El resultado de las elecciones internas de este domingo confirmó como candidatos presidenciales a Yamandú Orsi en el Frente Amplio (FA), a Álvaro Delgado en el Partido Nacional (PN) y a Andrés Ojeda en el Partido Colorado (PC).
En la instancia sufragaron 986.829 personas, lo que equivale al 35,67% del padrón electoral, la participación más baja desde 1999, cuando se estrenó el actual sistema, y cuatro puntos menos que el registro de 2019.
Sobre esto se habló en la mesa de análisis político postelectoral de En perspectiva, con Fernanda Boidi, Antonio Cardarello, Daniel Chasquetti y Adolfo Garcé.
Sobre la baja participación, Boidi apuntó a que “hay que relativizarlo”. “Son elecciones internas de los partidos, o sea, comparativamente es participación alta, que tiende a estabilizarse, si se quiere”, señaló.
Para la politóloga, no se puede “hablar de una tendencia decreciente en la participación”, porque la elección previa (2019) no había sido la más baja históricamente, sino que lo fue la de 2014.
“Dejando de lado los factores externos, como el frío, la Copa América, las vacaciones de julio, cuando pensamos en la competencia, una característica que se pone sobre la mesa es qué tan atractiva es la competencia, o si está laudada la competencia o no”, manifestó, y agregó que “si los electores ven que tienen chance de incidir” en la interna eso la vuelve “más atractiva”.
Yendo al caso puntual de la elección de este domingo, “esto ha sido válido para algunos partidos y para otros no”.
Entonces, habló de la baja participación y la incertidumbre previa sobre la interna del Partido Colorado, en el que no se sabía a ciencia cierta quién iba a ganar.
Su colega Adolfo Fito Garcé discrepó un tanto con Boidi, y apuntó a que durante la campaña se hablaba del “poco interés”. “Yo no puedo dejar de leer el número de ayer [por el domingo] como un corolario natural de eso”, mencionó.
“Yo prendería una luz amarilla respecto al interés de la ciudadanía en la política. Sin exagerar, no lo tomaría a ligera. Lo que pasó ayer, diría que da para reflexionar”, amplió.
Antonio Cardarello respaldó la noción de que ya se “veía que la participación podía ser baja”.
“Me pregunto si no sería tiempo de rever el tiempo en que se celebran las internas: acortar un poco el calendario electoral de las elecciones nacionales podría ser un buen estímulo”, consideró.
“Para mí, lo ideal sería que fueran en setiembre”, planteó. Su propuesta fue un poco más allá, y apuntó a “hacer como hace Brasil en la primera vuelta, que es el primer domingo de octubre, y, en caso de haber balotaje, es el último domingo de octubre, o sea, en el mismo mes se resuelve”.
Para Boidi, “las internas son una especie de híbrido”. “Por no decirle Frankenstein”, acotó. Recordó, a su vez, que “la introducción de este sistema de selección de candidatos responde a una demanda de mayor democracia interna en los partidos”, que valoró como “bien fundamentada”.
“Lo que permiten las elecciones internas es que cualquiera pueda aspirar a ser el candidato único del partido”, sumó.
Si bien admitió que “en la práctica no cualquiera puede ser el candidato único del partido”, manifestó que se ha visto que “es posible que eso se dé”. En este punto ejemplificó con la candidatura de Ojeda en el PC.
Daniel Chasquetti, por su parte, “un poquito menor”, que “para nada” le encendió luces amarillas.
“Lo que hubo fue una baja participación del partido de gobierno, de vuelta. Le pasaba al Frente Amplio, ahora le pasó al Partido Nacional”, analizó, y dijo que “habrá que estudiar” por qué el PN tuvo 100.000 votos menos que en 2019.
A Chasquetti no le parece mal “perder un año en esto” cuando, según su visión, Uruguay tiene “un período de gobierno larguísimo. “En la mayoría de las democracias del mundo la media son cuatro años, y dedican algún tiempo de esos cuatro años a hacer elecciones”, planteó.
Otro factor que puso sobre la mesa Cardarello, y que podría explicar la baja participación, fue la reducción en la cantidad de votos en los partidos más chicos. “Si vemos la suma de todos los partidos fuera de los tres grandes lemas, es bastante inferior a la de la elección pasada”, dijo, y ejemplificó con la reducción “drástica” en la votación en Cabildo Abierto.
“Para los partidos que no tienen competencia y que cuentan con recursos escasos, participar a la interna es una cosa complicada”, expresó.
Participación en el FA
En el Frente Amplio votaron 410.282 personas, 70% más que en las internas de 2019, en un resultado que fue mejor que las expectativas de la izquierda, y que logró superar de ese modo dos caídas consecutivas.
Allí, el triunfo fue para Orsi, que obtuvo el 59% de los votos, seguido de Carolina Cosse, que recibió el 38%, y de Andrés Lima, que logró el 3%.
Luego de una breve reunión de la Mesa Política, en un estrado montado en la calle Colonia frente a la sede del Frente Amplio, Yamandú Orsi anunció a Cosse como su compañera de fórmula.
“El Frente Amplio ayer hizo todo bien. Tuvo una votación extraordinaria, por encima de lo que se podía esperar”, manifestó Garcé.
También consideró que fueron buenas prácticas el anuncio rápido de la fórmula, y que la integraran el primero y la segunda más votados.
Chasquetti dijo sobre la interna del FA que la votación “es el premio por haber tenido la capacidad de activar las estructuras a lo largo del país”.
Por su parte, Cardarello dijo que esto implicó “un crecimiento fuerte” de la participación en Montevideo y Canelones. “Si bien si uno ve las tazas de participación por departamento, no son los departamentos que más participaron, pero Montevideo y Canelones eran sustanciales para que el FA tuviera una buena votación, y lo lograron”, apuntó.
Boidi dijo que para el Frente Amplio la campaña “exitosa hacia la interna” es “el primer escalón de lo que debería ser la campaña hacia las nacionales”. “Porque solo con los simpatizantes o votos del Frente Amplio no se gana una elección nacional”, amplió.
Los cuatro politólogos coincidieron en destacar el trabajo de las encuestadoras que, previo a la interna, manejaban porcentajes similares a los que se terminaron dando en el FA y el PN.