Miles de personas desesperadas por huir de Afganistán desataron el caos este lunes en el aeropuerto de Kabul, intentando abordar vuelos de repatriación en el primer día del país bajo el control de los talibanes, después de que el propio presidente afgano, Ashra Ghani, huyera ayer en secreto.
La marea de gente comenzó a llegar desde anoche al aeropuerto internacional Hamid Karzai, en la capital afgana, con muchos de ellos sin ni siquiera documentos de viaje o visado, dejando imágenes angustiantes, después de que los talibanes entraran en la ciudad culminando su victoria final tras dos décadas de guerra.
La mayoría son personas comunes que se apresuraron al aeropuerto llevados por la idea de que Estados Unidos, que está evacuando a su personal en el país, va a sacar a los afganos, dijo a Efe un funcionario del aeropuerto, que pidió el anonimato.
Sobre este tema habló este lunes en el programa En Perspectiva, emitido por Radiomundo, Rodrigo Melgar, Licenciado en Relaciones Internacionales que está cursando una maestría en conflicto global en la era moderna.
Melgar comentó que "es muy relevante pensar que la vuelta al gobierno en ese país de los talibanes, que ampararon en su momento a terroristas, podría significar el comienzo de una nueva era de inestabilidad política para occidente como un todo". El analista señaló que "Afganistán está en una confluencia de imperios que históricamente fue parte de la Ruta de la Seda histórica conectada a China con Europa y es importante en el corredor de la nueva Ruta de la Seda que está planificando China y como conexión para comercio exterior mundial actual entre Lejano Oriente y Occidente", agregó.
Además, comentó que el país tiene 36 millones de habitantes y un PBI per cápita muy bajo. "Es un país sumamente montañosa, con poca tierra habitable, esa área engaña porque no es toda tierra aprovechable", expresó. Melgar sostuvo que, por un lado, "la ocupación de Estados Unidos a Afganistán llevó a la muerte de (Osama) bin Laden y durante los años que duró la ocupación logró dejar fuera de combate a Al Qaeda, que no es nada menor. Sin embargo, hubo un fracaso rotundo de la política de ´Corazones y mentes´ que practicó Estados Unidos, el afán de ganarse el apoyo del civil promedio afgano".
Melgar señaló que "hay un momento donde es bastante oneroso económicamente y políticamente para el establishment mantener esa ocupación". "822 mil millones si no contamos la operación en Pakistán y 978 mil si contamos las operaciones que han hecho en Pakistán", agregó. En ese sentido, Melgar comentó que la administración de Joe Biden "continúa" con el camino de Donald Trump, de retirar las tropas, pero lo que los lleva a esto "son caminos muy distintos".
"La administración Trump lo hace de la mano de esa política de priorizar el frente interno, el desarrollo del PBI nacional, no inmiscuirse en aventuras lejanas, que, según la doctrina de Trump, no conducían a nada. La administración Biden lo hace bajo otro paradigma, hay que recordar que cuando Biden era vicepresidenta había consejo de desescalar la guerra de Afganistán, donde prevaleció (Barack) Obama por ser el presidente. Biden ahora estando en la cabeza puede implementar esa política que en aquel momento auspiciaba, que era el retiro de Afganistán, pero por distintos paradigmas que Trump", añadió. Melgar opinó que Trump intentaba "priorizar el frente interno" y Biden creía que "la aventura afgana" había culminado y "no hay una necesidad moral de continuar su presencia en el exterior".
El analista dijo que "a fines del año pasado se decía que esto iba a durar quizás años" y "algunos hablaban del nacimiento de una pluralidad de estados". "El 13 de agosto decían que en 90 días habría una guerra civil que culminaría antes de fin de año" y "hoy sabemos que ningún pronóstico fue acertado, porque ningún analista consideró el grado de ruptura moral que iba a haber en las filas del ejército nacional afgano".
Por otro lado, Melgar comentó que "cuando los talibanes fueron apoderándose de los destacamentos aislados de soldados que se iban rindiendo lo hacían con armas provistas por Estados Unidos. Hay fotos que están circulando de talibanes con armas americanas que subrayan el triunfalismo que los está apoderando y el hecho de que se hicieron con ese equipamiento de primera para continuar la ofensiva".
Consultado sobre cómo queda parado EE. UU. en este contexto, el analista comentó que es "bastante unánime la opinión de que había una responsabilidad moral de estar ahí y no haberse replegado con el desorden y la rapidez que lo hicieron". "Esto va a dar lugar a una ola de represalias significativas y va a radicar toda esa clase política, civil, portadora de la conciencia cívica que EE. UU. quiso implementar. No va a prosperar una conciencia cívica racional, según nuestros parámetros occidentales, y va a primar una idea más fundamentalista. Esta clase de política no pudo evacuar el país, no tuvo manera de perdurar de cara a este avance tan rápido, vertiginoso", señaló.
Sobre este punto, Melgar dijo que la credibilidad de EE. UU. queda "muy mermada porque en realidad hay una responsabilidad de cuando te inmiscuís en una guerra de este calibre y estás tantas décadas ahí". "Es responsabilidad para con el votante, público interno, de no haber mal gastado esos recursos y años innecesariamente, y aparte con quienes apoyaron en el campo. Es una muy mala huella en el prontuario político internacional de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y los Estados Unidos", aseguró.
Con respecto a cómo impactaría esto en China, Melgar señaló que "a China le beneficia que haya un gobierno estable" en Afganistán y "tener un interlocutor definido para el cual pautar y pactar". "A China no le beneficia la existencia de un gobierno islámico fundamentalista", aseguró y dijo que "es un país que necesita empezar a consolidar los lazos con la administración entrante (de EE. UU.) y no va a querer quedar mal parada de cara a la avanzada talibana".