El avión multipropósito adquirido durante el gobierno anterior fue vendido ayer a un empresario argentino que ofertó 180.000 dólares en la segunda subasta del aparato, luego de que en la primera no aparecieran oferentes.

En su momento, se pagó por el aparato poco más de un millón de dólares, y desde la actual administración se señaló que requería servicios de mantenimiento muy costosos.

Ayer, una vez finalizada la subasta, el ministro de Defensa, Javier García, se congratuló de haberse quitado de encima un rubro que estaba desangrando a su cartera. Sin embargo, la diferencia entre el precio de la venta y el costo de la compra generó polémica.

Sobre todo ello, García habló en una entrevista en el programa En perspectiva, emitido por Radiomundo

"El problema no es el precio que alcanzó el avión en una subasta pública y transparente, sino el precio de compra directa que tuvo hace dos años y medio, un precio tan desproporcionado que en aquel entonces motivó una interpelación por el senador Bordaberry", expresó García.

En aquel momento "bastaba entrar a cualquier página especializada para ver que un avión de ese tipo se vendía en torno a los 300.000 dólares, y se terminó comprando en un millón diez mil dólares. El problema no es el precio de mercado de hoy, sino que se comprara con ese sobreprecio, fruto de una compra con nombre propio", criticó.
Sobre ese punto, el periodista Emiliano Cotelo recordó que la compra fue inicialmente objetada por el Tribunal de Cuentas, fue aprobada en segunda instancia, luego de un cambio en la conformación de ese organismo.

"Tuvieron que cambiar a un miembro del tribunal de cuentas para que lo aprobara, fue una cosa. . . mejor evitar calificativos", sugirió el ministro, enfatizando que el aparato fue finalmente vendido "a precio de mercado, en una subasta totalmente transparente, al mejor postor".

Para García, el hecho de que el avión no lograra venderse en la primera subasta fue "una primera señal del mercado", dado que "se fijó una base de 300.000 dólares y no se anotó nadie, porque esa base estaba por encima del valor real de mercado".

En la celebrada ayer había otros interesados además de quien se convertiría en el comprador. Sin embargo, no lograron participar porque no cumplieron con los trámites dentro del plazo previsto.

"La transparencia fue absoluta, había bases muy claras publicadas hace más de un mes, que decían que decían que quienes deseaban participar debían registrar un depósito de 2.000 dólares, en un plazo que vencía a las 17.00 horas del miércoles", explicó el funcionario.

"El que cumplía esas bases participaba. Esa es la diferencia entre una venta pública, transparente, y una compra pública como la de hace dos años y medio, directa y con sobreprecio", añadió.

Interrogado sobre el uso del avión y sus costos asociados, García comenzó por aclarar que durante la actual administración el avión nunca fue utilizado.

"Sólo se sacó del hangar para llevarlo a San Fernando, Buenos Aires, para hacerle el mantenimiento, y quiero hacer una anotación porque creo que se pudo vender porque está bien mantenido: la fuerza aérea le hizo un mantenimiento importante".

Posteriormente, indicó que no sólo hay que tener en cuenta el precio al que se remató, sino "lo que se evita gastar" al dejar de tenerlo.

"Los aviones tienen un plan de inspecciones muy estricto, y luego de la primera subasta tocaba uno y hubo que hacerlo para que estuviera en condiciones de vuelo, sino no se vendía. Costó 40.000 dólares", relató, añadiendo que la perspectiva futura del avión era de "una escalada de gastos".

En números gruesos, García resumió que entre la compra y los gastos de mantenimiento y uso, el aparato costó a las arcas públicas cerca de tres millones de dólares. Dentro de esa cifra, el secretario de estado se detuvo en el detalle de la camilla que se le, colocó para adaptarlo a la función sanitaria.

"Esa camilla costó 90.000 dólares", recordó, señalando que el avión acaba de venderse "al precio de dos de esas camillas".

Al hilo de ese detalle, García hizo hincapié en que "se compró como un avión presidencial, ejecutivo. Luego se dijo que era también sanitario, pero sólo el 10% de sus vuelos fueron con ese cometido".

En ese sentido, indicó que el aparato elegido no era el más apto para vuelos sanitarios, "ya que no puede aterrizar en pistas de pasto, como lo son la mayoría de las del país". Pr esa razón, el otro 90% de los vuelos sanitarios coordinados entre ASSE y la FAU "Se hacen en helicópteros o en el Aviocar, que sí puede aterrizar en todas las pistas".

"El motivo de la compra no fue sanitario, esa fue una argumentación posterior. Pagamos un millón de dólares por un avión del año 1979, cuya vida útil estaba llegando a su fin, en una compra que todos sabemos que tenía nombre propio", insistió García.

"Los gustos de los gobernantes no se pueden hacer con plata pública, hay que ser muy austeros porque es el del dinero de todos", reflexionó.

En cuanto a los futuros traslados de gobernantes ya sin ese avión, García dijo que "se harán como se hizo siempre". Los vuelos regionales se pueden hacer en aparatos de la Fuerza Aérea, mientras que "los vuelos transoceánicos se hacen en aviones de línea, como siempre".

Entrevista adelante, y ante la enumeración de los inconvenientes que significaba para el estado la posesión del avión ahora enajenado, se le preguntó a García cuál podría haber sido la motivación de comprador para adquirir la aeronave.

"Será cuestión del comprador", dijo el ministro, para luego sugerir que tal vez el nuevo propietario pueda manejar opciones menos onerosas en el mantenimiento.

"Es como cuando uno tiene un auto, puede elegir hacer mantenimientos más baratos por su cuenta o hacerlos en los servicios oficiales, que son más caros. En este caso, tratándose de un aparato con una tecnología muy precisa, y para tratar de que al momento de venta tuviera el mejor precio posible, se hacían todos los mantenimientos en una empresa habilitada por la marca" en Argentina.

"Fue la opción que eligió la Fuerza Aérea y permitió que se obtuviera el precio de mercado. Podría haberse obtenido menos o no haberse vendido", dijo.

Finalmente, se abordó la reciente compra a España de dos aviones Hércules, con los que la FAU busca suplir sus aparatos, de la misma marca pero de un modelo más antiguo.

Para García, comparar este tema con el del avión presidencial es "sumar boniatos con sandías".

"El gobierno anterior hizo un diagnostico que nosotros compartimos, que dice que en materia de transporte de la Fuerza Aérea, es algo que se necesita: para vuelos humanitarios, para ir a la Antártida, para traslados de contingentes o para la repatriación de uruguayos, como se hizo meses atrás en la Operación Todos en Casa".

Más allá de coincidir en ese diagnóstico, el gobierno actual decidió seguir un curso distinto a la hora de renovar los aparatos, algo que coincidió con que "tuvimos una buena oportunidad con España, cuyo gobierno estaba cambiando de marca y modelo de aviones", refirió.

García explicó que el plan del anterior gobierno era adquirir "un solo avión, mucho más chico y no en propiedad, sino en modalidad leasing (arredramiento) por diez años", operación que costaría unos cien millones de dólares.

Ahora "por 21 millones de dólares se adquieren dos aviones más grandes, y en propiedad", dijo García, subrayando la importancia de mantenerse dentro de la marca que ya se poseía. Según el funcionario, varias partes de los aparatos desafectados, como las turbinas, pueden aprovecharse como repuesto para los recién comprados.

"Si hubiéramos cambiado, además de pagar más caro tendríamos más gastos, porque no aprovecharíamos la línea logística", concluyó.