El futbolista de Peñarol Nicolás Schiappacasse fue sorprendido este miércoles portando una pistola 9 milímetros con 8 cartuchos cuando viajaba rumbo al Campus de Maldonado, donde se disputó el segundo clásico del año que terminó con victoria del aurinegro por 1 a 0.

El futbolista fue interrogado en el lugar y declaró que “el arma era una entrega para la hinchada, para ingresar al estadio, pero no sabía a quién debía dársela”.

Junto al jugador fueron arrestados otros tres jóvenes que ya fueron liberados.

El programa En Perspectiva planteó en la tertulia de este jueves este tema, que fue abordado junto al conductor del programa Emiliano Cotelo por Cecilia Eguiluz (Cabildo Abierto), Martín Couto (sector Ir), Daniel Supervielle y Esteban Valenti.

Durante su alocución, Couto dijo sobre el jugador y la situación que no se trata de “un demente”, y que, aunque lo que ocurrió fue con “un jugador” y eso es lo “novedoso”, el hecho “forma parte del funcionamiento y la forma de vivir el fútbol de mucha gente”.

“Este hecho que no es aislado concibiéndolo de esta forma lo podemos asociar a un asesinato de un hincha, a los cánticos festejando esos asesinatos. (Schiappacasse) no es un extraterrestre, es un ser humano y uruguayo que se crío, vive y consume medios de comunicación igual que nosotros. Ahí está el primer corte, porque entonces el problema es nuestro, no es de un loquito. Dejemos de pensarlo como excepciones.  Le diría a (Ignacio) Ruglio que si el mensaje es ejemplarizante con el jugador termina construyéndose la idea de que es un loquito, y ese es un mensaje muy equivocado. Eso no quiere decir no sancionarlo”, dijo Couto, que recordó una entrevista hecha en el mismo programa al sociólogo especializado en estos temas Pablo Albarces en el año 2016 (ver final de la nota).

Y agregó: “La forma de vivir el fútbol es binaria y tiene mucho que ver con la forma de vivir la masculinidad. La masculinidad no es un atributo que uno se lo otorgan en el nacimiento o en los primeros años de vida y después queda inmóvil. No. La masculinidad se construye, se reconstruye y la sociedad la vigila todo el tiempo”.

El militante político agregó que lo que ocurre es que “en los grupos de varones en general -sobre todo en las etapas de desarrollo- sos el que hace bullying a alguien o el que sufre ese acoso”.

“Entonces, la forma de que no te hagan bullying es ser parte de los que lo hacen. La estructura binaria es honor o deshonor. Es difícil de concebir perder con honor, aceptar la derrota, que la hinchada se vaya tranquila. Incluso cuando se pierde hay como una lógica de recuperar el honor a través de demostrar que se es más poderoso y se tiene más ‘valentía’”, apuntó.

Couto citó a la autora Elisabeth Badinter que sostiene que socialmente el ser varón se define por tres "no": “No se es mujer, no se es bebé y no se es homosexual”.

“Esas tres cosas los varones hegemónicos lo tienen que demostrar todo el tiempo y están siempre siendo revisados por la sociedad. Y si no lo demuestran son penalizados. Una manera de demostrarlo en el fútbol y en los deportes en general es ‘tener los huevos suficientes para aguantar que venga el contrario que venga’. Ahí hay masculinidades queriéndole decir a la sociedad ‘lo estamos haciendo bien’”, sostuvo Couto.

Sobre el final, el militante político recordó además el caso de violación de Cordón y lo asoció también a la violencia en el fútbol. 

"Sé que esto puede provocar y ser incomodo. Se dieron cuenta que una de las metáforas más extendidas en las hinchadas para significar que le ganaron al otro y lo dominaron es la violación", dijo.