Las malas condiciones en las cárceles uruguayas son noticia permanentemente. El foco suele estar puesto en los centros de reclusión para hombres, como el Penal de Libertad o Santiago Vázquez. Sin embargo, en la cárcel de mujeres de Montevideo, el panorama también es crítico.

La Unidad 5 Femenino, ubicada en Colón, que tiene una densidad de población de 184%, ha estado en los titulares en los últimos días: por un caso de suicidio, un motín, y denuncias de tortura y extorsión entre reclusas.

Los operadores penitenciarios y los policías que trabajan allí vienen denunciando las malas condiciones que rigen en esa cárcel. Para corregir la situación, un grupo de esos funcionarios presentó a principios de setiembre un recurso de habeas corpus, en el que pidió que se tomen medidas para bajar el hacinamiento y mejorar las condiciones edilicias y de seguridad de la cárcel de mujeres.

El lunes, el juez Matías Porciúncula aceptó en forma parcial el recurso y obligó al Ministerio del Interior a presentar en 45 días un plan de acción, a ejecutar en 120 días, para realojar a las privadas de libertad que hoy están en el tercer piso de esa prisión hasta disminuir la densidad de población en ese sector al 120%.

Según el fallo, la cartera también deberá tomar acciones para enfrentar la falta de personal y así permitir que las reclusas ejerzan su derecho a realizar actividades laborales, educativas y recreativas, así como a cesar las prácticas de aislamiento prolongado.

El conductor de En perspectiva Emiliano Cotelo conversó este miércoles con Germán Gutiérrez, operador penitenciario y uno de los firmantes del recurso de habeas corpus.

El funcionario señaló que el “hacinamiento en la cárcel de mujeres lleva varios años”, pero la “política de persecución penal que ha llevado adelante este Gobierno generó un combate frontal contra el narcomenudeo”, que ha provocado un crecimiento en la población carcelaria.

“Las reformas aprobadas en la Ley de Urgente Consideración [LUC] introdujo un agravante en el tema drogas, que es la venta de drogas en el hogar, modalidad usual en que las mujeres participan de ese delito. Vendiendo drogas en el hogar, que lo usan para mantener a sus familias”, resumió el funcionario.

En esta línea, Gutiérrez recordó que hubo otras modificaciones, como por ejemplo que no se pueda “redimir penas por trabajo y estudio”.

“Toda esa inflación penal hace que salgan menos mujeres de la cárcel, se enlentezca el proceso liberatorio y, al ingresar más mujeres, el hacinamiento explota”, afirmó.

Sobre el último gobierno del Frente Amplio, Gutiérrez apuntó que hubo “una desinversión en el sistema penitenciario y este Gobierno continuó con la misma tendencia”.

“Hay un fenómeno particular que se da en la población femenina, debido a que está evolucionando muy rápido en la participación del delito. Es un fenómeno social nuevo, pero la política penitenciaria pone el foco en el tema de los hombres y no en el de las mujeres. La población de reclusas femeninas se multiplicó 500% entre 2000 y 2010. Después de aprobada la LUC, la población femenina está incrementándose 30% anualmente. Es un fenómeno social bastante complejo que no es acompañado por la política penitenciaria”, resumió.

Gutiérrez cuestionó que no haya “una política de Estado a largo plazo que permanezca gobierno tras gobierno”, y recordó que la actual administración había prometido descentralizar las cárceles (que pasen a depender de un servicio descentralizado en lugar de del Ministerio del Interior), pero no se cumplió “por un tema presupuestal”.

Sobre las condiciones de trabajo de los funcionarios y la de reclusión de las presas, Gutiérrez dijo que la “diferencia es que los operarios cumplen un horario, mientras que la persona privada de libertad cumple toda la condena en condiciones francamente inhumanas”.

Actualmente, informó Gutiérrez, el hacinamiento global ronda el 160%: “En algunos módulos o sectores el hacinamiento es de hasta 400%. Hay sectores de 30 plazas en los que viven 80 personas. Hay un duchero cada 100 personas. Faltan kits higiénicos, kits menstruales, jabones. Un ejemplo más práctico: los presos no tienen ropa, no tienen uniforme previsto por el Estado. Toda la ropa es de donación”.

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