En Perspectiva

De acá a la cima

La historia de Gabriela Rodríguez, de formarse con el padre Mateo a jugar en España

Nacida en un contexto vulnerable y a través del Proyecto Minga, hoy le agradece al fútbol por haberle salvado la vida.

03.09.2024 18:50

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2024-09-03T18:50:00
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Por En perspectiva

La región de Cataluña en España es mundialmente conocida por el fútbol, y gran parte de esa fama se debe al club Barcelona. Además, esa comunidad cuenta con academias de élite, clubes y ligas locales potentes donde se forman miles de jugadores. Allí, hay una uruguaya que está teniendo un muy buen desempeño en la primera división del fútbol femenino. Se llama Gabriela Rodríguez.

La jugadora tiene una singular historia, que este martes repasó en una entrevista con En Perspectiva. Rodríguez se formó en el proyecto Minga, la obra social dirigida por el Padre Mateo Méndez en Las Piedras, Canelones, que se propone dar contención a jóvenes de contexto vulnerable.

Rodríguez es de la primera camada de jóvenes que se acercaron al proyecto Minga en 2009. Con el respaldo de ese grupo humano, ella pudo avanzar en el liceo hasta terminar ciclo básico. Mientras tanto, llegó a jugar en Juventud de Las Piedras y en River Plate. A los 23 años, decidió emigrar a España para seguir su carrera en el fútbol. Cuatro años después, ya va por su tercer contrato en la primera división femenina de Cataluña, habiendo jugado para el Figueres, el Girona, y ahora con la Unió Esportiva Porquerés. Gabriela está en Uruguay por asuntos familiares y participará en la inauguración de la escuela de deportes del proyecto Minga, antes de regresar a Cataluña para el comienzo del torneo. Hace unas semanas, Emiliano Cotelo conversó en En Perspectiva sobre el proyecto Minga con el Padre Mateo y John Díaz, coordinador de la iniciativa, revisitando el proyecto a través de una historia en primera persona.

“Son muchas emociones juntas. Volver a tu país después de mucho tiempo te trae muchos sentimientos reencontrados”, narró Rodríguez. “La distancia es algo muy fuerte que no todos lo pueden tolerar, pero al final notas el cambio. Valió la pena haber emigrado y ver a la gente de vuelta te da mucha fuerza de continuar”, dijo sobre su vuelta a Uruguay.

Según explicó John Díaz, que también estuvo presente en el diálogo de este martes, Minga es un proyecto que nació como una “propuesta alternativa para la gurisada que tenía sus derechos básicos vulnerados”. “Había unos potenciales para el deporte enormes. Ejemplos de resiliencia de chiquilines que no tenían todas las condiciones de vivienda, alimentación y salud, pero que igual demostraban en la cancha dos veces por semana, unas pocas horas en el gimnasio San Isidro”, explicó.

Para Gabriela Rodriguez, en tanto, el fútbol fue lo que le dio vida. “Era lo que me salvaba de entrar a casa y no tener ni para comer. Son cosas que duelen hasta el día de hoy. Vengo de una familia pobre con mucha necesidad. Era mi desconexión a todos mis problemas. Entrar a una cancha era dejar un poco la realidad”, afirmó.

Jugaba al fútbol desde los 9 años y a través de dos de sus hermanos conoció el Proyecto Minga, donde entró a jugar a los 14. 

A través de un esfuerzo continuo, terminó sus estudios dando exámenes libres a la par de concentrarse en desarrollarse futbolística y laboralmente. Su decisión de irse a jugar a España surgió por los problemas que llevaba. “Yo trabajaba y estudiaba, pero llegó a un punto donde dejé de estudiar para trabajar y ayudar en casa. Tengo a mi padre allá, con quien no tenía mucha vinculación, pero era un boleto para poder salir. Me había salido una oportunidad para jugar en un equipo y ni lo pensé”, dijo Rodríguez. 

“Cuando me fui estuve pasando dos años bastante duros. Emigré sin documento español y tuve que esperar cuatro años para tenerlo, donde trabajé de limpieza en hogares y jardinera. Empecé una temporada en Figueras donde me fue muy bien, hasta salí Pichichi de la temporada”, reflexionó. “Luego me fichó Girona, donde aprendí un montón. De ahí pegué el salto y me fiché por Porquerés”, contó.

“Siento que el país no cambia. Cada vez hay más pobreza, más necesidad. Hay muchas personas con un corazón de oro que por su aspecto o por cómo se visten están ahí estancados o terminan mal. Eso es lo que más me duele. Mi hermano con 14 años cuidaba coches para llevar el plato de comida a la casa. Me mata (verlo en la cárcel). Él está en el Comcar y me mata la imagen de cómo está permitido que gente cumpliendo una pena viva peor que las ratas”, remarcó Rodríguez.

Por su parte, John Díaz dijo que Rodríguez “no es la única joven que emigró”. “Son más los jóvenes de Minga que están allá que acá. Algunos están cerca de Gaby, otros un poco más lejos ,pero todos en la misma situación: peleándola. ¿Qué uruguayo no tiene vecinos, amigos o parientes que se fueron al exterior y no volvieron? A mí me asombra la cantidad. Eso habla de una parte de Uruguay que no tenemos resuelta para ser un país de 3 millones”, sostuvo. 

Actualmente, Rodríguez no piensa parar respecto al fútbol y como mayor deseo tiene representar a la selección. “Ojalá algún día tenga la suerte de pegar otro salto más grande. La selección es algo que quiero hace años y ojalá pueda tener en algún momento la oportunidad de vestir la camiseta”, dijo. 

El miércoles 4 de setiembre se va a hacer un homenaje a la trayectoria deportiva de Gabriela Rodriguez, donde ella va a tener la oportunidad de contar su experiencia y mostrarles el fútbol con el que creció.