Los restos óseos encontrados en el Batallón 14 son “de un único individuo, entre 20 y 40 centímetros de la superficie”, dijo Alicia Lusiardo, coordinadora del Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF) de la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República (Udelar).
“Aún no tenemos el inventario; sin embargo, por el cotejo de campo, el esqueleto está prácticamente completo”, sostuvo Lusiardo en entrevista con En perspectiva. La profesional integra el GIAF desde 2007, y lo coordina desde 2014.
“Sigue el patrón [de otros cuerpos] de estar recubierto con cal, que produce una desfiguración de los rasgos del tejido blando. Al haber pasado los años, este se desintegra y la cal terminó favoreciendo la preservación del material genético en los huesos”, explicó.
El GIAF, encargado de la búsqueda de restos de detenidos desaparecidos en la dictadura militar, confirmó este martes el hallazgo de restos humanos enterrados en el Batallón Nº 14 del Ejército, en Toledo, Canelones. “Trabajamos en investigación preliminar, el abordaje en campo [excavaciones] y el análisis de restos, cuando tenemos para analizar”, explicó la coordinadora.
Al día siguiente, una delegación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos llegó hasta el lugar; Lusiardo contó que el encuentro fue “removedor”. El último hallazgo de restos humanos había sido en 2019, y el anterior, en 2014.
“Queda el acondicionamiento del cuerpo, el análisis y la identificación, y ver si hay elementos sobre la causa y manera de muerte”, señaló la antropóloga, y agregó que se hace una selección representativa de los huesos y se envían al laboratorio de Córdoba, en Argentina. “A partir de que el laboratorio recibe la muestra, puede demorar entre tres y cuatro semanas en dar un resultado”, indicó.
Además, aseguró que el archivo del grupo esta conformado por “mayoritariamente información falsa”, que “distrae y hace perder tiempo”. “Es muy frustrante el trabajo, y muy tedioso”, subrayó.
“Es muy duro saber que puede haber restos que algún día se encuentren y no haya un familiar que los pueda recibir. Es muy duro enfrentar a los familiares y tenerles que decir que hemos terminado una excavación en un área cautelar sin resultados. Es muy duro decirles que no hay información nueva”, manifestó Lusiardo.
Con respecto al momento en el que se encuentran restos en las excavaciones, Lusiardo comentó que “es un subidón de adrenalina, una emoción muy grande, e inmediatamente esa alegría se transforma en tristeza”.
“Encontramos lo que estamos buscando todos los días, pero, a la vez, sabemos que se abre un proceso de mucho dolor para un familiar cuando reciba esa información y cuando tengamos que explicarle los resultados de la investigación”, dijo.
También se refirió a la perspectiva futura de la labor del GIAF y sostuvo que, desde el grupo, entienden que no siempre hay recursos. “Si hubiera recursos quisiéramos creer que en cinco o 10 años ya hubiéramos resuelto este problema. Sin información va a ser muy difícil”, afirmó la coordinadora.
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