Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro se medirán este domingo para definir el balotaje en Brasil, que tendrá como resultado quién será el presidente en el próximo período de gobierno.

En la última encuesta de Datafolha, Lula tiene el 53% de los votos contra 47% de Bolsonaro. Esta semana, el candidato de derecha presentó una denuncia porque en la campaña de la primera vuelta no se había difundido su campaña de propaganda en la radio, algo que, entiende, repercutió de forma negativa en la cantidad de votos que obtuvo.

El periodista brasileño Marcelo Silva de Sousa consideró que ha sido una campaña electoral “muy movida”, sobre todo desde el punto de vista discursivo por parte de ambos candidatos.

“La elección está abierta”, dijo Silva de Sousa, y explicó que en la última semana hubo un cambio de “ánimo” en ambos partidos. Esto se ve en el sector de Bolsonaro, a raíz de que un diputado de su partido recibió a tiros a la Policía, que pretendía cumplir con una orden de detención.

Esto tuvo una repercusión muy negativa en redes sociales, algo que puede impactar en los ciudadanos que aún no han decidido su voto, expresó el comunicador. El sector de indecisos es donde Lula y Bolsonaro ponen todas sus fichas para tratar de aumentar su caudal de adeptos.

Mientras Bolsonaro apunta contra Lula por los hechos de corrupción por los que fue acusado e incluso lo llevaron a la cárcel, el candidato de izquierda promete que su gestión será un balance entre inversiones en políticas sociales y el cuidado de los dineros públicos.

Por otro lado, Lula ha intentado ganar el “voto evangélico”, teniendo un discurso focalizado en ese sector. Para eso, lo último que hizo fue enviar una carta en donde se mostraba en contra del aborto y habló de la importancia del “núcleo familiar”, dijo Silva de Sousa en entrevista con En Perspectiva.

Este tipo de posturas genera enojos y contradicciones dentro de la alianza que tiene Lula. “El PT está en una etapa en que ve que es necesario salir de la izquierda para ganarle a Bolsonaro”, agregó.

Este viernes será el último debate de ambos candidatos, una instancia que puede llegar a modificar los porcentajes que han dado las encuestas.