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Juan Miguel Petit: “La cárcel tiene que ser como un barrio más”

El Comisionado Parlamentario saludó la apertura de la primera oficina del Mides en una prisión.

25.09.2020 15:10

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2020-09-25T15:10:00
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Por En perspectiva

Este viernes se produjo en el centro penitenciario Santiago Vázquez la inauguración de una oficina del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), la primera en funcionar dentro de un presidio.

La novedad constituye un mojón importante en el sistema carcelario, ya que hasta ahora esa secretaria de Estado no tenía presencia fija en las prisiones, sitios donde las carencias sociales suelen ser extremas.

La iniciativa se enmarca en un convenio entre las carteras de Desarrollo Social e Interior, y procura ofrecer atención para mejorar las condiciones de egreso de los reclusos, en procura de bajar la reincidencia. Es un primer paso para un plan de dignidad carcelaria ya anunciado, y que apunta a mejorar las infraestructuras carcelarias, incrementar las posibilidades de trabajo de los presos y su educación, e incorporar planes sociales en los recintos.

Antes de que se llevara a cabo la inauguración, el Comisionado Parlamentario, doctor Juan Miguel Petit, dialogó con el periodista Emiliano Cotelo en el programa En Perspectiva, emitido por Radiomundo.

Al inicio del reportaje, el comunicado recordó Petit que esta inauguración iba en línea con "un viejo reclamo suyo", ya que era una reivindicación que aparecía en cada informe anual del Comisionado.

"Ha sido una recomendación. En estos últimos años el Mides tenía una presencia puntual, como en el caso de Uruguay crece contigo, en las cárceles donde había mujeres con hijos a su cargo, pero no tenia una presencia fuerte de todos los programas", explico el funcionario.

"Celebramos esta novedad como un paso muy grande, el inicio de un camino. Creo que tiene que ver con la idea de que las cárceles sean un barrio más, y que todos los programas y posibilidades estén presentes", dijo.

Invitado a ahondar en ese concepto, recordó que se trata de "una visión que tiene que ver con un principio que data de 1955, cuando se crean las primeras Reglas Mínimas de Naciones Unidas, y se plasma el llamado principio de normalización. Es muy sencillo: cuanto más normal sea el clima en el que vive una persona en prisión, más improbable será que vuelva a delinquir. Lo más probable es que pueda volver a reinsertarse, en la sociedad, como un plantín en un jardín".

"Por una vida normal entendemos una donde pueda tener acceso a educación, cultura, deporte, contacto familiar, empleo, capacitación, aunque falte la libertad. Esa es la idea de que sea un barrio más".

Para Petit, en las cárceles tienen que estar presentes "las políticas sociales, así como la educación y todos elemento que constituyen la dignidad humana. Eso es lo que permite que una persona se reeduque, se rehabilite. Y en los casos más complejos, como los problemas de salud mental, que reciban todas las atenciones como si estuvieran afuera".

Petit deñaló que esta nueva oficina podría describirse "como una cabeza de puente" hacia una participación mayor.

"Básicamente se orienta a la formación para el egreso. Tiene que ser como esas oficinas de turismo donde la gente pasa y recibe datos, información, e incluso se inscribe para tours y actividades, donde se la conecta con una realidad externa", comparó.

En dicha oficina, los reclusos podrán acceder a "información sobre capacitación para el empleo, bolsas de trabajo, bolsas de herramientas, sitios donde acudir, y también sobre la crianza, la familia, el conectarse con el sistema de salud".

"Otra faceta que ojalá se pueda implementar es la acción hacia dentro, preparar a los funcionarios para que eso se multiplique. Obviamente un ministerio no se puede hacer cargo de toda la realidad del sistema carcelario, pero sí puede capacitar a capacitadores, y en un mundo donde los recursos son escasos, eso es fundamental. No necesitamos miles de bomberos, sino capacitar a las personas para que sepan manejar el extinguidor y prevenir el fuego", metaforizó. "Estando allí in situ, eso se va a facilitar".

Entrevista adelante, se recordó la difícil situación en la que suele quedar la familia de una persona privada de libertad.

"Es una dimensión poco o casi no abordada en la mayoría de las unidades. Por falta de personal técnico, de conexiones y articulaciones con otros actores del Estado. Tenemos allí un problema que sigue estando muy presente", señaló.

"La población penitenciaria ha crecido más de treinta veces más rápido que la población general del país. Para fin de año tendríamos unas 13.000 personas privadas de libertad y otras 10.000 con medida alternativas. Es un tema complejo", agregó.

"La caída en la cárcel no es el inicio de una situación. Generalmente es la expresión final de un largo proceso de problemas, de deterioro, de temas de salud mental no resueltos, de consumo de sustancias, algo esto último "muy presente y en altísimo porcentaje en las personas que terminan privadas de libertad" En esa situación, la afectación del entorno familiar es significativa.

"Tenemos más de 10.000 menores con sus padres o referentes adultos privados de libertad, con su crianza afectada por la fuerte adversidad que es tener un familiar o referente preso. Todo eso implica pensar en una cantidad de acciones, es como descubrir un mundo debajo de la superficie que es tan importante como el de arriba, y saber que no se puede resolver una cosa si no se atiende la otra", enfatizó.

Y a la hora de instalar esa primera oficina, la elección del Penal de Santiago Vázquez no fue antojadiza.

"El Comcar es estratégico, porque uno de cada 3,4 presos del país está ahí. Es una ciudad, tiene unos 3.300 presos, cientos de funcionarios y un movimiento muy grande. El año pasado empezó un proceso de regionalización para que fuera dividida en subunidades", algo también recomendado por el Comisionado.

"Nuestra función es ser un catalizador, ayudar a que pasen cosas sin creernos dueños de los resultados", puntualizó.

En el área metropolitana de Montevideo esta el 70% de los presos del país, y el Comcar está a quince minutos del centro de la ciudad. Tiene que haber allí una presencia muy fuerte del Estado. La ausencia es lo que genera muchas veces la violencia y el deterioro", afirmó.