Un proyecto que prevé construir una isla artificial frente a la rambla de Montevideo, en la zona de Punta Gorda, con edificios para viviendas, oficinas, un puerto deportivo y espacios de uso público, que obtuvo el visto bueno del Poder Ejecutivo y el rechazo de la Intendencia, derivó en un debate público entre figuras de primera línea del gobierno nacional y del gobierno departamental.

Pero también ha generado opiniones encontradas entre los profesionales de la arquitectura.

La Sociedad Uruguaya de Arquitectos (SAU) emitió un comunicado donde se afirma que el proyecto, denominado MVD360, generaría “impactos ambientales, paisajísticos, de movilidad y segregación social inconvenientes y probablemente irreversibles”. La postura de la SAU va en línea, con la de la Intendencia de Montevideo que ya comunicó que rechazaba el proyecto.

Días después de este pronunciamiento, un grupo autodenominado “Arquitectos independientes”, salió en defensa del proyecto, alentando a que se pase al estudio de factibilidad. En un comunicado y en una carta enviada al presidente Luis Lacalle Pou, los profesionales, alguno de los cuales integran los órganos de cogobierno de la Facultad de Arquitectura de la UdelaR, aseguran que el proyecto no tendrá impactos urbanísticos negativos y destacan que, por el contrario, traerá beneficios económicos, sociales y hasta tecnológicos.

Para conocer la visión de este grupo, En Perspectiva conversó con los arquitectos Gustavo Barrios, Fiorella Pesce y Janet Rosenchtein, integrantes del colectivo "Arquitectos Independientes".