El próximo sábado 1° de marzo de 2025, día de la asunción presidencial de Yamandú Orsi, se cumplirán 40 años de la toma de posesión de Julio María Sanguinetti, luego del período de 12 años (1973-1985) en el que el país fue conducido por un gobierno de facto.
En su discurso ante la Asamblea General, el líder del Partido Colorado dijo: “Es la hora de que busquemos no sólo la superación de la situación de dictadura que estamos superando en este mismo instante, sino de que luchemos también por esos tiempos de reencuentro que tienen que venir, que son nuestra única arma y única fortaleza”.
El historiador José Rilla rememoró aquel momento y dijo que fue un “acontecimiento en el sentido más literal”. “En ese 1° de marzo se resume toda una historia. Dentro de ese 1° de marzo hay una cantidad de cosas de las que luego vamos a ver y vamos a experimentar”, dijo en entrevista con En perspectiva.
“Fue una fiesta cívica llena de prudencia. Uruguay se había desacostumbrado a moverse libremente, incluso a moverse por la calle; durante mucho tiempo desconfiábamos de quien teníamos al lado”, agregó.
Rilla recordó que, en ese momento, la libertad “se transformaba en una suerte de experiencia”. “Tenía mucho de cosas físicas: estar con el otro, ver con el otro, ver en vivo y en directo a quienes hasta ese momento habían sido vedados. Para todos era una cosa muy importante”, señaló.
El mismo 1° de marzo de 1985, Sanguinetti firmó resoluciones de peso: la legalización del Partido Comunista, de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), del Teatro El Galpón, y pocos días después se aprobó una ley para restituir a los funcionarios públicos que habían sido despedidos durante el período dictatorial.
“Todo eso se hizo en muy poco tiempo. A mediados de año, se hablaba de ‘asunción’ y no de ‘transmisión del mando’. No se hablaba de ‘transmisión del mando’ porque había una zona de fuerte ilegitimidad entre el gobierno que se iba y el gobierno que llegaba”, manifestó Rilla.
A su vez, recordó que Sanguinetti escribió un discurso que “hablaba mucho de Uruguay, pero que también hablaba mucho de él”. “Es un discurso muy interesante que pronunció sin leer, como más o menos estamos habituados a escucharlo. Según lo cuenta él, resuelve no leer a pesar de que estaba llegando con mucho cansancio, fatiga y con mucha preocupación”, añadió.