Si bien durante “muchísimo tiempo” la Biblioteca Nacional fue un “gran conjunto de papel”, según dijo el director Valentín Trujillo a En Perspectiva, está permanentemente digitalizando su acervo y servicios. A muchos de estos se puede acceder mediante la página web de la institución.
La Biblioteca Nacional, expresó Trujillo, es una “institución pública al servicio de la gente: de los investigadores y público en general”. También es “libre y abierta para todo el mundo”. Entonces, para el director, “cerrarse a la tecnología sería una actitud bastante tosca y un poco retrógrada”. “La Biblioteca ha potenciado muchísimo su página web y, mediante un plan de comunicación, se expandió la información que se tenía”, expresó.
Desde el siglo XX, la Biblioteca, que en mayo cumple 207 años, tiene la obligación por ley (de Depósito Legal) de “conservar todo lo que se edita e imprime en el país”, explicó Trujillo. Algo que sigue vigente hasta hoy e implica que las imprentas “deriven” todo lo que imprimen en “dos ejemplares”. Según el escritor, se cree que en Uruguay el mercado editorial es “pequeño”, que tiene “dimensiones acotadas” y eso “no es así”. En el país se imprimen “muchísimos libros, revistas e impresos” al año, aseguró.
Trujillo sostiene que la Biblioteca es “el mayor repositorio, la mayor colección de impresos en papel del país”. Es, también, “la gran memoria del Uruguay”, aunque “no la única”. El director contó que desde los inicios, la institución fue concebida como “un gran centro cultural”. Por eso, además de libros, también hay una pinacoteca (conjunto de obras de arte) que reúne la obra de pintores “muy importantes” de la historia del país. Además, tiene una tapicería, esculturas, una colección muy grande de fotografía y archivo literario, que es el conjunto de papeles personales de 173 intelectuales uruguayos (hombres y mujeres) de todas las épocas.
“Y, al mismo tiempo, tiene objetos ese archivo, siempre nombro los más emblemáticos y los que al público le causan más impacto: el vestido de bodas de seda de Delmira Agustini, un mechón de pelo de Juana de Ibarbourou, una espada de Eduardo Acevedo Díaz”, dijo Trujillo al programa radial. Sin embargo, el acceso es restringido, aunque a veces se exhiben.