En la noche del pasado viernes 5 de agosto se registró un doble homicidio en el barrio Marconi. En la intersección entre General Enrique Castro y Burgueño, dos jóvenes comenzaron a disparar sin un punto definido y las balas alcanzaron a un hombre de 25 años y a una mujer de 29.
Ella, Micaela, era madre de cuatro hijos, una trabajadora reconocida en el barrio que cumplía el turno de la noche y madrugada en una empresa de limpieza en el Centro. Él, Gabriel, no era del barrio, había llegado hacía tres días y era profesor de baby fútbol. Las muertes conmocionaron el Marconi.
Al caer la tarde de este lunes 15 de agosto, vecinos y trabajadores sociales se concentraron en la avenida General Flores, donde interrumpieron el paso de los vehículos, demandaron justicia y pidieron dejar de ser considerados ciudadanos de segunda.
Winston Pereira, hermano de Micaela, dialogó con En perspectiva donde manifestó que hay “falta de respuesta de las autoridades” sobre el caso. Porque “no han agarrado a nadie” y “las cosas siguen pasando''. “No se ha hecho justicia, los muchachos andan con el arma”, agregó. Además, reclamó al presidente Luis Lacalle Pou y al ministro del Interior, Luis Alberto Heber, que se hagan cargo de todo este tema porque “hay poca voluntad de hacer algo”.
Pereira, quien trabaja en la escuela bíblica del barrio Marconi, fue uno de los presentes en la marcha, también estuvo su familia y la de Gabriel. Sin embargo, este doble homicidio no es un caso aislado en la zona, viene “desde hace años”. Lo que cambió fue la modalidad: ahora son menores armados, adolescentes de entre 13 a 17 años. Por eso, en la macha hubo pancartas que llevaban la frase “tenemos más niños con armas”. Para el hermano de Micaela los menores “vienen de hogares muy difíciles donde hay que sumar el peso para poder comer” y donde la economía es el mayor de los problemas. Pero “hay gente en peligro”. “Así como mi hermana de noche fue a trabajar con mi otra hermana y la derribaron en medio de una balacera, así está la gente hoy, la gente tiene miedo de salir de su casa”, añadió.
Por su parte, el alcalde del municipio, Gabriel Velasco, habló con la producción de En perspectiva y dijo: “Los crímenes de la semana pasada han movilizado toda la sociedad que vive y trabaja en el barrio Marconi”.
En palabras de Pereira la realidad se mide semana a semana, hay días más violentos que otros. “Ahora con todo esto de mi hermana, sinceramente está tranquilo, pero está todo a flor de piel”, expresó. Hay móviles de Policía que “andan ahí en la vuelta como tratando de apaciguar algo”. Pero él y su familia viven ahí, su madre sigue ahí y, por lo tanto, ahí se cruza “con ellos” que “siguen con las armas” e “intimidan”.
El barrio fue “violento siempre”. Lo que sucedió es que después del 2000 “hubo una camada nueva de padres que se pusieron las pilas con sus hijos”. Desde ese entonces, son muchos los padres y madres que “pagan el precio de educar”. Estos niños son los que ven la muerte en “carne propia”, no como entretenimiento en películas de tiroteo.
“Mis hermanos no quieren mandar a sus hijos al almacén, justo en la esquina donde ocurrió todo están todas las chapas agujereadas por las balas. Tiene una maquinita de jugar y arriba la maquinita tiene un plomo incrustado, o sea, que si estás jugando a la maquinita te dan un balazo en la nuca”, declaró.
De este modo, Pereira aclaró que lo que demandan a Interior es que los patrulleros “hagan su ronda normal diaria”, pero “que ataquen un poco más el problema”. Para el trabajador de la escuela bíblica “ellos se tienen que mover”. De otro modo, los ciudadanos están “metidos en el medio del fuego”, eso es lo que los “inquieta”.
Por su parte, el hermano de Micaela se reunió con el director de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Santiago González, quien dijo “implícitamente que no se puede hacer nada”. “Como barrio necesitamos también entender que tenemos derechos, derecho a vivir, derecho a la vida, derecho al trabajo”, reclamó Pereira.
“Estamos pidiendo a los diferentes organismos, más bien en el mano a mano, que nos ayuden con el barrio, que traigan actividades. Esto es remediable, lo que pasa es que hay falta de voluntad”, enfatizó.