El Banco Central del Uruguay (BCU) divulgó la semana pasada los datos oficiales de crecimiento del segundo trimestre del 2023, destacando una caída del Producto Interno Bruto (PIB) más bajo que el mismo período, pero del 2022.
Para analizar estos datos, buscar las razones y conocer qué depara el futuro, el programa En perspectiva de Radiomundo dialogó con la economista de Exante Alicia Corcoll.
La caída se registra si se compara con el trimestre anterior de 2023 y con el mismo período del año pasado (1,4 y 2,5% respectivamente). Sin embargo, la experta destacó que el BCU revisó el registro de enero-marzo y corrigió lo informado inicialmente.
“Inicialmente se había reportado una suba de 0,9% y ahora se corrigió a una suba de 1,3%. Por eso esta caída de 1,4% del segundo trimestre sí fue mayor a la esperada, si tomamos el acumulado de toda la primera mitad del año. Lo cierto es que el desempeño no estuvo muy lejos de lo que estimábamos un poquito antes de que se publicaran los datos”, explicó Corcoll.
“De hecho, hace algunos días esperábamos una baja interanual de 2,4%, que terminó siendo de 2,5%. Obviamente hay matices por sector y sí vimos en el trimestre una evolución que fue bastante peor que la que preveíamos algunos meses atrás, cuando veníamos de un primer trimestre dinámico y no se había agravado tanto la situación de sequía y lo que fue la afectación por el desequilibrio por la afectación de precios por Argentina, cosa que después sí incorporamos en los pronósticos”, añadió.
La economista explicó, además, que la caída implica que en el segundo trimestre se retrocediera a la actividad que tenían al cierre de 2021, pero no borra todo el crecimiento desde fines del 2019, en el que el PIB se mantiene 3,5% por encima, pero sí supone que la economía “no acumuló nada de crecimiento a lo largo del 2022 y esta primera mitad del año”.
“Estar 3,5% por encima de los niveles de actividad del 2019 por supuesto es algo positivo, pero tampoco representa un dinamismo demasiado excepcional porque Uruguay venía atravesando una fase de muy poco crecimiento desde el 2015, así que si tomamos un período largo y comparamos el PIB actual versus el de fines de 2014, por ejemplo, el crecimiento acumulado no alcanza a un 5%. Si esto lo llevamos a promedios anuales, supondría una tasa de aumento del PIB de solo medio punto porcentual por año, que son tasas moderadas”, afirmó.
Corcoll expresó que no estaríamos en recesión porque no se cumple con la definición habitual, ya que para estar en recesión se tendría que haber registrado dos trimestres seguidos con caída en el crecimiento, aunque agregó que “no deja de preocupar” que Uruguay “no logra hilvanar trimestres seguidos con crecimiento”.
“La segunda mitad del 2022 ya venía siendo de caída, se interrumpió en la mitad de este año, pero se retomó en este segundo trimestre. En el segundo trimestre vimos caídas en los sectores más afectados por la sequía. El agro, concretamente, cayó 12% en el trimestre y 27% frente a un año atrás. El sector de energía eléctrica cayó 4% trimestral y 12% interanual. Esa retracción en el agro fue más fuerte de la que estimábamos, pero no sorprende tanto porque hay pocos episodios históricos de sequías severas como referencias, y la verdad es que era muy difícil de calibrar la estimación”, aseguró.
“Las bajas en esos dos casos terminaron explicando prácticamente la totalidad de la caída interanual en el trimestre, o sea que la incidencia de la sequía fue clave”, agregó.
La demanda, el cierre de año y lo que se viene
Si se analiza el trimestre puntualmente en cuanto a la demanda, la conclusión es que la dinámica también fue “desbalanceada” porque hubo más demanda interna y una contribución negativa del sector externo.
“Eso porque el consumo público subió 0,7% interanual e incluso cambió de signo versus los registros anteriores, que eran de caída, lo que es consistente con lo que vienen mostrando los números fiscales, pero sobre todo porque el consumo privado creció 4,8% frente al mismo trimestre del año pasado y, de hecho, está intensificando su aumento”, informó.
“Esto terminó compensando una caída en la inversión bruta fija, que tuvo un desempeño muy negativo y bajó cerca de un 8% interanual, porque se apagan lo que son las inversiones de UPM II y Ferrocarril Central. Y el sector externo, la contribución fue negativa porque las exportaciones cayeron 6% frente al segundo trimestre del 2022, cuando estábamos en esos niveles de exportación récord, y al mismo tiempo las importaciones volvieron a tener un aumento fuerte, esta vez de casi 8%. Acá es bueno tener presente cómo pega lo que es el gasto en el exterior en las estadísticas, pensando sobre todo el gasto en Argentina por esta situación diferencial de precios. Si bien el consumo privado se aceleró, algo esperado con la recuperación de los ingresos, no todo ese gasto se derrama en el país y una parte relevante se está desviado a Argentina y eso queda como exportaciones de turismo. Por eso, más allá de lo que es el golpe en el comercio mayorista, tampoco vimos un buen desempeño en el resto de la actividad comercial”, acotó
Finalmente, para cerrar, la economista fue consultada sobre cómo espera el cierre del año. Allí, destacó que si bien llamó la atención la caída puntual del trimestre, en el conjunto de la primera mitad del año se llega a un nivel de actividad parecido al que esperaban antes de la publicación, así que las proyecciones no variaron demasiado.
Dicho esto, sostuvo que esperan un crecimiento de 0,5% del PIB para el promedio del 2023, un desempeño bastante negativo respecto a las estimaciones que se habían hecho tiempo atrás, cuando la sequía no se había prolongado tanto.
Esta cifra, dijo, no “luce tan positiva”, pero subrayó que en su cadencia está suponiendo que la segunda mitad del 2023 “tiene que ser de crecimiento” y de relativa importancia. “Con nuestro pronóstico, el cierre de 2023 sería un 2,5% más alto que el del cierre del 2022”, concluyó.