En diciembre de 2024, el Bitcoin, la criptomoneda más famosa del mundo, alcanzó su máximo valor en la historia: US$ 100.000. Este incremento ha sido impulsado por recientes declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que prometió convertir a su país en la “capital mundial de las criptomonedas”.
El libro Economías circulares del Bitcoin, escrito por Gabriel Kurman e Ivan Kaleja, cofundadores de la ONG Bitcoin for Humanity, recoge ejemplos de comunidades que ya adoptaron este activo como moneda de cambio.
Kaleja dijo que la organización surgió con la idea principal de identificar “proyectos sociales que con tecnologías descentralizadas generaban algún impacto social”. “En los últimos años ya nos definimos por Bitcoin porque vimos que al final era la mejor herramienta de inclusión financiera y social”, afirmó en entrevista con En perspectiva.
Una de las principales características de esta moneda virtual es su fuerte volatilidad. En diciembre alcanzó su pico máximo, pero en enero de 2024 el valor se situaba en poco menos de US$ 40.000.
“Su precio siempre va a ir para arriba pero con altibajos, que son sobre todo como resultado de hechos o noticias como la caída de FTX, que era uno de los exchange más grandes del mundo. Bitcoin está expuesto a este tipo de noticias y su precio fluctúa, pero más que nada el precio está regido a compra-venta”, aseguró Kaleja.
“Hoy todo el mundo sabe lo que es Bitcoin, pero la información está limitada a las noticias y todo el mundo lo asocia a especulación o estafas. Si uno estudia bien el Bitcoin se da cuenta de que es una herramienta súper potente con muchísimas posibilidades para convertirse en el mayor guardado de valor”, agregó.
Kaleja indicó que esta criptomoneda, a diferencia de distintas monedas emitidas por los bancos centrales de los países, tiene un efecto “deflacionario”. “Los papelitos se emiten constantemente sin ningún respaldo y sin ninguna lógica, simplemente necesitan más dinero y lo imprimen y es lo que genera la inflación. En Bitcoin no pasa esto, es todo lo contrario”, sostuvo.
A su vez, dijo que en el libro Economías circulares del Bitcoin se incluyen ejemplos de comunidades, identificadas en América Latina y África, que adoptaron esta moneda como un “sistema de pagos”.
“Esa gente sí utiliza absolutamente mínimas fracciones de Bitcoin como sistema de pago, porque cobran por café, por comidas, por servicios; todo se paga en Bitcoin. Son los lugares más pobres de la Tierra, la gente vive en lugares marginados y en estado de vulnerabilidad. Esta gente utiliza Bitcoin como una herramienta de inclusión financiera”, soslayó.
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Para el resto del mundo es simplemente la costa del mar
Lo que si es cierto es que hay dos departamentos más al Este que Rocha > quizá el sol de la patria salga por Cerro Largo