ignacio Cano y Doriam Borges evaluaron qué es lo que funciona y qué no. En particular, destacaron que medidas como la militarización y el aumento de penas y efectivos policiales constituyen “la receta del fracaso que ha traído al país a la situación en la que está”.

En entrevista con En Perspectiva, Rojido explicó que el objetivo de su investigación fue “ver cuál es el acumulado de evidencia rigurosa que hay sobre lo que funciona y lo que no funciona para prevenir y reducir los homicidios”. Allí, el sociólogo encontró que el escenario a nivel país es de “bastante pobreza en cuanto al número de evaluaciones”.

Sobre la militarización, una política que se ha aplicado en países como México y Brasil, el criminólogo calificó la medida como “una mala idea”, ya que producen un aumento de los homicidios. “Nosotros no abrimos la caja negra de cómo se genera el vínculo entre la política y el resultado, sino que lo que hacemos es aislar el vínculo entre la política y el resultado de otras variables”, aclaró y sugirió que “hay muchos estudios más cualitativos al respecto que tratan de entender cómo es que la militarización conduce al aumento de la violencia letal”. 

“El uso del ejército implica la reducción o eliminación de los controles sobre el uso de la fuerza en materia de seguridad pública”, definió Rojido, y argumentó que al ejército le “falta preparación para desempeñar ese tipo de función”, mientras que la Policía “es un cuerpo que está formado para ese objetivo”, en alusión a la seguridad pública. 

Rojido refirió a la medida de militarización como “matar una mosca con un machete” y sostuvo también que se ven “problemas relacionados al tipo de interlocución que se propone con los grupos criminales”. “Cuando vos entrás y proponés un diálogo, digamos, una interlocución bélica, los grupos criminales van a reaccionar de la misma manera”, sostuvo el investigador y planteó que, en ese caso, los grupos criminales “interpretan que tienen que estar exigidos para sobrevivir y armarse mucho más”.

La razón por la cual resulta “contraproducente” esta medida en Uruguay tiene que ver con la “segmentación de los mercados ilícitos de drogas”.

“Cuando uno interviene sobre un mercado ilícito, por ejemplo, que está gobernado por un grupo monopólico, lo que hace es que se generen varios grupos, esos grupos entran en disputa entre sí, y por lo tanto, aumenta la violencia”, argumentó Rojido.

A nivel de gestión, Rojido expresó que Uruguay “tuvo una retórica fuerte” en torno a la militarización, con énfasis en la gestión del exministro del Interior Luis Alberto Heber, pero sostuvo que “ha cambiado recientemente” y se mantuvo “optimista de que siga cambiando”.

Por otro lado, el criminólogo criticó que algunos de los logros destacados —como el caso de las bocas de pasta base cerradas— “no dicen nada” cuando no se sabe cuántas hay abiertas. 

“Si vos me pudieras decir cuántas bocas hay en el país y me vas mostrando cómo eso disminuye, sería otra cosa, pero el punto es que vos cerrás una boca acá y a los 100 metros se te va a abrir otra, porque hay un mercado que está allí y que no se está tocando”, expresó Rojido. El entrevistado indicó que “el que atiende la boca, el que está en la punta de la línea es muy fácilmente reemplazable” y que con los cierres de boca “no se está amenazando el negocio”.

Por su parte, el criminólogo ofreció ejemplos que pueden disminuir y mostrar mejores resultados en cuanto a la baja de homicidios. Entre ellos, mencionó un “mejor despliegue policial” en áreas de alta incidencia de este tipo de delitos.

“Sabemos dónde van a ocurrir los homicidios, cuál es el perfil de las personas involucradas (hombres, jóvenes y pobres), y en qué momentos ocurren más”, indicó el sociólogo. Rojido concluyó que “el espanto no hay que perderlo, pero la sorpresa frente a las olas de homicidio, por ejemplo, ya habría que empezar a perderla para abordar con más seriedad el asunto y superarla”.


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