El exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva ganó este domingo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil con un 50,84% de los votos, frente al 49,16% que obtuvo el actual gobernante, Jair Bolsonaro, con el 99,10% de las urnas escrutadas.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT), que ya gobernó entre 2003 y 2010, volverá a ocupar la Presidencia de un Brasil extremadamente dividido a partir del 1 de enero de 2023 y por los cuatro años siguientes.
Lula obtuvo 59,7 millones de sufragios, mientras que Bolsonaro, líder de la derecha conservadora brasileña y capitán retirado del Ejército, se quedó con 57,7 millones, con el 99,10 % del censo escrutado, según los datos del Tribunal Superior Electoral (TSE).
El resultado es conocido por todos este lunes, pero estas horas parecen ser momento para los primeros análisis de por qué ganó el expresidente: cómo fue la campaña electoral, cuáles fueron las sorpresas y qué se espera de acá al futuro son algunas de las incógnitas que aparecen. El programa En Perspectiva de Radiomundo consultó al profesor y politólogo uruguayo Hugo Borsani para dialogar acerca de estas cuestiones.
En primer lugar, el especialista explicó que se trata de la “elección más reñida” de la historia de Brasil y que, si bien se aguardaba un resultado próximo, no eran tan corto, porque ninguna encuesta dio un margen tan próximo. Solo una de ellas dio un resultado similar, pero tenía una diferencia mayor de la que se terminó gestando entre ambos candidatos.
Las encuestadoras, según Borsani, presentaron una nueva dificultad (ya ocurrida en la primera vuelta), que fue captar el voto a Jair Bolsonaro, que fue “mucho mayor del que se esperaba”: “Fue el de los dos el que más votos captó en esta segunda vuelta (entorno de siete millones de votos y Lula fue en el entorno a los tres millones de votos). Realmente, su capacidad de captar votos fue muy alta, e incluso te diría que es sorprendente en base a algunos problemas que hubo durante la campaña, especialmente las últimas semanas, con errores de la campaña de Bolsonaro”.
“Algunos comentarios hechos por él y otros problemas que surgieron, pero nada de eso fue fundamental. El resultado muestra que eso puede haber tenido algún impacto porque terminó venciendo Lula”, indicó.
El politólogo coincidió en el análisis de algunos especialistas de que fue una campaña que se centró en los rechazos, y agregó que durante la campaña se destacaron más destaques para exacerbar el lado negativo del adversario que propuestas concretas. “Eso quedó muy marcado, y ese rechazo muy alto a los dos candidatos, un poco más alto a Bolsonaro, se mantuvo desde el inicio de la campaña, impidiendo el surgimiento de terceras o cuartas candidaturas. Eso es bastante claro”, señaló.
Sobre qué va a pasar de aquí al futuro, Borsani explicó que Lula va a tener la dificultad de una configuración opositora en el Congreso, sumado a la realidad económica del país y la situación internacional.
“Lula gana y creo que va a tener condiciones, pero le va a ser mucho más difícil que sus anteriores gobiernos. Tanto por la composición del Legislativo como por los problemas a resolver. Va a ser más complicado, y es una de las principales preocupaciones sobre la futura tercera gestión”, sostuvo.
Para el politólogo, una de las sorpresas de esta elección fue la selección de su vicepresidente: Geraldo Alckmin, rival político en las elecciones de 2006 y con quien disputó un balotaje, una etapa con “alto grado de conflictividad”. “Fue una de las grandes sorpresas de esta elección. Es claramente una indicación de que van a ir más al centro para tranquilizar a los mercados y al mundo de la economía, porque Alckmin es una persona que está ligada al centro y a la centroderecha”, comentó.
“Esa decisión de Lula es una indicación y una consolidación de que va a ir más hacia el centro. El vicepresidente en Brasil no es una persona que está al frente del Senado o del Congreso, no tiene un rol político decisivo, pero es una indicación importante, incluso el vicepresidente puede tener cargos en el Gobierno, en el gabinete ministerial, y era uno de los nombres para futuro ministro de Economía. Alckmin estuvo muy presente en los actos, Lula le dio un gran destaque, habló maravillas, era su fuente principal para el mundo del mercado y hay una imagen de copiloto. Esa imagen que se pasó, algo más de conjunto, cuando el vicepresidente obtiene un papel bastante más secundario que el que ha tenido en imagen, en presencia”, concluyó.